Israel rescatará a su aerolínea insignia, EL AL, al borde de la quiebra por las pérdidas económicas sufridas por la crisis del coronavirus.
El Estado garantizará el 75 % de un préstamo de 250 millones de dólares para asegurar su estabilidad inmediata, y comprará acciones de la compañía por valor de 150 millones si esta no las puede vender en el mercado bursátil, concretó un portavoz de EL AL.
Si se cumplen estas condiciones, el Estado pasaría a controlar el 61 % de la empresa y se convertiría en su principal propietario. Esto supondría la nacionalización de la empresa, que volvería a manos estatales tras haber sido privatizada en 2004.
Pero el plan parece ser solo un revulsivo que busca reducir la deuda neta de la empresa, de más de 2.000 millones de dólares. El objetivo final -indican varios medios- es volver a darle viabilidad para que más adelante pueda ser adquirida por otro inversor privado.
Su junta directiva aceptó ayer las condiciones del Estado, pero todo queda sujeto a un acuerdo definitivo pendiente de firmar y a varios requerimientos que aún no están cerrados.
Entre estos, el Gobierno pide una racionalización de los costes y reducción de la fuerza laboral del 33 %, lo que podría suponer el despido definitivo de 2.000 trabajadores, que se deberá negociar con los sindicatos.
La pandemia hizo que la empresa ya tuviera que prescindir de la mayoría de sus empleados de manera temporal. A estas alturas, el 95 % de estos está sin trabajar, con permiso no retribuido, según el digital económico Globes.
La crisis de la COVID-19, que redujo en gran medida el tráfico aéreo mundial, afectó de lleno a EL AL.
Su número de vuelos disminuyó en gran medida, y en el primer cuarto de 2020 registró unas pérdidas de 140 millones de dólares. A ello se suman unos 350 millones que debe a los pasajeros cuyos vuelos fueron anulados, indica el digital Times of Israel.
Recientemente -tras una disputa laboral con parte de la plantilla que no llegó a buen puerto-, la compañía paró por completo su actividad y canceló los vuelos comerciales hasta finales de mes.
El coronavirus paralizó casi totalmente el tráfico aéreo de Israel, principal vía de entrada y salida del país.
Este aún no permite el acceso de extranjeros sin permiso de residencia, lo que ha reducido a cero el número de turistas, y ha afectado gravemente a sus principales aerolíneas.
La industria aérea israelí está a pocos «días de alcanzar un punto de no retorno», advirtió la semana pasada Shmuel Zakay, director general del Aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv.
Según aseguró, si la situación no cambia, el sector sufrirá un «daño estratégico enorme» que arrastrará a largo plazo.
EFE