Roberto Moldavsky era comerciante de 48 años cuando se anotó en un curso de stand up con el objetivo personal de “salir de su zona de confort”. Según explica, desde chico siempre se destacó entre su grupo de amigos por ser “el que hacía reír a todos con los chistes que contaba”. Entonces, quiso exprimir esa faceta y distraerse del local que tenía en el barrio de Once junto con su socio.