Presentamos un artículo escrito por el director teatral y relator de la vida judía en Argentina, Daniel Teveles. Si bien, dado su origen judío, se puede advertir la «peculiar» visión de la Historia ofrecida por el, la información proporcionada resulta un documento cronológico valioso y muy significativo a la hora de analizar el efecto que ha producido en la Argentina, la llegada de estos «singulares» inmigrantes a través de los siglos. A los efectos de darle objetividad a la crónica, hemos adicionado a la misma, artículos, informes, fotografías y opiniones de nuestra redacción, que creemos, resultarán fundamentales para una mayor y más acabada comprensión de este hito tan trascendental en la historia de nuestro pueblo.
Inmigración y Orígenes
Se habla siempre del origen del periodo precolombino de los judíos cuando se refieren a los grupos de cultura indígena y las diez tribus perdidas de Israel. Es casi una cuestión mítica. Hay muchas trabajos que son del ámbito de la arqueología. Por cierto, desde que se inventaron los medios de transporte, siempre hubo migraciones y la vía marítima fue una de las que permitió el traslado de esos pueblos en búsqueda de prosperidad y libertad.
Menasseh Ben Israel, nacido en Madeira, Portugal, rabino sefardí, escritor, diplomático y editor, fundó la primera imprenta hebrea en Ámsterdam, en 1626. Basó sus escritos en relatos de Montezinos (Aaron Levi); un criptojudío conquistador, quien cuenta entre otras historias que un aborigen de Colombia le revela pertenecer a la tribu hebrea de Rubén. Cristóbal Colon (*) se refiere en sus cartas a los reyes Católicos al oro de Veragua, (Venezuela) que se extrajo para el templo de Salomón (la Biblia habla de un país llamado Ofir).Hay muchos autores con respecto a esta temática. Todos se basan en los relatos de conquistadores. El primer libro que habla del origen judío de los indios es el Gilbert Genebrard (Cronografía). El Quechua es un de los pueblos indígenas de estas tierras. Hay algunos trabajos que muestran en su vocabulario, palabras derivadas del hebreo. Algunos textos refieren y hacen análisis hasta comparativos. Todas estas hipótesis requieren una investigación más profunda y seria, como por ejemplo encontramos indígenas como los selknam u onas en Tierra del Fuego que hacían ceremonias de iniciación a la vida adulta. Ceremonias que se llamaba hain que también le podemos buscar parangones con el hebreo (hayim es vida, Ayin, es ojo, ambas palabras suenan similar al hebreo).Todo esto es una observación personal a demostrar y es un planteo similar a aquellos autores que refieren al quechua. Por supuesto muchos escritos fueron realizados por clérigos que en su afán de buscar costumbres y rasgos judaizantes hallaron características peculiares y coincidentes con el rito judío. Son fuentes arbitrarias y contradictorias.
Eran ceremonias que celebraban el de pasaje a la vida adulta de los jóvenes (¿bartmitzvah?). La asociación la hice después de leer los estudios hechos recientemente por la canadiense antropóloga sobre los onas, ya fallecida, Anne Chapman. Fotos archivos Museo del Fin del Mundo (Ushuaia).
(*) N de la R: «Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, sólo se guardará el remanente. Estos son el remanente de esa nación que han creído en Cristo.» (Kay Brigham, libro de Cristóbal Colón de las profecías, P. 267). Eso fue lo que dijo el judío mesiánico descendiente de levitas y «descubridor» de América «Moisés Jona» (Colón, Columbo, Coloma, Colombo, Colombi «paloma», la de Israel, lógico). Y aunque se decía creyente católico, Colón era un cripto judío; mantenía sus ritos, origen e identidad en secreto, mientras realizaba sus providenciales descubrimientos para el cumplimiento de «las profecías» y el fomento de la restauración de Israel: “Yo ya he dicho que con el fin de ejecutar la empresa de las Indias no fue la razón, ni las matemáticas, ni los mapas que me beneficiaron, lo que dijo Isaías se realizó plenamente, y esto es lo que quiero escribir aquí con el fin de traer a la mente de su Altezas, y con el fin de que se alegren una a la otra, que yo diré acerca de Jerusalén a través de las mismas autoridades, sobre cuya empresa, si hay alguna fe, se celebrará la victoria por cierto”.
