Hilando la historia del Bolero de Ravel|
Ida Rubinstein fue una bailarina y directora artística rusa, dotada de gran belleza, ícono de la Belle Époque.
Nacida en el Imperio ruso en 1885 y fallecida en 1960 en Francia , era hija de una rica familia judía , quedando huérfana de padre y madre a los ocho años. Entró al mundo de la danza en una etapa tardía de su vida.
Debutó en 1909 con una interpretación privada en Salomé, desnudándose completamente en el curso de la Danza de los Siete Velos.Serguéi Diáguilev la contrató para los Ballets Rusos y con ellos bailó el rol principal de Cleopatra en París en 1909 en un espectáculo histórico y en 1910 actuó en Scheherazade, un ballet basado en la primera historia de Las mil y una noches, en pareja con Vaslav Nijinsky, famoso por su sensualidad orientalista. Actuó en Le Martyre de Saint Sebastien, con un libreto de Gabriele D’Annunzio y música de Claude Debussy que fue un escándalo porque estaba interpretado por una mujer y, además, judía. El Obispo de París instó al público a no asistir a verla.
Después de dejar los Ballets Rusos, Ida Rubinstein, fundó y financió varias compañías de ballet.
En 1928, ella le pidió una obra a Maurice Ravel, quien ya se había hecho a la idea de no trabajar demasiado; no quería componer sino sólo orquestar, sin embargo, su trabajo se convierte en un prodigio de variación reiterativa.
Ravel se impuso y logró una obra atractiva usando exclusivamente la técnica de la orquestación. Eso es el Bolero: una acumulación constante de instrumentos que repiten la misma melodía constituida por dos temas que, repitiéndose, se irán alternando en perfecta simetría.
En la orquestación incluyó paulatinamente una gran variedad de instrumentos: saxofón, oboe de amor, trompeta, clarinete, flautas, violas, violoncelos etc., con afinaciones poco habituales y graduando el volumen para lograr con un ininterrumpido crescendo un clima insinuante y apasionado que concluirá en una explosión final.
Ravel había ubicado a su obra en una fábrica, pero Alexandre Benois, el escenógrafo, la situó en un oscuro café de Barcelona, donde, iluminada, una bailarina danzaba sobre una mesa mientras los hombres permanecían sentados jugando a las cartas, representando ella a una bailarina de flamenco en una coreografía sensual que fue un escándalo.
Vigente el Bolero, lo recordamos bailado por Jorge Donn, con coreografía de Maurice Béjart, en la película de Claude Lelouch “Los unos y los otros” (1981) y también días atrás lo volvimos a ver circulando en las redes en una versión del espectáculo de 2017 cuando París se promovía como capital anfitriona de los Juegos Olímpicos de 2024. La Orquesta Sinfónica lo interpretaba sobre una plataforma de atletismo flotante de 250 metros sobre el Río Sena.También este año, en marzo, en plena pandemia aun, en Francia, fue interpretado por la Orquesta Nacional de Francia con los músicos en sus hogares.
Por Martha Wolff
He aquí las tres versiones:
https://www.youtube.com/watch?v=bsqU5-ISrak
|