Esta es la historia de dos hermanos. El hermano mayor, uno de los nazis más notorios del siglo XX, Hermann Goering, el segundo de Adolfo Hitler, el sucesor elegido por el Führer, el hombre que lideró a la Luftwaffe, la devastadora fuerza aérea alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
Y su hermano menor, Albert, quien fue un misterio, un hombre que desconcertó a los interrogadores aliados después de la guerra con cuentos increíbles de heroísmo antinazi, y que sigue siendo un enigma 75 años después.
Nuevas pruebas presentan a Albert Goering como alguien que ayudaba a los judíos mientras que su hermano organizaba el Holocausto dieron lugar a una campaña en su honor en Israel.
En una entrevista con la BBC, su única hija, Elizabeth, ofreció una extraordinaria razón por la cual posiblemente Albert Goering arriesgó su vida para ayudar a los oprimidos por los nazis, incluso hasta el punto de afirmar que estaba protegido de la Gestapo y de la SS por el mismo Hermann Goering.
«En lo que pudo, (Hermann) me ayudó en esas cosas», le dijo Albert a sus interrogadores durante los juicios de Núremberg. Cuando se trataba de la familia, Hermann Goering «tenía un corazón cálido», aseguró Albert. No es sorprendente que los interrogadores aliados consideraran a cualquier persona con el nombre Goering como sospechosa, y pensaban que Albert era otro retorcido nazi tratando de evitar la horca por crímenes de guerra. La idea de un «Goering bueno» parecía realmente increíble, aunque los dos hermanos eran diferentes entre sí en cuanto a su apariencia, el físico y el carácter.
Hermann nació en 1893, Albert en 1895.Pasaron parte de su infancia en un próspero suburbio de Berlín. Desde joven, Hermann empezó a mostrar los rasgos que le llevaron a tener un rol tan destacado durante la era nazi.
El padre de los Goering siempre estaba de viaje en misiones representando a Alemania. Mientras tanto la madre de los niños de Goering, Fanny, tenía un amante rico, Hermann von Epenstein, que era dueño de la casa Friedenau y actuó como custodio de Albert y su hermano Hermann.
En la época de la Primera Guerra Mundial, Hermann ya era fuerte y dominante. En busca de acción, se convirtió en un piloto de guerra condecorado, al mando de la escuadra del famoso Barón Rojo, Manfred von Richthofen.
Albert, por su parte, estuvo en el barro de las trincheras, fungiendo de ingeniero especializado en señales. Albert tuvo una experiencia muy distinta a la de su hermano durante la Primera Guerra Mundial.
En la década de 1920, en medio del caos y la humillación después de la guerra, Hermann Goering conoció a un artista fracasado y activista político ambicioso, Adolf Hitler, y se convirtió en uno de los primeros miembros del partido nazi.
Albert –ya con una reputación de ser un mujeriego– iba por su segundo matrimonio, con dos hijastros, y una carrera monótona como ingeniero. Eventualmente, consiguió un trabajo en Viena, capital multicultural de Austria.
Para un hombre mujeriego, Viena en esa época era un paraíso. Disfrutó de la cultura vienesa, el vino, y la vida social, con un amplio círculo de amigos judíos. Entre ellos, los propietarios de parte de una compañía de cine vienesa, los hermanos Oskar y Kurt Pilzer.Pero en 1938 la vida bohemia de Albert estaba llegando a su fin.
Hitler anexó Austria
Hermann Goering fue una pieza clave en la imposición del orden nazi, intimidando a políticos austriacos por teléfono, exigiendo puestos de gobierno para los nazis, y, finalmente, insistiendo en que las tropas alemanas debían invadir.
La pesadilla nazi de detenciones, redadas de la Gestapo y el envío de oponentes políticos al campo de concentración de Dachau había comenzado. Los hermanos Pilzer estaban entre los detenidos.
Siete años más tarde, en 1945, en las salas de interrogatorio durante el proceso de Núremberg, Albert Goering sorprendió a sus interrogadores, con una lista escrita a mano de 34 personas a las que afirmó haber ayudado a escapar de los nazis, en la que los Pilzers figuraban en el número 24.
