Leviticus 12:1 – 15:33
La responsabilidad del victimario
Estas dos parashot contienen, casi en su totalidad, descripciones de afecciones dermatológicas. La tradición de Israel interpretó estas enfermedades de manera simbólica. Las enfermedades de la piel serían síntomas externos de cuestiones morales como, por ejemplo, castigos a raíz de la utilización hiriente del lenguaje y la palabra.
El seguimiento de los versículos de la Torá, que a primera vista parecerían funcionar sólo como un catálogo de enfermedades y su respectivo proceso de curación, nos devela procesos psico-sociales profundos.
Hacia el final del capítulo 13 de Levítico, leemos: “En cuanto al leproso, el que tiene la llaga, portará las ropas descocidas y su cabeza estará descubierta y hasta el bigote habrá de cubrirse, e ¡Impuro! ¡Impuro! habrá de proclamar” (13:45). El proceso de purificación de la lepra requiere del reconocimiento del leproso de su situación. La base sobre la cual se produce la curación es la toma de responsabilidad social, la proclamación, ante todos los que lo rodean, que ese es el estado de situación. No es… ‘no lo sabía’… ‘les parece algo que no es’…o ‘miren también a los demás leprosos’.
Si compartimos la tendencia rabínica de asociar la lepra con alguna falta moral, vemos que la Torá requiere, en primera instancia, la aceptación pública de la falta. Pero, en segunda instancia, la Torá le exige a la sociedad una respuesta adecuada a ese reconocimiento. Todos podrían quedarse observando compasiva y pasivamente lo que ocurre con el leproso.
Sin embargo, el Talmud Babilónico aconseja que la respuesta al dramático auto-reconocimiento debe ser de solidaridad social: “La enseñanza que se extrae es la siguiente: “Y proclamara Impuro, Impuro! – Tiene que anunciar públicamente su desgracia, para que la gente rece por él.” (Moed Katan 5a). Rezar por él es también hacer por él. En este caso, y ante la posibilidad de contagio, el cohen es el enviado social encargado de tratamiento médico y humanitario.
El proceso de reconocimiento público del pecado y la posterior solidaridad social no deben confundir acerca de cuál es el paso más importante de la etapa de arrepentimiento. El versículo 46 nos describe lo que ocurre luego del reconocimiento: “Todos los días que la llaga esté en él, será impuro; impuro es, aislado permanecerá; fuera del campamento tendrá su morada”.
El comentarista bíblico Seforno (Italia 1475-1550) nos dice que este paso, el aislamiento, es la inevitable situación de introspección que debe pasar todo aquel que desee arrepentirse. En caso contrario, la Torá nos estaría hablando sólo de un ritual externo sin contenido ni cambio real.
La grandeza de nuestra Torá reside en que, como fuente de sabiduría, se puede aprender de ella cosas importantes, incluso en las cuestiones más inverosímiles.
Rabino Ari Bursztein
Decano de Asuntos Académicos
Seminario Rabínico Latinoamericano