COVID-19, o coronavirus, no solo es una pandemia que está afectando la salud de la población mundial si no que está dejando al descubierto las falencias de los sistemas de salud y principalmente del sistema político en general. En la mayoría de los países, incluso del llamado primer mundo, se subestimó el alcance de dicho virus del cual aún conocemos poco.
Hoy, países de todos los continentes tienen casos de COVID-19 y estos aumentan permanentemente. La mayoría comenzaron declarando la cuarentena para aquellas personas que habían viajado a los países de riesgo pero luego el virus comenzó a propagarse y al día de hoy, son muchos los que están solicitando a la población en general no solo que tome los recaudos necesarios para evitar contagios si no que se están cerrando las instituciones y eventos con grandes flujos de circulación como escuelas, transporte público, recitales, entre otros. Hoy, el mundo se está frenando ante una pandemia que apenas comienza y amenaza con golpear fuertemente a la economía mundial.
Cada una de las consecuencias que genera el virus en el comportamiento social podría analizarse desde distintas aristas. Sin embargo, en esta oportunidad me parece importante que comencemos evaluando el posible impacto que puede generar en la educación y la ventana que se abre para nosotros, los argentinos, ante la posibilidad de poder pensar, en serio, y de una vez por todas, algunos de los desafíos que tiene por delante nuestro sistema educativo en pos de ser inclusivo, integrador y con capacidad de respuesta.
Esta vez no será la discusión salarial docente si no una pandemia la que dejará sin clases a los chicos de todo el país durante, al menos, quince días. El mayor inconveniente aquí es que la Argentina está en desventaja frente a otros países del mundo que aunque decidan suspender sus clases, los chicos están estudiando desde sus casas recibiendo clases virtuales.
Tenemos, entonces, un enorme desafío por delante y esta emergencia sanitaria nos da la oportunidad de pensar y comenzar a actuar en consecuencia. ¿Están nuestras escuelas, nuestro sistema educativo, preparadas para pensar en nuevas formas de enseñanza? ¿Es posible que el sistema se adapte a las nuevas tecnologías teniendo en cuenta que los niños, niñas y adolescentes de hoy son nativos digitales y es imprescindible aggiornar nuestros métodos de enseñanza a las necesidades del presente? ¿Cuentan nuestros docentes con la formación necesaria para implementar dichos nuevos métodos y herramientas? Sin dudas se abren muchos interrogantes pero podemos aproximarnos al menos, a comenzar la discusión.
Pensar en la educación desde la innovación es pensar en reducir desigualdades garantizando estándares (más allá que las decisiones pasen por las provincias, existe el Consejo Federal de Educación para delinear políticas comunes). Bien sabemos que los jóvenes de hoy debemos prepararnos para los trabajos y carreras del futuro sin embargo, no podremos hacerlo sosteniendo un sistema educativo pensado en el siglo pasado.
Garantizar calidad e innovación utilizando la tecnología digital que tenemos a disposición. Las redes sociales, plataformas virtuales, foros. Hoy, se calcula que hay dos celulares por argentino, aproximadamente, ¿por qué no pensamos entonces en el celular como una herramienta con la cual poder aprender, formarnos y por ende, como una herramienta de empoderamiento? De eso se trata, innovación y calidad para una educación que nos de oportunidades a todos por igual.
Las universidades públicas están avanzando, poco a poco, en generar propuestas de estas características teniendo en cuenta también que son las plataformas virtuales las que están creciendo exponencialmente debido a que la gente, jóvenes y no tanto, las eligen porque estas significan una oportunidad de poder trabajar y estudiar muchas veces, cosa que se dificulta con la modalidad presencial.
Hace poco se conoció el caso de un profesor de matemáticas que tiene más de un millón y medio de suscriptores en YouTube y él mismo aseguró: “internet es el futuro de la docencia y los maestros van a ser creadores de contenido. La tarea docente no será escribir en una pizarra y que los estudiantes tomen nota. Los chicos de hoy son visuales”. Internet debe ser una herramienta para adquirir conocimiento y que los chicos sepan cómo procesar esa información, no debemos temerle si no amigarnos.
Como afirma Danya Tavela “las herramientas virtuales son herramientas que no pueden reemplazar al docente ni el rol social de la escuela, pero sin duda hoy representan una posibilidad concreta para seguir los procesos formativos de niños, jóvenes y adultos durante esta emergencia sanitaria, y nos van a permitir ganar experiencia para que estas herramientas contribuyan a la transformación”.
Me atreví a dejar estos disparadores porque definitivamente creo que es momento que tomemos este tema en agenda y así, ninguna pandemia dejaría sin clases a nuestros chicos porque podrían continuar con sus estudios desde sus casas. Por supuesto que además vivimos en un país donde no toda la población puede acceder a internet o las nuevas tecnologías, quizás ese sea el primer desafío pero, por algún lado debemos empezar
Josefina Medina