El 11 de junio de 1942 Adolf Eichmann llamó a sus asesores destinados en Francia, Bélgica y Holanda, a fin de trazar los planes de las deportaciones de judíos en estos países.
Heinrich Himmler, Director de la Oficina Central de Seguridad del Reich, había ordenado que se diera a Francia prioridad absoluta ya que el régimen de Vichy había dado muestras verdaderamente sorprendentes de «comprender» el problema judío, y, a iniciativa propia, había promulgado abundantes medidas legislativas antijudías.
En la Francia de Vichy se había formado un departamento especial dedicado a Asuntos Judíos, encabezado por Xavier Vallant y, un poco después, por Darquier de Pellepoix, ambos conocidos antisemitas.
Las deportaciones comenzaron con los judíos extranjeros. En 1942, más de la mitad de los judíos extranjeros de Francia eran refugiados y émigrés de Rusia, Alemania, Austria, Polonia, Rumania y Hungría, es decir, de las zonas que o bien estaban sometidas a Alemania, o bien habían promulgado la legislación antisemita antes del estallido de la guerra.
En 1939, antes de la llegada en 1940 de los refugiados procedentes de Bélgica y Holanda, había doscientos setenta mil judíos, de los cuales por lo menos ciento setenta mil eran extranjeros o nacidos en el extranjero.
Para deportar a toda velocidad a los judíos de la zona ocupada, así como de las que estaban bajo el control del gobierno francés, se necesitaba no solo la conformidad del régimen de Vichy, sino también la activa colaboración de la policía francesa, a la que correspondería cumplir la función que en Alemania llevaba a cabo la policía de orden público.
Pierre Laval, primer ministro del gabinete de Philippe Pétain, dijo que «estos judíos extranjeros siempre han sido un problema para Francia», por lo que «el gobierno francés estaba contento de que el cambio de actitud de los alemanes les proporcionara la oportunidad de desembarazarse de dichos judíos». Fue el propio Laval quien propuso que en las expediciones se incluyeran niños que todavía no habían cumplido los dieciséis años.
Los arrestos y deportaciones se llevaron a cabo de manera muy violenta, a menudo obligando a la separación de parejas, padres e hijos, y hermanos y hermanas.
En agosto de 1942 comenzó el arresto de miles de judíos adicionales en los territorios del régimen de Vichy. Los judíos arrestados fueron encarcelados en campos de concentración y deportados a su exterminio en el Este.
En septiembre, la policía de París detuvo a unos 1.000 inmigrantes judíos de Rumanía y los envió al campo de concentración de Drancy. Casi todos fueron asesinados en los campos de exterminio del Este a los tres días de su arresto. En noviembre se produjo otra oleada de detenciones masivas en París. Más de mil judíos de origen griego fueron arrestados y deportados al Este.
Los judíos reaccionaron a las deportaciones dejando de cooperar con las autoridades alemanas y francesas, y las organizaciones de ayuda a los judíos que habían fundado. Muchos judíos se escondieron en unos 6.000 pueblos y pequeñas ciudades de toda Francia. Las autoridades alemanas y francesas respondieron organizando redadas en zonas rurales, incluyendo los territorios del régimen de Vichy.
Los activistas de la organización de ayuda a los judíos, “Amelot”, enviaron paquetes a los judíos arrestados, ayudaron a mantener el contacto con los deportados y obtuvieron permisos que ayudaron a los judíos a escapar de la deportación. Además, salvaron a los judíos de la deportación escondiendo a los niños y distribuyendo documentos falsos.
Las organizaciones judías ayudaron a los niños proporcionándoles asistencia social, abriendo refugios y enviando a los niños a los pueblos. Los judíos se unieron a la Resistencia Judía en Francia, así como a la Resistencia Francesa. Unos pocos judíos trataron de escapar de las deportaciones convirtiéndose al catolicismo. Miles de franceses trataron de ayudar a los judíos a esconderse de las deportaciones. Muchos de ellos pagaron con sus vidas.
Un total de 76.000 judíos de Francia, la mayoría de ellos de París, entre ellos 11.000 niños, fueron deportados en tren al Este. La mayoría de los deportados fueron asesinados en Auschwitz. La mayoría de las deportaciones salieron de Francia desde el campo de concentración de Drancy.
Las deportaciones continuaron incluso cuando los Aliados habían empezado a liberar a Francia. El último transporte salió de Francia en agosto de 1944, mientras se libraba la batalla de París. De todos los judíos deportados de Francia a los campos de exterminio del Este, un total de unos 2.500 sobrevivieron.
Con información del libro Eichmann en Jerusalem de Hannah Arendt