El desierto de la pandemia: un Shavuot especial.

Shavuot significa semanas. Dicho nombre deriva de la conexión entre esta fiesta y la fiesta de la libertad, Pesaj. Contamos siete semanas, hasta llegar al día cincuenta donde vamos a recibir nuevamente la Torá. Pero a diferencia de años anteriores, este nos encuentra en cuarentena, en nuestros hogares, esperando poder volver a salir y retomar nuestra vida, en una ‘nueva normalidad’ aun desconocida. El miedo, la incertidumbre se apoderan de nosotros ante el desconocimiento de lo que viene.

¿Pero qué paso en el desierto? ¿Qué paso ese día de ‘revelación divina’? ¿Qué cambio a nuestros antepasados la experiencia en el Monte Sinaí? Seguro que los sentimientos del pueblo de Israel no debieron diferir mucho de lo que sentimos hoy. La entrega de la Torá, por eso, otro de los nombres con el que se conoce la festividad es ‘Zman Matan Tora – Tiempo de Entrega de la Torá se dio en el Monte Sinaí una vez. La recepción de la misma es una decisión personal que año a año vamos renovando. Así como el pueblo en el Sinaí dijo: ‘naase v’nishma – haremos y escucharemos’, que estamos dispuestos a contestar este año?

Llegamos al día cincuenta con la misma expectativa que llegaron nuestros antepasados. Pero a diferencia de la generación del desierto, nosotros ya somos libre. Sin embargo, aprendimos a festejar Pesaj confinados en nuestros hogares, y compartiendo el seder por ‘zoom’ con nuestra familia. Aprendimos a rediseñar nuestra vida entendiendo que cuidándonos es la mejor manera de cuidar al otro. Recordemos la enseñanza de nuestra tradición: ‘kol israel arevim ze laze – todos los judíos somos responsables los unos para con los otros’.

Y así caminaron nuestros antepasados semanas hasta llegar a la base del monte Sinaí, donde la revelación de D’s en esa montaña y la entrega de la Torá, lograron el nacimiento del PUEBLO de Israel. Anteriormente éramos conocidos como bnei Israel – los hijos de Israel. Es en esta fiesta, donde se constituye el concepto de Pueblo. Un pueblo con una historia en común, con un sueño por cumplir de conquistar la tierra de Canaán, y llevar a cabo una vida prospera allí.

Hubo un antes y un después de la experiencia del Monte Sinaí. Hubo un antes y un después de la entrega de la Torá. El cambio de ‘status’ (de Hijos de Israel a Pueblo de Israel) se concibió ese día en esa montaña. Una montaña que según enseñan los jajamim (sabios), era pequeña entre todas las que existían en el desierto, pero las palabras que se escucharon ahí cambiaron al mundo entero, de la misma manera que el pueblo judío, siendo cuantitativamente de los más pequeños del mundo, presenta una visión de igualdad y justicia social que tiene el poder de cambiar también a todo el mundo.

Así como en la soledad del desierto, D’s decidió que sea ese el lugar para entregar la Torá, nuestros hogares, hoy, en el siglo XXI, se transformaron en nuestro propio Monte Sinaí. Ya que al igual que nuestros antepasados llegamos allí el 19 de marzo de este año de una manera, y desde ese día, ya pasaron meses y seguimos confinados por un tiempo más para cuidarnos del contagio del COVID-19. De repente, sin elegir, nos obligaron a estar las 24hs los siete días de la semana en nuestros hogares y tuvimos que aprender a generar rutinas que anteriormente quizás desconocíamos poder hacer. Aprendimos a usar la tecnología porque es la manera de encontrarnos virtualmente acompañados. Aprendimos que lo más importante que tenemos, no son las cosas materiales, sino las relaciones y abrazos que extrañamos poder dar. Seguro que va a llegar el día que nos digan que podemos salir de nuestros hogares, y acá es donde los invito a pensar: ¿De qué manera vas a salir? ¿Cómo vas a ser el día que salgas? ¿Vas a ser igual que antes del 19 de marzo?

Así como el Monte Sinaí nos transformó en pueblo, transformemos esta pandemia en la resignificación de nuestro ser. En volver a descubrirnos, cuestionarnos y recrearnos, para poder encontrar la mejor versión de nosotros mismos.

La Torá que recibimos y celebramos se convierte hoy en nuestro mejor GPS. Y como enseña el Pirkei Avot: léela y reléela que todo está en ella.
Jag Sameaj!!

Rabino Marcelo Bater (Comunidad Dor Jadash – Templo de Murillo

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