El éxito del “descubrimiento” de América es atribuido hoy al cripto judío Colón de descendencia levita (שlgunos ejemplos de cripto judíos fueron el primer ministro británico Benjamin Disraeli de la Casa Rothschild, Michel de Nostradamus y el mismo inquisidor Tomás de Torquemada, cuyas aparentes conversiones les permitieron acumular grandes cantidades de poder político directa o indirectamente). Con respecto a la financiación, los que intervinieron en favor del “descubridor”, ante la corte de los Reyes Católicos fueron Fray Antonio Marchena, Prior del convento La Rábida, los sacerdotes Juan Perez y Hernando de Talavera y Diego Deza, tutor del Príncipe de Asturias – todos ellos reconocidos “nuevos cristianos”. Su ancla de salvación fue el Escribano de Ración (canciller) y tesorero de la Santa Hermandad, Luis de Santangel y el Tesorero Real, Gabriel Sánchez – ambos judíos conversos. Estos impulsaron el primer viaje de Colon y lo financiaron de su patrimonio privado y no con fondos de la Corona. Colón tenía una gran inclinación a bautizar lugares del Nuevo Mundo con nombres relativos a la cultura judía, ejemplos de esto son: la caleta David, una pequeña bahía en Jamaica; la ensenada San David, en la isla de Granada; la Punta Isaac de la Isla Santa María la Antigua en las pequeñas Antillas; el cabo Salomón, en la isla de Guadalupe y un monte de nombre Sinaí, de la isla de Granada. Un dato extra nos los da el escritor español, Oscar Villar Serrano en su libro “Cristóbal Colón: El secreto mejor guardado” afirmando que la Iglesia Católica retiró su propia propuesta de canonizar al almirante Cristóbal Colón al conocer que “era judío”. La historia “oficial” también dice que “se le debe a él” la popularización del “descubrimiento”, la gloria, y la nueva ruta hacía las “Indias”, pero nada se habla sobre la posibilidad de que Colón tuviera una copia de los mapas astronómicos de Piri Reis trazados sobre piel de gacela que muestran con una precisión, solo comparable a las generadas por satélite, las costas de América, la Antártida y los polos si no estuvieran cubiertos de hielo.
La época colonial fue la gran época de corrientes migratorias, producto de persecuciones religiosas, la América hispánica portuguesa no emancipada, no gozó ni de libertad de culto, ni de conciencia. Durante los últimos años del siglo XV y principios del siglo XVI no hay fuentes fidedignas de los judíos en Argentina. Todo fue muy oscuro y clandestino.
Lo que si se sabe es que muchos de su tripulantes y conquistadores, con seguridad eran judíos (Ej. los hermanos Pinzón). Ya en España desde el siglo XIV, empiezan las persecuciones y la conversión en masa forzada.
Se firma el edicto de expulsión de España de los judíos por la inquisición como fecha máxima de permanencia hasta el 2 de agosto de 1492. Año que partió Colon hacia América. Gran parte de esa población de España emigra a Portugal y países del Mediterráneo. En 1496 se dicta la expulsión de los judíos de Portugal y la conversión forzada de niños judíos menores de 14 años. Regía el libelo de sangre. En 1480, los Reyes Católicos instituyeron en España el tribunal de la Inquisición.
Procuraron conseguir la unidad de la fe y el control civil en todo el imperio. La Inquisición o Santo Oficio se estableció en todo el mundo. Los Estatutos de Limpieza de Sangre son reglamentaciones que impedían, a los conversos y a sus descendientes, ocupar puestos y cargos en diversas instituciones, de carácter religioso, universitario, militar, civil o gremial. Estos conversos estarían limpios de sangre judía recién en la cuarta generación de estos nuevos cristianos. Existían numerosas disposiciones que impedían a los judíos en general, embarcarse hacia el Nuevo Continente. Se les prohíbe cargos administrativos, derecho a la tierra, al estudio, etc. Sólo a algunas cuestiones como el manejo de los impuestos, trabajo y el dinero eran destinados para este grupo. Se produce una gran emigración a América en forma “clandestina”. El Estatuto de “Limpieza de Sangre” imponía que: “ni judíos, ni moros, ni herejes, ni hijo o nieto de quemado, reconciliado o sambenitado podrá ingresar a las Indias”.
