Televisión estatal iraní emitió 355 confesiones forzadas en la última década

La televisión estatal iraní ha emitido presuntas confesiones forzadas de al menos 355 personas durante la última década como medio para reprimir la disidencia y asustar a los activistas de la República Islámica en nombre de los servicios de seguridad, según un informe publicado el jueves.

El estudio publicado por Justicia para Irán y la Federación Internacional de Derechos Humanos describió casos de reclusos que fueron entrenados para leer desde pizarras blancas, con corresponsales de la televisión estatal ordenándoles que repitieran las líneas mientras sonreían.

Otros relataron haber sido golpeados, amenazados con violencia sexual y que sus seres queridos fueron utilizados en su contra para extraer falsos testimonios que luego fueron transmitidos en boletines de noticias, programas formato revista y programas disfrazados de documentales, según el informe.

El número de los filmados probablemente es aún mayor, ya que algunos dicen que sus confesiones forzadas aún no han salido al aire, mientras que otros pueden no haber sido inmediatamente accesibles para los investigadores, señaló Mohammad Nayyeri, co-director de Justicia para Irán.

“Siempre viven con ese temor de cuándo va a suceder”, mencionó Nayyeri a The Associated Press. “Así que ese miedo en sí mismo en esos casos no es menor que el miedo y la angustia y el dolor de aquellos cuyas confesiones han sido difundidas”.

No se pudieron entregar los correos electrónicos enviados a la Radiodifusión de la República Islámica de Irán, la empresa estatal de televisión y radio. La misión de Irán ante las Naciones Unidas no respondió a una solicitud de comentarios.

Con arreglo a la legislación iraní, sólo el Estado puede poseer y operar estaciones de televisión y radio. Las antenas parabólicas, aunque prevalecen en todo Teherán, siguen siendo ilegales. YouTube y otros servicios occidentales de transmisión de vídeo están bloqueados. Eso deja a muchos viendo a la IRIB a través de sus múltiples estaciones nacionales y provinciales.

Si bien los canales de televisión estatales siguen siendo una fuerza importante en gran parte de Medio Oriente, la IRIB parece estar particularmente influenciada por organismos de seguridad del Estado como el Ministerio de Inteligencia de Irán, su ejército y el brazo de inteligencia de la Guardia Revolucionaria paramilitar del país.

“La IRIB funciona como un centro de medios de comunicación que vincula una vasta red de organizaciones de seguridad, de inteligencia, militares y judiciales”, indica el informe. “La IRIB no es simplemente una organización mediática y de ninguna manera independiente, sino un órgano de supresión del Estado que utiliza las herramientas de la comunicación de masas”.

Eso se traduce en un enfoque en la producción militar iraní y en ejercicios para emitir confesiones largamente criticadas por Europa y los Estados Unidos, así como por grupos de derechos humanos.

Washington sancionó a un banco que apoyaba a la IRIB en noviembre del 2018 y más tarde a su director, Abdulali Ali-Asgari. El Tesoro de los Estados Unidos dice que la IRIB “emite rutinariamente noticias y propaganda falsas, incluyendo confesiones forzadas de detenidos políticos”. Los fiscales de los Estados Unidos incluso alegan que un miembro del personal de la IRIB reclutó a un ex analista de inteligencia de la Fuerza Aérea estadounidense para la Guardia.

Sin embargo, las sanciones a la propia IRIB han sido suspendidas cada seis meses desde que fueron impuestas por la administración de Obama en el 2013, en parte por lo que el Departamento de Estado ha descrito como “el compromiso de Irán de asegurar que las interferencias perjudiciales de los satélites no emanen de su territorio”.

El uso de confesiones televisadas y coaccionadas se remonta a los años caóticos inmediatamente posteriores a la Revolución Islámica de Irán de 1979. La televisión estatal emitió confesiones de presuntos miembros de grupos comunistas, insurgentes y otros. Incluso Mehdi Bazargan, el primer Primer Ministro de Irán después de la revolución, advirtió en un momento dado que podría ser detenido y puesto en la televisión “repitiendo cosas como un loro”.

Ha habido varios casos famosos de confesiones forzadas emitidas, como el del corresponsal de Newsweek Maziar Bahari, que consiguió que los reguladores británicos revocaran la licencia de la televisión estatal iraní de lengua inglesa Press TV sobre la emisión de la suya.

El informe de Justicia para Irán y la Federación Internacional de Derechos Humanos describe en detalle el caso de Maziar Ebrahimi, quien más tarde señaló que los funcionarios del Ministerio de Inteligencia lo torturaron a él y a otras 11 personas para que dieran confesiones coaccionadas afirmando falsamente que habían asesinado a científicos nucleares en nombre de Israel.

“Incluso después de confesar el asesinato de los científicos nucleares iraníes, Ebrahimi siguió siendo torturado y presionado para que asumiera la responsabilidad de otro caso no resuelto de la explosión en la fábrica de misiles de Mallard”, se lee en el informe.

Más tarde, Ebrahimi fue liberado y salió de Irán hacia Alemania. Después de que el servicio persa de la BBC informara sobre su historia, el portavoz del gobierno iraní, Ali Rabiei, calificó en agosto la tortura de Ebrahimi de “poco profesional” y afirmó que los responsables serían responsabilizados.

Hasta la fecha, no ha habido ningún anuncio público de que se lleve a cabo tal rendición de cuentas.

Pero hay muchos más, según el informe, incluyendo a los que aún no han visto sus confesiones difundidas. Esas cifras en la última década sorprendieron a Nayyeri y a otros investigadores.

“Fue debido a la gran conmoción de las cifras que decidimos prestarle más atención”, añadió. “Los pones juntos y luego, solo entonces, ves lo enorme que es el problema. No es sólo de vez en cuando. No, esto es sistemático. Esto es continuo”.

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