El Hombro de Gehena y la Bendición Sacerdotal

EL HOMBRO DE GEHENA

EL REINADO DE REY JOSIAS

Josías. Nació en el año 647 a.C. Es hermano de Amón y le sucede en el trono a la edad de ocho años, reinó sabiamente y mandó reedificar el templo.   
Sintesis biográfica

Nació en el año 647 a.C, es hermano de Amón y le sucede en el trono a la edad de ocho años, reinó sabiamente y mandó reedificar el templo. Josías tenía 8 años cuando heredó el trono de su padre el Rey Amón y reinó 31 años. Su hijo Joacaz lo sucedió. El rey Josías murió de heridas infligidas en batalla. Josías hizo lo que agrada a Dios. Fue el último rey de Judá que agradó al Señor. Josías en hebreo significa: El Señor apoyará o apoyado por Yavé.

Reinado de Josías

Josías tenía ocho años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalem treinta y un años. Su madre era Jedidá hija de Adaías, oriunda de Boscat. Josías hizo lo que agrada al Señor, pues en todo siguió el buen ejemplo de su antepasado David; no se desvió de él en el más mínimo detalle. En el año dieciocho de su reinado, el rey Josías mandó a su cronista Safán, hijo de Asalías y nieto de Mesulán, que fuera al templo del Señor. Le dijo:
» «Preséntate ante el sumo sacerdote Jilquías y encárgale que recoja el dinero que el pueblo ha llevado al templo del Señor y ha entregado a los porteros. Ordena que ahora se les entregue el dinero a los que supervisan la restauración del templo del Señor, para pagarles a los trabajadores que lo están reparando. Que les paguen a los carpinteros, a los maestros de obra y a los albañiles, y que compren madera y piedras de cantería para restaurar el templo. Pero no les pidan cuentas a los que están encargados de pagar, pues ellos proceden con toda honradez.» »
«Josías»
El sumo sacerdote Jilquías le dijo al cronista Safán:
» «He encontrado el libro de la *ley en el templo del Señor.» »
«Jilquías»
Entonces se lo entregó a Safán, y éste, después de leerlo, fue y le informó al rey: —Los ministros de Su Majestad han recogido el dinero que estaba en el templo del Señor, y se lo han entregado a los trabajadores y a los supervisores.

El cronista Safán también le informó al rey que el sumo sacerdote Jilquías le había entregado un libro, el cual leyó en su presencia. Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, se rasgó las vestiduras y dio esta orden a Jilquías el sacerdote, a Ajicán hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, a Safán el cronista, y a Asaías, su ministro personal:
«Vayan a consultar al Señor por mí, por el pueblo y por todo Judá con respecto a lo que dice este libro que se ha encontrado. Sin duda que la gran ira del Señor arde contra nosotros, porque nuestro antepasados no obedecieron lo que dice este libro ni actuaron según lo que está prescrito para nosotros. »
«Rey Josías»
Así que Jilquías el sacerdote, Ajicán, Acbor, Safán y Asaías fueron a consultar a la profetisa Huldá, que vivía en el barrio nuevo de Jerusalén. Huldá era la esposa de Salún, el encargado del vestuario, quien era hijo de Ticvá y nieto de Jarjás. Huldá les contestó:
«Así dice el Señor, Dios de Israel:»Díganle al que los ha enviado que yo, el Señor, les advierto: Voy a enviar desgracia sobre este lugar y sus habitantes, según todo lo que dice el libro que ha leído el rey de Judá. Ellos me han abandonado; han quemado incienso a otros dioses y me han provocado a ira con todos sus ídolos. Por eso mi ira arde contra este lugar, y no se apagará. Pero al rey de Judá, que los envió para consultarme, díganle que en lo que atañe a las palabras que él ha oído, yo, el Señor, Dios de Israel, afirmo: Como te has conmovido y humillado ante el Señor al escuchar lo que he anunciado contra este lugar y sus habitantes, que serían asolados y malditos; y como te has rasgado las vestiduras y has llorado en mi presencia, yo te he escuchado. Yo, el Señor, lo afirmo. Por lo tanto, te reuniré con tus antepasados, y serás sepultado en *paz. Tus ojos no verán la desgracia que enviaré sobre este lugar. »
» Profetisa Huldá»
Así que ellos regresaron para informar al rey.

Renovación del pacto

Entonces el rey mandó convocar a todos los *ancianos de Judá y Jerusalén. Acompañado de toda la *gente de Judá, de los habitantes de Jerusalén, de los sacerdotes, de los profetas y, en fin, de la nación entera, desde el más pequeño hasta el más grande, el rey subió al templo del Señor. Y en presencia de ellos leyó todo lo que está escrito en el libro del *pacto que fue hallado en el templo del Señor. Después se puso de pie junto a la columna, y en presencia del Señor renovó el pacto. Se comprometió a seguir al Señor y a cumplir, de todo *corazón y con toda el *alma, sus mandamientos, sus preceptos y sus decretos, reafirmando así las palabras del pacto que están escritas en ese libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.

