Un hombre, que regularmente asistía a las reuniones con sus amigos, sin ningún aviso dejó de participar en sus actividades.
Después de algunas semanas, una noche muy fría el líder de aquel grupo decidió visitarlo.
Encontró al hombre en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida al líder. Se hizo un gran silencio.
Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas de los troncos de leña que crepitaban en la chimenea.
Al cabo de algunos minutos el líder, sin decir palabra, examinó las brasas que se formaban y seleccionó una de ellas. La más incandescente de todas, retirándola a un lado del brasero con unas tenazas. Volvió entonces a sentarse.
El anfitrión prestaba atención a todo, fascinado pero inquieto. Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y el fuego se apagó repentinamente.
En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y de calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón.
Muy pocas palabras habían sido dichas desde el saludo.
El líder, antes de prepararse para salir, con las tenazas regresó el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en medio del fuego.
De inmediato, la brasa se volvió a encender, alimentada por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno suyo.
Cuando el dirigente alcanzó la puerta para irse, el anfitrión le dijo: Gracias por tu visita y por tu bellísima lección. Regresaré al grupo.
Reflexión sobre el fuego y las brasas¿Por qué se extinguen los grupos?
Muy simple: porque cada miembro que se retira le quita fuego y el calor al resto.
A los miembros de un grupo vale recordarles que ellos forman parte de la llama y que lejos del grupo pierden brillo.
Es bueno recordarles que todos somos responsables por mantener encendida la llama de cada uno y debemos promover la unión entre todos para que el fuego sea realmente fuerte, eficaz y duradero.
No importa si a veces nos molesta tantos mensajes que llegan al chat, lo que importa es estar conectados, en silencio algunos, otros muy activos, los amigos que aquí estamos reunidos es para conocer, aprender intercambiar ideas, o simplemente saber que no estamos solos, que hay un grupo de amigos con los que podemos contar.
A los líderes vale recordarles que deberían intentar mantener encendida la llama de cada uno de los miembros y promover la unión entre todos ellos, para que el fuego sea realmente fuerte, eficaz y duradero.
Mantengamos la llama viva. Aunque algunos se reporten esporádicamente, es bueno saber que mantienen su llama encendida!