La kipá es una pequeña gorra ritual usada tradicionalmente por los varones judíos, y últimamente aceptada también por las corrientes no ortodoxas para uso femenino.
La kipá —o cualquier otro gorro, sombrero o prenda que cubra total o parcialmente la cabeza— es de uso obligatorio (incluso para los no judíos o gentiles) al entrar y permanecer en determinados lugares de culto judío, como sinagogas, cementerios o lugares sagrados, o en situaciones de plegaria, celebración o estudio de Torá. Los varones judíos observantes, empero, visten kipá durante todo el día y en toda ocasión.
La kipá es de tela o lana —esta última es más común dentro del público observante—, y se confecciona hoy en día de los más diversos colores, tamaños y diseños, para todos los gustos, situaciones y modas. Es posible ubicar a un judío practicante dentro de determinada rama o corriente del judaísmo por el color, el tamaño o el material del que está hecha la kipá que lleva puesta.
Así, por ejemplo, los colores ocres, verdosos y marrones son tradicionales en las kipot sefardies, los blancos y cremas predominan en los asquenazies y la kipá multicolor —kipa bujari- entre los mizrajies (es de un tamaño notablemente mayor a la kipá europea y a menudo las llaman erróneamente «kipá sefardita») y los judíos asiáticos.
Los ultra ultraortodoxos llevan siempre kipá completamente negra. También blanca y de un tamaño mayor que las anteriores es la kipá de Breslev, waee o kipá de Breslov que usan los seguidores asque rernazíes del antiguo rabino Najman de Uma. La kipá yemenita tiene un sello propio, suele ser oscura (negra, normalmente) y con rebordes de colores claros.
La costumbre de llevar kipá no proviene de un precepto o mandamiento propiamente dicho, a diferencia del talit o chal ritual, o de los tefilin o filacterias, aunque se ha arraigado con el correr de los siglos, al punto de convertirse en uno de los atributos más emblemáticos del judaísmo. Aun así, sus orígenes son igualmente milenarios, y se remontan al Talmud (Maséjet Kidushín, Tratado de casamientos, 31:1), simbolizando la necesidad de tener presente en todo momento que Dios está por encima de los hombres, mujeres y las cosas.
En el servicio del Templo de Jerusalém, los sacerdotes Cohanim tenían prohibido llevar la cabeza descubierta. Este es uno de los orígenes de esta costumbre