La ubicación de Israel al borde del desierto, las circunstancias que rodearon su creación, así como su gran nivel de innovación y emprendimiento, sumado a su creatividad, se han combinado para desarrollar ilimitadas soluciones.
Durante los tiempos de crisis y dificultad, que nos presenta la pandemia del COVID-19, es difícil encontrar una salida y todo se transforma en un gran desafío.
Sin embargo, la experiencia nos enseña que después de grandes crisis viene un gran crecimiento. Por eso, creo que existe una oportunidad oculta dentro de esta crisis del coronavirus que no debemos desaprovechar.
Junto a la crisis provocada por el coronavirus, no deja de preocuparnos la crisis que se prevé ocasione el cambio climático. Es está crisis climática, una oportunidad que confronta Israel para identificar oportunidades y contribuir a una solución al mayor problema que la humanidad haya enfrentado.
Si bien el discurso público está inundado de llamados a la acción, protestas y debates agotadores en los comités de acción climática, paradójicamente, las soluciones prácticas permanecen ausentes. Son estas soluciones fundamentales para la escasez de lluvias y para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, también para adaptarse al cambio climático y sus implicaciones.
La ubicación de Israel al borde del desierto, las circunstancias que rodearon su creación, así como su gran nivel de innovación y emprendimiento, sumado a su creatividad, se han combinado para desarrollar ilimitadas soluciones en el campo ambiental. Podríamos decir que, sí en el pasado la tecnología afectó al planeta, en esta oportunidad la tecnología israelí está ayudando a salvar el planeta.
La agricultura israelí, puede proporcionar soluciones para la escasez de alimentos y de agua, así como los procesos de desertificación. La agricultura de precisión, la desalinización, son excelentes ejemplos de innovación israelí que pueden ayudar en la solución.
El agua es otra área donde Israel lidera a escala mundial. Nuestro país recicla casi el 90% de su agua residual y la reutiliza en la agricultura. Piensen en las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación ambiental y la destrucción del ecosistema que podrían haberse evitado si todo el mundo reciclara a este ritmo.
Israel también lidera el camino en la reforestación de áreas semiáridas; más de cien años de experiencia nos han aportado conocimientos invaluables sobre cómo plantar bosques y preservarlos en regiones con poca precipitación. En momentos en que el mundo está considerando programas de plantación de árboles a gran escala como un método para mitigar las implicaciones de la crisis, nuestro pequeño país tiene mucho que ofrecer.
También poseemos tecnologías avanzadas y una amplia experiencia en el campo de las energías renovables. Hemos desarrollado tecnologías que producen energía a partir de las olas del mar y contamos con una de las plantas de energía solar y térmica, más grande del mundo en el desierto del Negev.
Consideró que Israel tiene el potencial de convertirse en un líder mundial en innovación climática y tendrá una capacidad clave para posicionarse como un proveedor de soluciones globales después de la crisis del coronavirus. Más allá de todos los beneficios previstos, Israel podrá cumplir con el valor judío de “reparar el mundo”.
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