Dos grandes nombres se destacan en la lista: Dr. Kurt Schuschnigg, el ex canciller de Austria, y el archiduque José Fernando de la dinastía real de los Habsburgo
Albert afirmó que él y su hermana presionaron a su hermano Hermann para que liberara a algunos prisioneros austriacos y Hermann «estaba muy incómodo», pero al día siguiente «el Habsburgo detenido estaba libre nuevamente».
El cineasta y la tía Sophia
Los interrogadores aliados seguían sin creer la historia de Albert, hasta que un giro extraño del destino ayudó a que cambiaran de opinión. Por casualidad, llegó un nuevo interrogador, un estadounidense llamado Victor Parker, que era un refugiado judío cuyo nombre real era Paschkis.
Su tía, Sophie Paschkis se había convertido al catolicismo y se había casado con el compositor Franz Lehár, cuya música admiraba Hitler.
Los Lehárs estaban en el número 15 en la lista de los que Albert Goering aseguraba que había ayudado a salvar.
Parker efectivamente había oído a su tía Sophie diciendo que el hermano de Hermann Goering, Albert, había ayudado a judíos a escapar de los campos de concentración.Las historias fantásticas del «buen Goering» fueron validadas de pronto por uno de los hombres enviados a interrogarlo en Núremberg.
Empleados de la fábrica de automóviles checa testificaron a favor de Albert Goering.Las autoridades de Praga lo querían enjuiciar por cargos de colaboración con los nazis.Esta vez fueron los miembros de la resistencia checa que habían trabajado en la fábrica Skoda donde Albert había sido gerente, los que lo salvaron. Declararon que Albert Goering había ayudado a debilitar a los ocupantes nazis, pasando información para ayudar a la resistencia.
En 1947, Albert finalmente quedó en libertad, pero su vida estaba arruinada. El nombre Goering no le ayudó a encontrar un trabajo.Por mujeriego malogró sus cuatro matrimonios, y continuó bebiendo prodigiosamente, hasta que murió olvidado en 1966, sin que sus obras hubieran sido públicamente reconocidas.
Poco a poco el enigma del hermano menor de Hermann Goering se ha ido develando.El historiador William Hastings Burke, autor del libro «Treinta y cuatro» en el que ahonda en esta historia, presentó el caso de Albert ante el museo del Holocausto Yad Vashem en Jerusalén para que lo consideren como merecedor del honor más alto que Israel le concede a una persona no judía.
Al igual que Oskar Schindler, Albert podría ser reconocido como uno de los «Justos entre las Naciones». Estas son personas que «se jugaron la vida, la libertad y la seguridad para rescatar judíos durante el Holocausto».
Irena Steinfeldt, del Departamento de los Justos, dijo que la petición está siendo considerada seriamente, aunque los criterios de valoración son muy altos y es extremadamente difícil obtener testimonios después de más de siete décadas.
Sin embargo, un «buen Goering» reconocido por Israel, concuerda Steinfeldt, podría recordarle al mundo que el mal no es algo con lo que se nace, es algo que escogemos.Hermann Goering eligió un camino.
Albert escogió uno diferente. Hay indicios de que Albert Goering tenía una actitud positiva hacia los judíos y que ayudó a unas personas, pero no tenemos suficientes fuentes primarias»
Y hay un giro final extraordinario que puede explicar la motivación de Albert en todo esto.En la investigación para el documental de la BBC sobre el tema, la única hija de Albert Goering, Elizabeth Goering Klasa, residente en Lima, Perú contó un secreto de familia.Su padre Albert le confió a su madre que él no era el hermano de Hermann Goering, después de todo.
Él era su medio hermano. Compartían la misma madre, Fanny Goering. Pero Elizabeth dice que Albert le dijo a su madre que él era «el hijo de Hermann von Epenstein», el rico amante de la madre de los Goerings.Hermann von Epenstein se convirtió al catolicismo. Pero nació judío…..