Los seres humanos somos seres sociales porque nos unen las tradiciones, las creencias, los hábitos y las formas de tramitar el dolor psíquico. Cuando estas situaciones compartidas desaparecen, es como si nos quedásemos huérfanos de cultura
¿Qué es la cultura sino la suma de situaciones y acontecimientos compartidos con otros gracias a los rituales y costumbres?
El diario Times de Nueva York, publicó hace unos días, un listado de nombres de los fallecidos por el Coronavirus en EEUU. Este homenaje, aunque incompleto por la gran cantidad de decesos, saca del anonimato a muchos de ellos en representación de todos, y permite el comienzo del duelo.
El confinamiento obliga a la soledad de no poder compartir el dolor, a una muerte en soledad y a un entierro sin rituales.
Los judíos tenemos conocimiento de lo que significa que los seres humanos sean tratados como números. Los medios de difusión anuncian estadísticamente lo que ocurre con los enfermos e infectados.
Los tele-escuchas quedamos azorados y perplejos ante esos números. También sabemos que el dolor debe ser compartido y que los rituales alivian los pesares por ello el duelo judío se realiza en Shiva (7 días de recogimiento y suspensión de las labores por duelo).
La Shivá judía es una despedida del ser querido que se ha ido, pero principalmente, la necesidad de compartir con otros lo que ese ser querido significo en vida.
Reunidos en Shivá, los dolientes y sus las familias no solo cumplen un ritual, ejercen un acto de memoria y de reaseguramiento de la continuidad de la cadena generacional. A veces el destino rompe con la sucesión lógica de las generaciones, pero igualmente se reafirma el principio de sucesión y de herencia.
Todo este bagaje emocional y cultural se pierde cuando alguien se va solo, y alguien se queda solo.
Los rituales del duelo sirven a los vivos, quienes, en compañía, rememoran y legan la cultura que los hizo seres humanos.
La condición de humanidad no se transmite en cifras, sino en palabras, afectos y vínculos.
Cuando a un niño se le dice “Honraras a tu padre y a tu madre”, a la vez se le dice a un padre: Honraras a tu hijo y a tu hija”. Estos mandamientos son condición de humanidad porque sin ellos el mundo resulta cruel y despiadado y cada individuo insensato y necio.
La imagen que acompaña la nota:»Qué Haremos sin ellos»pertenence al pintor español Juan Lucena y es su homenaje a los que se han ido.
MIRTA GOLDSTEIN
|
|
|
|
|
|
|