Reformas de Josías

– Luego el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías, a los sacerdotes de segundo rango y a los porteros, que sacaran del templo del Señor todos los objetos consagrados a *Baal, a *Aserá y a todos los astros del cielo. Hizo que los quemaran en los campos de Cedrón, a las afueras de Jerusalén, y que llevaran las cenizas a Betel.
– Destituyó a los sacerdotes idólatras que los reyes de Judá habían nombrado para quemar incienso en los *altares paganos, tanto en las ciudades de Judá como en Jerusalén, los cuales quemaban incienso a Baal,  al sol y a la luna, al zodíaco y a todos los astros del cielo.
– El rey sacó del templo del Señor la imagen para el culto a Aserá y la llevó al arroyo de Cedrón, en las afueras de Jerusalén; allí la quemó hasta convertirla en cenizas, las cuales echó en la fosa común.
– Derrumbó en el templo del Señor los cuartos dedicados a la prostitución sagrada, donde las mujeres tejían mantos para la diosa Aserá.
– Josías trasladó a Jerusalén a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y desde Gueba hasta Berseba eliminó los santuarios paganos donde ellos habían quemado incienso.
– Derribó los altares paganos junto a la puerta de Josué el gobernador, que está ubicada a la izquierda de la entrada a la ciudad. Aunque los sacerdotes que habían servido en los altares paganos no podían ministrar en el altar del Señor en Jerusalén, participaban de las comidas sagradas junto con los otros sacerdotes.
– Eliminó el santuario llamado Tofet, que estaba en el valle de Ben Hinón, para que nadie sacrificara en el fuego a su hijo o hija en honor de Moloc.
– Se llevó los caballos que los reyes de Judá habían consagrado al sol y que se habían puesto en la entrada al templo del Señor, junto a la habitación de Natán Mélec, el *eunuco encargado del recinto.
– Quemó los carros consagrados al sol.
– Derribó los altares que los reyes de Judá habían erigido en la azotea de la sala de Acaz, y los que Manases había erigido en los dos atrios del templo del Señor. Los hizo pedazos y echó los escombros en el arroyo de Cedrón.
– Eliminó los altares paganos que había al este de Jerusalén, en el lado sur de la Colina de la Destrucción, los cuales Salomón, rey de Israel, había construido para Astarté, la despreciable diosa de los sidonios, para Quemós, el detestable dios de los moabitas, y para Moloc, el abominable dios de los amonitas.
– Josías, hizo pedazos las piedras sagradas y las imágenes de la diosa Aserá, y llenó con huesos *humanos los lugares donde se habían erigido.
– Derribó también el altar de Betel y el santuario pagano construidos por Jeroboán hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel.
– Quemó el santuario pagano hasta convertirlo en cenizas, y le prendió fuego a la imagen de Aserá. De regreso, al ver los sepulcros que había en la colina, Josías mandó que recogieran los huesos y los quemaran en el altar para profanarlo, cumpliendo así la palabra del Señor que el hombre de Dios había comunicado cuando anunció estas cosas.

Luego el rey preguntó: ¿De quién es ese monumento que veo allá? Y los habitantes de la ciudad le contestaron: Es el sepulcro del hombre de Dios que vino desde Judá, y que pronunció contra el altar de Betel lo que Su Majestad acaba de hacer. —Déjenlo, pues –replicó el rey–; que nadie mueva sus huesos.

Fue así como se conservaron sus huesos junto con los del profeta que había venido de Samaria. Tal como lo hizo en Betel, Josías eliminó todos los santuarios paganos que los reyes de Israel habían construido en las ciudades de Samaria, con los que provocaron la ira del Señor. Finalmente, mató sobre los altares a todos los sacerdotes de aquellos santuarios, y encima de ellos quemó huesos humanos. Entonces regresó a Jerusalem. Después el rey dio esta orden al pueblo:

Celebración de la Pascua

Celebren la Pascua del Señor su Dios, según está escrito en este libro del pacto. Desde la época de los *jueces que gobernaron a Israel hasta la de los reyes de Israel y de Judá, no se había celebrado una Pascua semejante. Pero en el año dieciocho del reinado del rey Josías, esta Pascua se celebró en Jerusalén en honor del Señor. Además, Josías expulsó a los adivinos y a los hechiceros, y eliminó toda clase de ídolos y el resto de las cosas detestables que se veían en el país de Judá y en Jerusalén. Lo hizo así para cumplir las instrucciones de la *ley, escritas en el libro que el sacerdote Jilquías encontró en el templo del Señor. Ni antes ni después de Josías hubo otro rey que, como él, se volviera al Señor de todo corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas, siguiendo en todo la ley de Moisés.

Muerte de Josías

Los demás acontecimientos del reinado de Josías, y todo lo que hizo, están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. En aquel tiempo el faraón Necao, rey de Egipto, fue a encontrarse con el rey de Asiria camino del río Éufrates. El rey Josías le salió al paso, pero Necao le hizo frente en Meguido y lo mató. Los oficiales de Josías llevaron su cadáver en un carro desde Meguido hasta Jerusalén y lo sepultaron en su tumba. Entonces el pueblo tomó a Joacaz hijo de Josías, lo ungió y lo proclamó rey en lugar de su padre. Esta muerte sucede en el año 608 a.C. aproximadamente.

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