En Buenos Aires, la entrada de esos portugueses se hacían con licencias falsas y fueron burladas de diferentes formas, hasta se vendían los árboles genealógicos. Había poco control en la villa por las autoridades de la inquisición en los primeros años. El Alto Perú, es la denominación utilizada tardíamente para referirse a la colonia que constituyó la Provincia de Charcas (hoy Bolivia). Potosí era el destino preciado de estos grupos, por la riqueza en minerales preciosos y una población indígena como mano de obra que iba en aumento, el activo comercio y en particular la agricultura. El Río de la Plata (Argentun) cuyo nombre fue solo una leyenda, porque en ese tiempo, hoy Argentina, sólo había una economía endeble impuesta por el monopolio español y el costo de mercaderías era muy elevado. Por eso muchas veces las autoridades locales, ávidos de comercio, cerraron los ojos y permitieron la entrada de esos inmigrantes comerciantes portugueses. Decir portugués era prácticamente sinónimo de judío. En realidad, en ese momento la provincia argentina de Córdoba fue el principal destino. Alejada de Buenos Aires era una manera más segura de evitar sospechas del pasado hebreo. También Tucumán y luego la aun villa de Buenos Aires, fueron refugios de esos portugueses que huían de España y Portugal unidas (1580-1641).
Muchos de estos judíos conversos llegan de Brasil con quien había un fuerte contrabando. Hasta la primera mitad del siglo XVI, estos cristianos nuevos no fueron molestados. Lamentablemente, hay pocos registros genealógicos de esa época. La Argentina formó parte formal del virreinato del Río de la Plata recién a partir de 1776. Entidad territorial, en poder de España, establecida en la última fase de su periodo en América, por orden del rey Carlos III. Esos territorios integraban lo que en la actualidad son las repúblicas de Argentina, Bolivia, parte sur de Brasil, parte norte de Chile, Paraguay, partes meridionales de Perú y todo Uruguay, así como también las disputadas islas Malvinas.
Pero a partir del establecimiento del Santo Oficio en Lima, México y Cartagena de India (hoy Colombia) entre 1559 y 1610, empiezan las persecuciones en estas tierras. El tribunal de Lima, era el que tenía jurisdicción sobre las tierras que conforman Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia y Uruguay, además del propio Perú.
Los judíos, cambian sus nombres, ocultan sus ritos y costumbres. Lo practican en forma secreta, en muchos casos. La palabra hebrea Anusim, (forzados), o bien Benei anusim («hijos de anusim»), es el término legal rabínico que se aplica a los conversos obligados a dejar el judaísmo contra su voluntad. La única fuente de información de los conversos, es de la que se obtuvo del Santo oficio. Recién se pudo abrir las actas secretas de la Iglesia después de más 100 años de cambios de estructura. Por eso hay tan poca información. Las pocas fuentes judías estaban en Ámsterdam y era justamente, donde los criptojudios ibéricos gozaban de plena libertad.
Los libros y actas de la inquisición les trajeron beneficios a la iglesia católica, en su afán de conversión y asesinato. Pero con el tiempo les fue adverso, porque eran la fuente del origen de estas familias y sobre todo de nobles, aristocráticas y aun integrantes del clero. Ejemplo es el “Libro Verde de Aragón”, algunas copias, que se salvaron del fuego,son testimonios del antepasado judío de estos sectores sociales.
Algunas historias
El 16 de abril de 1614, el Cabildo de Buenos Aires mandó a prisión al maestro Juan Cardoso Pardo, posiblemente uno de los primeros judíos que llegó al Río de la Plata. Un joven maestro de veintidós años, nacido en Lisboa, que fue observado por no enseñar el credo y no rezar con sus alumnos todos los días, como se le había ordenado. Sospechoso de no pertenecer a la fe católica fue preso por orden del Cabildo y debió declarar ante el gobernador. Los judíos, antes de su expulsión, “eran los mejores artesanos, comerciantes y médicos” de España. La presencia de los médicos israelitas en las Indias no pudo haber sido más temprana, ni más simbólica de lo que fue. Porque la primera expedición de Colón llevaba dos galenos hebreos, el cirujano Marcos y el médico Bernal, acusado en 1490 por judaizante. Quiero mencionar personajes a destacar de esa época, judíos, héroes que murieron por defender su identidad a rajatabla como Francisco Maldonado de Silva, Eli el hebreo. Medico e hijo de un cirujano portugués converso Diego Núñez. Nace en Tucumán (hoy Argentina), educado forzadamente dentro del catolicismo. Se circuncida estando en prisión, personalmente con una navaja y tijeras desafiando la prepotente arbitrariedad de los inquisidores. Sostiene a otros acusados de judaizantes que mantengan su fe a toda costa. Sometido a torturas y al hambre muere “relajado” (así se llamaba a los quemados vivos) tras doce años de prisión en 1639.
