Datos a través del sonido: La nueva tecnología israelí

Para Sonarax la llegada del Covid-19 despertó la era del ultrasonido. La start-up israelí basada en Haifa y dedicada a la conectividad ultrasónica ofrece al mercado soluciones que permiten que los aparatos se comuniquen entre sí, intercambiando órdenes e información, no solamente cifrada, sino inaudible para el oído humano y hasta para los perros.

¿Y cuáles aparatos y dispositivos estarían disponibles para esta nueva tecnología? Pues todos aquellos que posean micrófono y parlante, lo que convierte a su teléfono inteligente en una versátil herramienta que aún no conoce todo su potencial.

¿Y qué tiene que ver este tipo de tecnología con la crisis generada por el coronavirus? Imagínese que entra a un ascensor y en vez de tocar los botones exponiéndose al contagio viral usa su teléfono inteligente para indicarle al ascensor a qué piso se dirige. 
Sonarax logrará convertir su celular en un omni-control remoto para manejar una infinidad de aparatos que hayan sido compatibilizados con esta tecnología. Sin tocar nada.

Otras aplicaciones con las que Sonarax puede ayudar durante esta crisis, que nos ha impuesto una «nueva normalidad», son la verificación de asistencia, la verificación de distancia social, tiempo de reuniones con otros, intercambio remoto de información o data, control de accesos y hasta pagos, no solamente a través del software compatible con los sistemas operativos Android, Windows y Apple, sino a través del hardware que pudiera ser necesario y que permite una novedosa variación de la Internet de las Cosas y su miríada de aplicaciones en las empresas, arenas deportivas, tiendas, espectáculos, entre muchas otras.

Entre las ventajas de la comunicación ultrasónica está la no dependencia de redes tradicionales, como el wifi o el bluetooth, a las que el ultrasonido supera en precisión, seguridad, privacidad y eficiencia de costos, cualidades que los promotores no dejan de enfatizar, además de agregar que el ultrasonido es más «verde», toda vez que no hay contaminación con ondas de radio.

En lo que respecta a la seguridad, la data manejada no pasa por ningún servidor [blanco favorito de hackers y ladrones de datos] sino que se transmite herméticamente de dispositivo a dispositivo.

Por otra parte, al contrario de las ondas de radiofrecuencia que logran atravesar paredes, las ondas de ultrasonido pueden ser confinadas a ambientes determinados y evitar así su filtración hacia ambientes indeseados o no controlados.

En el caso de la detección de personas positivas para Covid-19, el wifi o el bluetooth se activan aunque la persona se encuentre en la habitación de al lado, al otro lado de la pared, generando alarmas innecesarias, mientras que con el ultrasonido la precisión de distancias es bastante mayor y pudiera ser tan pequeña como 30 cm.

Sonarax también puede ayudar a determinar la duración de los encuentros con otras personas, manteniéndolas dentro de un rango determinado de seguridad.

Si usted nació en los años 60 seguramente recordará al abuelo del control remoto de la TV, que con un chasquido activaba el selector de canales y con el siguiente lo detenía al llegar al canal de su preferencia. 
El sistema de Sonarax se basa en el mismo principio, pero con las ventajas que trajo consigo la tecnología de avanzada del siglo XXI.

La página web de Sonarax, que proclama como lema «Data Over Sound» [datos a través del sonido], ofrece un demo en vivo para que cualquier persona interesada experimente y compruebe el funcionamiento del sistema. 
Al bajar la aplicación del demo a su teléfono inteligente logrará ordenar con este una rutina en vivo a su propio computador. Solamente hay que estar seguro de que tanto el micrófono como las cornetas de ambos dispositivos funcionan bien para que logren comunicarse entre ellos

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