Javier Molins, doctor en bellas artes y crítico de arte, dialogó con Radio Jai y se refirió a su nuevo libro “Artistas en los campos nazis”, una investigación y recopilación de los artistas que crearon obras de arte en los guetos y campos de concentración nazis.
Molins señaló que “es un libro que recoge a todos aquellos artistas que fueron recluidos en los campos de concentración y guetos y durante su estancia en los mismos fueron capaces de crear obras de arte.
“Intento explicar en el libro que ellos querían dejar testimonio de todas las atrocidades que estaban sucediendo y al mismo tiempo reivindicaban su condición de seres humanos. No hay que olvidar que el ser humano es el único ser vivo capaz de crear imágenes y los nazis tendían a deshumanizar y a intentar pensar que no estaban aniquilando humanos sino animales”, indicó el doctor en bellas artes.
Consultado acerca de cómo fue que surgió la idea del libro, Molins manifestó: “Este tema despertó mi atención ya cuando estudiaba en la universidad. Tuve una materia llamada Sociología del Arte, donde tratábamos de ver como distintos regímenes totalitarios habían utilizado el arte como seducción de masas”.
El escritor hizo hincapié en que “hay setenta y siete artistas que crearon obras de arte en cuatro guetos y once campos de concentración” y subrayó: “Desde que llegó al poder en 1933, el nazismo tuvo muy en claro que quería controlar todo lo que era la creación artística y cultural”.
Las orquestas de prisioneros tenían como función hacer de la música y el canto parte integral de la vida diaria de los campos de concentración y de exterminio que conformaron el complejo concentracionario del Tercer Reich entre 1933 y 1945.
El papel y las funciones de la música en los campos no ha sido aun suficientemente investigado. Mientras que para los prisioneros el disponer de su propia música era una forma más de ayudarse en la lucha por la supervivencia, para los SS la música y el canto era una forma más de humillar a sus prisioneros, un medio más para destruir la voluntad de resistencia y un recurso más para el terror cotidiano.
La orquesta también cumplía una función lúdica al tener que tocar ante las visitas oficiales que recibía el campo. Los conciertos de la orquesta de prisioneros. Los conciertos, además, han servido para confundir sobre la vida diaria real en los campos y dar pábulo a ciertos argumentos escépticos.
Por otra parte, los compositores y escritores de canciones que pasaron por los campos tuvieron la ocasión de relatar en ciertas canciones las condiciones inhumanas que hubieron de sufrir, por ejemplo en la Dachaulied. La mayor muestra del poder sugestivo de la música para los prisioneros podemos encontrarla en la mundialmente célebre Soldados del pantano.
Radio Jai