TYKOCIN Y LOS PUEBLOS DEVASTADOS

     TYKOCIN EN LA ACTUALIDAD
SINAGOGA DE TYKOCIN

En Jerusalem hay un Museo del Holocausto que recuerda a los cientos de pequeñas pueblo y aldeas (shtetls) cuyos habitantes fueron exterminados por los nazis y muchas las aldeas fueron totalmente destruidas. 

Tykocin es una población polaca ubicada en el condado de Bialystok, en el Voivodato de Podlaquia. Esta población cuenta con una plaza central y a su alrededor se encuentran varios lugares emblemáticos que le dan identidad este sitio. Destaca, la sinagoga, actualmente utilizada como museo, que data del año 1642. 
El 25 de Agosto de 1941, los judíos de la ciudad fueron apresados y reunidos por los nazis en el mercado. 1.700 fueron llevados al cercano bosque de Lupochowo, y fueron asesinados. Algunos judíos lograron esconderse, pero la mayor parte de ellos fueron encontrados y detenidos por la policía polaca. 
Tycocin es una pequeña aldea del siglo XIX en la que parece no haber pasado el tiempo. Las calles delgadas y empedradas. Las construcciones de uno y dos pisos. En Tycoccin hay una sinagoga muy antigua. Tanto que los textos de los rezos están pintados en las paredes para que la congregación pueda seguirlos.
Cracovia era un centro editorial importante para los judíos pero en Tycochin tener un libro era un lujo para ricos; la comunidad no era especialmente próspera. Los trenes no pasaban por ahí, las rutas comerciales tampoco.
Hoy, en Tycoccin, ya no hay judíos. Ni judíos ricos. Ni judíos pobres. Ni un solo judío. El shtetl ya no es más.
Llegaron los nazis y sacaron a la plaza a 1,700 de nosotros. Niños, mujeres, hombres. Todos. No quedó nadie. Los subieron a camiones y los llevaron al bosque. No quedó nadie. 
Tampoco nadie alzó la voz. Los vecinos de ayer, de siempre, se encogieron de hombros, se guardaron en sus casas, se quedaron con las nuestras. 
Cuando los llevaron entonces era de noche. Se adentraron en el bosque, un lugar bellísimo, árboles altos, frondosos, delgados. Los pájaros cantan. La brisa sopla. Aún se puede sentir el sufrimiento que encierra ese bello lugar. 
En un claro hay tres cuadrados delimitados por cortas rejas como las que se usan para marcar un jardín. Los cuadrados son enormes, tienen que serlo. Son las fosas de los mil setecientos muertos de Tycocin, fosas comunes donde están enterradas familias enteras, quizá yacen ahí abajo abrazándose unos a otros, quizá alguna madre protegiendo a su hijo o a lo mejor un niño esperando a sus padres.
Asesinados a punta de pistola o rifle, enterrados sin más. Es solo un claro en el bosque lleno de muerte y rodeado de vida, pero están todos ahí, ellos a través de la tierra nos hablan…quedó tanto que decir que se lo dicen al viento y te hace sentir un hueco en el estómago y otro en el corazón.
Decimos kadish, como lo hemos dicho todos los días en todos lados, pero aquí con tanto sol y sin lluvia, se formó un arcoíris alrededor del shofar que tocaron para ellos; nuestras almas lloraron y las de ellos se elevaron un poco más. Los vivos de nuevo honramos a los muertos.
TYCOCIN JEWISH COMUNITY. Descansen en paz.
Adaptación de un texto de Daniella Mansur.

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