El zeide Mauricio, con sus 80 años, fue a hacerse el chequeo anual.
Todos los análisis tuvieron resultados normales, por lo que el Dr. Brodsky le dijo: – Bueno, Moishe, todo indica que está usted muy bien desde el punto de vista físico. Pero, ¿cómo se siente mental y emocionalmente? ¿Disfruta usted de paz interior? ¿Mantiene una buena relación con Dios? Mauricio respondió: – Dios y yo estamos muy ligados. Fíjese, doctor: como Él sabe que soy muy corto de vista, cuando voy al baño por la noche, Él me enciende la luz y, cuando termino, me la apaga. – ¡Qué bárbaro! – dijo el médico – ¡Parece increíble! Un par de horas más tarde, el Dr. Brodsky decidió llamar por teléfono a la hija del zeide Moishe, amiga suya: – Hola, Dora- la saludó -. Tu padre está muy bien. Físicamente, un diez.
Pero te llamo porque tengo ciertos temores en cuanto a su relación con Dios. ¿Es cierto que cuando se levanta por la noche, se enciende sola la luz del cuarto de baño y, cuando termina, la luz se apaga? -¡Oi vei, madre mía! – dijo la hija- ¡No me digas que otra vez está orinando en la heladera!