La casa palacio de los Morlanes de Zaragoza se construyó en la primera mitad del siglo XVI (poco después de la expulsión de los judíos de 1492), en un edificio-solar en el corazón mismo de la antigua judería, frente a la sinagoga Mayor. Las obras de derribo y construcción duraron varios años. Sabemos que se terminó definitivamente en 1555 con la decoración de las ventanas de sus fachadas, según se desprende en la data que se encuentra en una de ellas. Desconocemos el arquitecto que la diseñó. Se cree que fue, aunque sin fundamento, Gil de Morlanes, el cual ha dado nombre al conjunto histórico.
Veamos la decoración historiada de los tímpanos superiores de cada una de las diez ventanas del edificio, esculpidas en piedra. Sólo un converso adinerado y nostálgico del judaísmo de sus antepasados pudo plasmar todo esto delante de la sinagoga Mayor que, por entonces, todavía no se había reconvertido en iglesia. En las representaciones que ahora vamos a describir, el propietario quiso rendir un homenaje a los judíos que vivieron en ese entorno y perpetuar su recuerdo. Una enseñanza para que los linajes conversos del XVI no olvidaran sus orígenes, y las futuras generaciones aprendamos que allí vivió una Nación perseguida, algo que tiene que educarnos en el respeto al diferente.
1.- Primera ventana: el rey David conquista Jerusalén. En el centro aparece sentado en su trono. A su derecha están sus consejeros. A la izquierda los Jebuseos -con su típica indumentaria- rinden vasallaje y entregan la ciudad de Jerusalén tras ser conquistada por David (2 Sam 5, 6-9). La secuencia nos recuerda su poder y la gloria de un Pueblo temido por los otros pueblos circundantes: cananeos y filisteos.
2.- Segunda ventana: El rey David recitando y cantando sus salmos bíblicos. En la composición vemos que está sentado en su trono y mirando al coro de músicos que se agrupa a la derecha. Uno de ellos toca la lira, el instrumento preferido del monarca. A la Izquierda un grupo de cortesanos vestidos como en el siglo XVI. Tal vez sea el propietario converso del palacio, testigo de la obra poética que recitaban sus antepasados en el culto sinagogal. Esta representación nos da a entender la forma que David tenía de alabar a Dios y manifestar sus sentimientos y fe a Dios tanto con palabras como con la música de su arpa (2 Sam 6, 14, 16, 21).
3.- Tercera ventana: El rey David con su esposa Betsabé. El monarca aparece sentado en su trono con cetro y corona real. A la izquierda está su esposa Betsabé embarazada de Salomón y un grupo de consejeros. A la derecha se representa a judíos cortesanos. En la metopa inferior se aprecia el año en que fueron terminadas estas yeserías (anno 1555), última fase del proyecto. Aquí se quiere transmitir la humanidad de David a través de su paternidad y la continuidad de la corona como signo de unidad del Pueblo de Israel.
4.- Cuarta ventana: El muchacho David entregando la cabeza de Goliat al rey Saúl. Sentado en el trono esta el rey Saúl cogiendo la cabeza del gigante filisteo Goliat de manos de muchacho David, (1 Sam 17, 1-54). La escena se sitúa en Jericó, entonces en poder del Pueblo de Israel. La palmera de su oasis que está en el centro y detrás del rey lo confirma. A ambos lados se representan los soldados del ejército israelí que iban a luchar contra los filisteos. En el extremo derecho una oveja que recuerda el oficio de pastor de David. A la izquierda se puede apreciar a Goliat muerto sobre el suelo. En las metopas de abajo está el año en que fueron restauradas las yeserías: 1996. Esta escena representa la valentía y determinación del adolescente llamado a ser rey de Israel.
5.- Quinta ventana: El rey Salomón juzgando la maternidad de dos mujeres. En el tímpano aparece el rey Salomón sentado en su trono, con cetro y vestido como los reyes del siglo XVI. A la derecha el famoso episodio de las mujeres que se disputan la maternidad de un bebé y que Salomón logró resolver con gran sabiduría (1 Re 2, 28 ss.). A la izquierda hay un soldado que porta la espada con la que se iba a dividir al bebé. Este personaje va vestido también como en el XVI. Es probable que Salomón represente al propietario del palacio. Este episodio exalta lo que dice la anterior cita bíblica: “vieron que la sabiduría divina moraba en él”.