Este año celebraremos Iom Haatmautz – Día de la Independencia del Estado de Israel – a través de WhatsApp y Zoom, términos que en 1948 hubieran parecido códigos de servicios secretos de inteligencia.
De la misma manera lo hicimos en Pésaj, reunidos con familia y amigos por medio de una pantalla. Todo inimaginable pero visto en ciencia ficción como predicciones futurológicas. Así los medios de comunicación y la tecnología de avanzada han logrado que estemos unidos a pesar de estar lejos y aislados, pudiendo festejar un año más de la creación del Estado de Israel.
Todo esto me hizo imaginar que si Teodoro Hertzl, por ejemplo, hubiera tenido celular e Internet, la difusión de su postura sobre el sionismo político hubiera posibilitado, tal vez, la creación del Estado Judío antes del Holocausto.
Sólo el telégrafo y su código morse eran la vía rápida de mensajes a corta y larga distancia, el teléfono un lujo para pocos y las novelas de Julio Verne como sus obras “La vuelta al mundo en ochenta días”, “Veinte mil leguas de viaje submarino” o “Viaje al centro de la Tierra” parecían aventuras fantásticas de un escritor. Y Teodoro Hertzl fue un personaje real más de esas fantasías descomunales cuando realizó viajes para conseguir el apoyo internacional junto a la organización del Primer y Segundo Congreso Sionista Mundial, para difundir la necesidad del pueblo judío de volver a su tierra ancestral.
La inmediatez de las llamadas y mensajes de hoy hubieran alertado a Europa Occidental del antisemitismo de Europa Oriental y de la necesidad de no seguir siendo sólo tolerados sino ciudadanos en un Estado propio.
Teodoro Hertzl munido de un celular, escribiendo a los judíos del mundo su propuesta luego de haber presenciado como periodista la degradación del capitán judío francés Alfred Deyfus, en París, hubiera sido un reguero de pólvora para el asimilacionismo. Esa terrible experiencia, en un país como Francia con una política liberal, lo convenció de que los judíos debían transformarse en nacionalistas ante el antisemitismo reinante por doquier. Y si los Congresos de Basilea hubieran sido transmitidos por televisión, su famosa frase “Si lo queréis no será una leyenda” hubiera acelerado, tal vez, el retorno a Sion.
Un escrito, un apretar una tecla, una cámara, una dispersión por el mundo judío, una alerta para reaccionar y convertirse en sionistas, un movimiento en marcha y la aliá masiva hubieran acelerado la salvación de millones de judíos para defenderse del odio por el derecho de ser judíos libres.
Y si bien él no pudo ver el Estado Judío con sus propios ojos, su espíritu sigue presente con su nombre en cientos de lugares para honrarlo.
¡Gracias Teodoro Hertzl por haber sido un visionario, un profeta en el siglo.
Por Martha Wolff