Increíble: arriesgaba su vida probando las comidas de Adolf Hitler

Increíble: arriesgaba su vida probando las comidas de Adolf Hitler
Margot Wölk fue una de las 15 mujeres a las que las SS obligaba a probar los platos que luego consumía el Führer para prevenir un posible envenenamiento.

La novela «La catadora» de la autora italiana Rosella Pistorino, rescata la figura de Margot Wolk, una de las 15 mujeres que se vieron obligadas a probar las comidas de Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Tal era el miedo de ser envenenado, que cada bocado que el Führer probaba, antes debía ser testeado por ellas.

Recién entrado el siglo XXI fue cuando Wölk decidió romper el silencio y contar su historia. Ella vivía junto a sus suegros en Gross-Partsch, a pocos kilómetros del cuartel militar de Hitler llamado la Guarida del Lobo.

Por esta razón, ella junto a 14 señoritas fueron reclutadas por el alcalde y conducidas a un barracón donde varios cocineros preparaban la comida de Hitler del día. Los rumores sobre que los Aliados tenían planes de matarlo envenenándolo lo habían puesto paranoico.

Una hora después de que las mujeres habían probado todos los platos y no manifestaban signos de envenenamiento, la comida era llevada a la mesa del Führer. Ellas tenían acceso a platos deliciosos y suculentos, banquetes que, en tiempos de guerra, era un verdadero privilegio ya que la mayoría de la población no tenía acceso ni al café.

«La comida era buena… muy buena, pero nosotros no podíamos disfrutarla», aseguró Margot a una revista alemana

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