…Ante el tribunal dice…… Soy judío y si he de jurar, lo haré por el señor D”os de Israel.
Otros personajes de la época fueron Diego de León Pinelo (1608-1671), primera gloria literaria argentina. (N de la R: Vivió en América parte de su infancia y toda su juventud, estudiando con los jesuitas y en la Universidad de San Marcos de Lima. En 1624, el Consejo de Indias le encargó la recopilación de las Leyes de Indias, que habrá terminado diez años después).
Un caso ilustre fue el cristiano nuevo Francisco de Vitoria, dominico y obispo de San Miguel de Tucumán (1577-1589), quien usufructuaba del contrabando de plata de las minas de Potosí a cambio del negocio de esclavos del Brasil. Denunciado ante la Inquisición, se retiró a Madrid, donde murió como cristiano. Su hermano, Diego Pérez de Acosta, se refugió en la comunidad judía de Venecia y murió en Tierra Santa.
El Obispo Francisco de Vitoria había servido en Charcas a un mercader y allí pudo entablar relaciones comerciales, lo que le permitió obtener un permiso para importar esclavos desde el Río de la Plata. No había nada más eficaz contra un enemigo que denunciarlo por ser un no creyente católico. Día de la Industria en la República Argentina, recuerda que ese día, el 2 de septiembre de 1587, la carabela San Antonio zarpó del Riachuelo rumbo a Brasil, llevaba en sus bodegas un cargamento proveniente del Tucumán, fletado por el obispo de esa ciudad, el Fraile Francisco de Vitoria. Se trataba de tejidos y bolsas de harina producidos en la Argentina. Lo notable es que dentro de las inocentes bolsas de harina, viajaban camuflados varios kilos de barras de plata provenientes del Potosí, cuya exportación estaba prohibida. La primera exportación argentina fue de contrabando.
En el auto de fe de 1635 en una provincia argentina (Santiago del Estero) fue quemado vivo el mercader, luego de ser torturado, Juan Acuña de Noronha, apellido converso muy importante sobre todo en Brasil cuya costas lleva este nombre (ver Brasil y Estados Unidos de América, sinagoga Touro, primer sinagoga de Estados Unidos, en New Ámsterdam, símbolo de la libertad religiosa). No olvidemos que esa habilidad por el progreso generaba la envidia de los cristianos nuevos que aprovecharon la posibilidad de acusar de judaizar, como al alférez Juan Rodríguez Estela. Este contrajo enlace con una hija de conquistadores. Fue estanciero portugués rico, propietario de esclavos y sospechoso de judaizar. Motivo por el cual fue acusado y enviado a prisión.
La Inquisición no sólo se dedicó a buscar herejes judíos, sino que encubrió, a la vez, con la excusa de la observancia religiosa, su afán de poder e intereses económicos.
La Inquisición y las bibliotecas
El conocimiento y la educación no eran sus aliados y represento un atraso considerable evolutivo en la población en general y en todo orden, como en las ciencias. Muchos libros fueron prohibidos y quemados.
Los «autos de fe” eran frecuentes como parte del folklore en Argentina, ceremonia conocida en la que sentenciaban a los procesados. En esa época no había médicos, sino eran especies de curanderos. Muchos de esos portugueses diplomados no fueron investigados en primera instancia. En crónicas y descripciones de la época aparecen los lusitanos ejerciendo oficios de farmacéuticos, médicos y artesanos. Una gran mayoría dedicados al comercio, con tal fuerza y aptitud que los españoles se asociaban a ellos para progresar. Brasil fue por corto plazo una colonia holandesa. En Recife (Brasil) se construye la primera sinagoga de América. Es el periodo mercantilista. Los estados europeos mantienen monopolios con las colonias y los judíos formaban parte de esa estructura económica. Se decía que el colonialismo holandés con un pasado de libertad, era una venganza de los judíos sefardíes radicados en Ámsterdam de origen español lusitano. Pero Brasil vuelve a pertenecer a la corona de Portugal y las restricciones vuelven a imperar.
