Una segunda oleada de langostas del desierto amenaza al África oriental con estimaciones de que serán 20 veces peores que la plaga que descendió hace dos meses.
Las langostas representan “una amenaza extremadamente alarmante y sin precedentes” para la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia, según la ONU. Un enjambre de poco más de un tercio de milla cuadrada puede comer la misma cantidad de alimentos en un día que 35.000 personas.
Esta segunda invasión desde las zonas de cría en Somalia incluye más adultos jóvenes que son especialmente voraces comedores.
En su última actualización de vigilancia de langostas, la ONU dijo que la situación era “extremadamente alarmante” ya que se está formando un número cada vez mayor de nuevos enjambres en el norte y centro de Kenia, Etiopía y Somalia.
Uganda informó la semana pasada de la llegada de dos enjambres procedentes de la vecina Kenia, lo que desestabiliza aún más la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de la población en el este y el norte del país. Los insectos siguen las lluvias de primavera, buscando cultivos emergentes y otra vegetación.
Hellen Adoa, ministra del departamento de agricultura de Uganda, dijo en referencia a la plaga de langoostas: “Esto es muy activo, destructivo y nos preocupa que haya llegado en el momento del cierre. Estamos un poco abrumados”.
“En el momento en que llegan a un lugar lo primero que hacen es comer cualquier cosa verde. Han destruido campos de cultivos y vegetación”, dijo.
Las autoridades kenianas han dicho que las medidas enérgicas contra el coronavirus han ralentizado los esfuerzos para luchar contra la infestación, ya que cruzar las fronteras se ha vuelto más difícil y las entregas de plaguicidas se retrasan. La fumigación aérea es el único medio eficaz de controlar a las langostas, pero se han presentado quejas de que los plaguicidas están afectando al ganado.
En febrero, ocho países de África oriental sufrieron el peor brote en 70 años, agravado por el cambio climático y la guerra en Yemen.
Los insectos pueden viajar alrededor de 90 millas al día y comer su propio peso corporal en los cultivos.
El primer enjambre vio más de 25 millones de hectáreas de tierras de cultivo en Etiopía, Kenia y Somalia destruidas, según Bloomberg.
Se espera que las condiciones climáticas sean favorables para la cría de langostas en los próximos tres meses. En este momento hay 18 enjambres en Kenia. Los gobiernos regionales han pedido ayuda financiera, pero con la atención casi totalmente consumida por la pandemia del covid-19, las langostas han caído en la lista de prioridades.
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