En plena crisis del coronavirus, Irán está sorteando las sanciones norteamericanas y reforzando sus lazos con Venezuela. En la imagen, el presidente de Irán, Hasán Ruhaní (izquierda), y el de Venezuela, Nicolás Maduro, pasan revista a la guardia de honor en el Palacio Saadabad de Teherán, el 10 de enero de 2015.
En plena crisis del coronavirus, Irán está sorteando las sanciones norteamericanas y reforzando sus lazos con Venezuela.
Se ha informado de que, sólo en la última semana de abril, la sancionada aerolínea iraní Mahan Air, vinculada a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), hizo varios vuelos a la nación sudamericana. El régimen iraní habría procurado «técnicos, componentes y aditivos de la gasolina para reparar una importante refinería venezolana», y recibido a cambio nueve toneladas de lingotes de oro.
Con las sanciones de EEUU, el brote del coronavirus y el hundimiento de los precios del petróleo, parece que Irán busca ingresos desesperadamente, pues su economía está colapsando. Según Kpler, compañía dedicada a la inteligencia de datos que analiza las remesas y los mercados de materias primas, sólo en febrero las exportaciones iraníes de crudo cayeron en 250.000 barriles diarios. Antes de que EEUU reintrodujera las sanciones al sector energético iraní, la República Islámica estaba exportando casi 2,5 millones de barriles diarios.
En diciembre de 2019, EEUU sancionó a Mahan Air por su vinculación con la proliferación de armas de destrucción masiva (ADM) y el contrabando de armas. El Departamento de Estado norteamericano manifestó:
«Estados Unidos va a emprender acciones contra tres entidades iraníes ligadas a la proliferación de armas de destrucción masiva (ADM) y a sancionar a otras ocho que participan del contrabando de armas desde Irán hasta el Yemen. El Departamento de Estado informa de la designación de las Líneas Marítimas de la República Islámica de Irán (Irisl), su subsidiaria china, E-Sail Shipping Company Ltd, y la aerolínea iraní Mahan Air según lo dispuesto en la Orden Ejecutiva 13382, dirigida a los proliferadores de ADM y de sus sistemas de suministro, así como a sus sostenedores. El régimen iraní ha continuado consiguiendo ítems susceptibles de proliferación, en violación de lo estipulado en la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU.»
Como suele suceder con cualquier país que no sea Israel, la ONU permanece callada ante las informaciones sobre las violaciones por parte de Mahan Air de la Resolución 2231, que llama a Irán a «no acometer actividad alguna relacionada con misiles balísticos diseñados para poder portar armas nucleares, incluidos los lanzamientos que usan dicha tecnología de misiles balísticos».
A principios de 2019, también Alemania decidió sancionar a Mahan Air. Un portavoz de su Ministerio de Exteriores manifestó:
«Es en pro de los intereses diplomáticos alemanes que no hay vuelos a Alemania por parte de compañías que sostienen el conflicto militar en Siria y contribuyen a la represión del pueblo en zonas de guerra.»
Irán se está sirviendo de Venezuela no sólo para la cooperación militar sino, según parece, para hacer avanzar su programa nuclear. Caracas está siendo acusada de asistir de manera encubierta a Teherán en la producción de material primario para armas nucleares y misiles balísticos. En años recientes, Irán y Venezuela han suscrito varios acuerdos militares e industriales.
Según parece, los mulás iraníes están utilizando Venezuela en una agenda de mayor calado para incrementar la influencia de Irán y la presencia de sus peones en Norteamérica y América Latina.
De hecho, EEUU está cada vez más preocupado por la presencia de Hezbolá en Venezuela. El embajador Nathan Sales, coordinador de contraterrorismo en el Departamento de Estado, declaró recientemente:
«Estamos preocupados por que Maduro haya dado refugio a varios grupos terroristas, en particular al ELN [Ejército de Liberación Nacional, colombiano] pero también a disidentes de las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia] que rechazaron el acuerdo de paz [entre su organización y el Gobierno colombiano], así como a partidarios y simpatizantes de Hezbolá.»
Merece la pena recordar que, tan pronto como en 1992, Hezbolá, bajo control iraní, estuvo tras el atentado contra la embajada de Israel en Argentina. Veintitrés personas murieron y casi 250 resultaron heridas. En 1994, de nuevo Hezbolá, de nuevo bajo dirección iraní, atentó contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). En el ataque murieron 84 personas y los heridos se contaron por centenares.
Además, Venezuela ha otorgado al menos 173 pasaportes a islamistas radicales, según el Center for a Secure Free Society (SFS), con sede en Washington, en un informe titulado Canadá en guardia: la amenaza de Irán, Venezuela y Cuba a la seguridad en materia de inmigración. Esos pasaportes pueden ser utilizados para viajar a Norteamérica y a Europa.
A ojos de su régimen, Irán puede dañar más eficazmente los intereses nacionales norteamericanos y minar a Occidente en la escena global aliándose con otros Estados antioccidentales. El expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad puntualizó:
«Las naciones en desarrollo hemos de desarrollar una cooperación fructífera entre para librarnos de la dominación de las potencias occidentales. (…) Hemos de establecer un esfuerzo colectivo con una visión para crear [sic] un nuevo sistema económico internacional independiente que se base en la justicia.»
En conclusión: la crisis del coronavirus no debe distraernos de las actividades de los mulás en Venezuela. Son alarmantes y representan una grave amenaza para los intereses nacionales de EEUU.
Mayid Rafizadeh / GATESTONE