El 19 de junio de 1953 los esposos Ethel y Julius Rosenberg, neoyorkinos de origen judío y simpatizantes comunistas, fueron ejecutados en la silla eléctrica en los Estados Unidos, luego de una farsa judicial que los condenó como presuntos espías de la Unión Soviética. De nada valieron las incontables peticiones internacionales de clemencia para que el gobierno de Eisenhower suspendiera la ejecución.
El caso Rosenberg fue un acontecimiento que impactó profundamente en la opinión pública mundial en los años de la Guerra Fría.
En una de sus últimas cartas antes de ser ejecutada, Ethel escribió: “la historia nos recordará a mi esposo y a mi: somos las primeras víctimas del fascismo americano.”
Los Rosenberg, acusados de haber entregado información secreta sobre armas nucleares a los soviéticos, lo cual nunca fue demostrado, se convirtieron en un símbolo de la intolerancia política de Estados Unidos en los oscuros tiempos del maccartismo.
Jean-Paul Sartre describió la ejecución como un «linchamiento legal que cubrió de sangre a toda la nación.»