Como conclusión podemos decir que los primeros habitantes judíos del Virreinato del Río de la plata y en lo que hoy es Argentina eran de origen sefardí y en especial de Portugal. Gran parte de estos inmigrantes se dedicaron al comercio y a diversas actividades productivas, como la platería, actividad agropecuaria, a medida que crecieron en su economía. Con el tiempo, llegaron a ser estancieros y propietarios de esclavos. Eran los orígenes de los grandes latifundistas. Las tierras eran repartidas arbitrariamente. Estos inmigrantes se integraron a la sociedad de Buenos Aires casándose con las hijas y nietas de los conquistadores, un grupo de ellos pertenecían a este grupo, dando origen a las familias patricias de Argentina. Durante los siglos de la colonia, donde los blancos ejercían su dominio, se dividían en dos estratos sociales bien diferenciados: los peninsulares de España y los criollos (blancos y mestizos nacidos en América). Los hijos de españoles nacidos en América recibían el nombre de criollos. Los españoles que venían directamente desde España recibían el nombre de peninsulares y generalmente ocupaban cargos en el gobierno, estaban relacionados con la Iglesia, el Ejército, o se dedicaban al comercio.
La aristocracia estaba integrada entonces por los peninsulares (origen español) y los criollos. Ellos eran los dueños de las tierras por ser descendientes de los conquistadores. Además, tenían el poder en sus manos, gozando de relativa riqueza y de un buen nivel cultural. Ellos optaban a los cargos públicos.
Había también blancos que pertenecían a los sectores medios de la sociedad. Se trataba de comerciantes y artesanos, escribientes y oficiales del ejército que habían llegado después de la Conquista. Su nivel cultural era inferior al de los aristócratas y no tenían influencia alguna en las decisiones de gobierno. Los mestizos surgieron de la mezcla étnica entre los conquistadores españoles y las mujeres indias.
El número de mestizos fue en aumento, así como la legislación discriminatoria en contra de ellos. En las ciudades iberoamericanas convivieron este último grupo, negros e indígenas e innumerables tipos étnicos que surgieron de estas uniones. Se han encontrado mestizos que profesaban ritos relacionados con el judaísmo en ciudades de Perú y Brasil. Producto de esa unión, aun hoy en el Amazonas (Perú y Brasil), familias que comenzaron a revindicar su pasado judío. Se dedicaban y se dedican aun hoy a la explotación del caucho, actividad muy rentable. (N de la R: puede ver un artículo de interés: Nuevo grupo de «Judíos del Amazonas» llega a Israel. En cuanto a las razas «telúricas» encontradas en Perú, el filósofo y escritor judío Gustavo Perednik en «Los puentes del judaísmo», señala que el cronista Miguel Cabello Balboa en su libro «Miscelánea Antártica» de 1586 declara, que una expedición de hebreos había llegado al Perú y regresado a Israel con apreciable cargamento de oro y también que en 1642, el navegante marrano holandés Arón Levi de Montezinos, descubrió un grupo de indios en estas tierras. Según Montezinos, declaró bajo juramento al tribunal rabínico de Amsterdam, que los nativos recitaban el «Shemá» y conocían otros rituales judíos).
Muchas de esas primeras familias pertenecientes a la aristocracia y a la élite intelectual argentina como los famosos y grandes escritores argentinos Jorge Luís Borges y Victoria Ocampo tienen antecedentes judíos. La lista puede llegar a ser interminable. Dentro de los presidentes de Argentina, Bernardino Rivadavia, primer presidente argentino (su origen era mestizo y judío (portugués) Bernardino de la Trinidad Gonzáles de Rivadavia, coincidentemente, su apellido proviene del pueblo medieval Ribadavia, villa situada al sur de Galicia, muy vinculada a los judíos en España) (N de la R: si gusta conocer más puede leer caminos del sefarad Ribadavia), Leandro Naftali Alem (influyente político argentino), Faustino Sarmiento (figura entre los apellidos sefardíes como Saramiento, presidente desde 1868-1874), etc. etc. Por supuesto que son cuestiones puramente genealógicas. De este ultimo son conocidas sus expresiones antisemitas: «El pueblo judío, esparcido por toda la Tierra, ejerce la usura y acumula millones, rechazando la patria en que nace y muere, por una patria ideal que baña escasamente el Jordán y a la que no piensa volver jamás».
(N de la R: efectivamente, Sarmiento era judío y además masón)