«Había pasado un tiempo desde que salió de Egipto expulsado por traidor. Había atravesado el ardiente y temible desierto cuando consiguió paz y sabiduría en la tienda de Jetro.Pero a pesar de esa tranquilidad que lo gobernaba un fuego interno clamaba por justicia. No entendía como el Sr se olvido de su pueblo en manos del faraón amargándolos con el yugo de la esclavitud.El porque tuvo muchas aristas y El fue a buscar la verdad. Y en la cumbre del monte encontró la respuesta El resplandor de la zarza ardiente perforaba sus entrañas y la luz de sus ojos contemplaban el brillo eterno del altísimo. Sus sandalias salieron de sus pies y sus rodillas prestas a incarse ante el poder del Sr.»Yo soy tu Ds. el Ds de Abraham, de Isaac y de Jacob.»Esa voz trasformaba su semblante en temor reverencial Y de su silencio el hombre le hablo al espíritu: «Oye Sr el clamor de mi pueblo prisionero del faraón en Egipto «Fue entonces que sus oídos escucharon lo que quería oír y era la palabra de Ds»He oído los gritos de mi pueblo por obra del faraón y el látigo de sus capataces y es por eso que te enviaré a Ti a sacarlos de Egipto y traerlos a esta montaña donde me rendirán culto. Aquí les daré mis leyes y los conduciré a la tierra que le prometí a sus antepasados.»Esas palabras, calaron hondo en el espíritu y el corazón de quien fuera príncipe de Egipto a un simple pastor.Y bajó envuelto en sabiduría y esplendor y con su cayado convertido en cetro a enfrentarse ante un imperio .Un nueva nueva vida les fue asignada. Una nueva tierra los esperaba y esa libertad tan soñada que se transformó en verdad .Una verdad palpable de esa constante plegaria »
Diego Weinstein