Estudiosos explican por qué la fascinación sigue viva. Johann Sebastian Bach está clasificado como el compositor clásico más famoso de todos los tiempos, pero hasta ahora se sabe poco de su personalidad.
Murió el 28 de julio de 1750 en Leipzig. Desde entonces, el trabajo de Johann Sebastian Bach ha sido ampliamente investigado y documentado. La carrera profesional de Bach también es conocida, pero se sabe relativamente poco sobre su personalidad y su apariencia física. El compositor barroco nació en Eisenach en 1685. Fue concertino en Weimar, y en Köthen fue nombrado «Hofkapellmeister» o maestro musical de la corte, y en Leipzig se ganó la vida como director de música y coros de la iglesia Thomaskirche, de Leipzig. Un cargo que ocupó hasta su muerte.
Cada año miles de visitantes peregrinan a los sitios originales en Turingia, Sajonia y Sajonia-Anhalt, donde la familia vivió y trabajó, para escuchar y conocer más a Bach. En Eisenach tocan con reverencia la pila bautismal de la Georgenkirche, en la iglesia de Santo Tomás de Leipzig se paran devotamente ante la supuesta tumba de Bach. «Si Bach realmente yace bajo la lápida con la inscripción Johann Sebastian Bach en la iglesia de Santo Tomás sigue siendo el misterio del siglo», dice Jörg Hansen, director del Bachhaus en Eisenach.
Traer a Bach del ayer al presente
La Nueva Sociedad de Bach fundó el primer muso del músico en la Casa de Bach en Eisenach en 1907. En realidad es una casa vecina a la de donde nació, que ya no existía. Además de la biblioteca privada de Bach y de la mayor colección de representaciones de Bach, el museo también alberga numerosos instrumentos históricos de la época del compositor, que son tocados para el público cada hora.
Jörg Hansen, el director del museo, considera importante transmitir la complejidad de las composiciones polifónicas de Bach y por qué se le considera el maestro de la fuga. «La gente debería ver la influencia que Bach tuvo especialmente en la música de piano, esa es quizás la razón principal por la que aún hoy escuchamos a Bach».
Elevado al Olimpo por los biógrafos
Tras su muerte en 1750, las obras vocales de Johann Sebastian Bach, sus canciones y su música sagrada fueron olvidadas durante mucho tiempo – hasta que el compositor fue redescubierto a principios del siglo XIX y fue estilizado como un héroe nacional.
Johann Nikolaus Forkel escribió la primera biografía de Bach en 1802. «Para los admiradores patrióticos del genuino arte musical», dice el prólogo. «Forkel lleva a Bach al Monte Olimpo y pinta el cuadro de un virtuoso del teclado que se ha convertido en un genio gracias a virtudes alemanas como la diligencia y la seriedad», dice Michael Maul, director del Festival de Bach de Leipzig, que conoce todas las biografías de Bach.
Fue el compositor Félix Mendelssohn-Bartholdy el que redescubrió la música sagrada de Bach en 1829, incluyendo las cantatas, que había escrito como música popular, sus oratorios y pasiones. Mendelssohn realizó una versión abreviada de la Pasión de San Mateo, que dio el impulso para un nuevo culto a Bach.
Bach como producto de la historia cultural alemana
En 1872 Philipp Spitta escribió una de las biografías más extensas de Bach. Se publicó un año después de la fundación del Reich alemán. Spitta abordó el tema con metodología y espíritu investigativo. «A pesar de las pocas fuentes, Spitta creó una obra pionera para la biografía en musicología», dice Michael Maul.
Albert Schweitzer, conocido médico especializado en enfermedades tropicales, filósofo y teólogo, como musicólogo e intérprete de Bach, escribió una importante monografía de Bach en 1902. En ella analiza los mensajes teológicos en su música y da consejos a los intérpretes de Bach sobre cómo debe articularse el mensaje de los textos en la música y el canto.
En los años 30, los nacionalsocialistas continuaron la gran veneración de Bach como compositor nacional en el siglo XIX. «Bach era considerado como el arquetipo del compositor ‘ario’ alemán», explica el director del Bachhaus de Eisenach. Los textos del oratorio que no encajaban en la imagen fueron simplemente reescritos o añadidos. «En la marcha y el cancionero de las Juventudes Hitlerianas -que también exhibimos alguna vez- fue recompuesta una canción correspondiente a una melodía para piano bien temperado», dice Hansen.
El musicólogo Christoph Wolff se ciñó a los hechos en su biografía en 2002. De 1950 a 2007 el Instituto de Bach de Göttingen y el Archivo de Bach de Leipzig se ocuparon de publicar una nueva edición completa anotada de la obra de Bach. Sin embargo, ni siquiera él pudo cerrar las brechas en cuanto a la personalidad y el carácter de Bach. Aunque la necrología de las familias de Bach afirmaba que Bach era «el placer de todos» y que había recibido muchas visitas, los registros históricos también muestran que siempre se burlaba de sus empleadores y que se le consideraba obstinado. «Con Wolff, se obtiene la imagen de una persona que ha hecho carrera en condiciones muy difíciles», dice el director del Bachfest Michael Maul y describe que allí «se le descubre como una persona con todas sus fortalezas y debilidades. Eso es lo que hace a Bach más terrenal».
Lo que todavía me fascina de Bach hoy en día
Hoy en día, Bach no es venerado como un héroe nacional, sino por su música. El equipo del Archivo de Bach de Leipzig ha localizado más de 300 coros y sociedades internacionales de Bach. Su música inspira a través de todas las fronteras geográficas, confesionales y culturales. A Michael Maul le fascinan las siempre actuales melodías del compositor barroco. «Son increíblemente fuertes en su profundidad, por lo que muchos músicos de jazz y de rock conocidos dirían también que el compositor más importante de la historia de la música es Bach». Esto le fue confirmado personalmente por el músico pop Sting, quien le contó que «cada dos días, cuando se levanta, coge su guitarra y toca una pieza de Bach para Cello con el fin de recuperar su equilibrio emocional.»
Jörg Hansen, del Museo de Bach en Eisenach, aprecia la inventiva del compositor llena de ingenio y humor. Por ejemplo, al final de las famosas «Variaciones Goldberg» de Bach para piano. «Algunos escriben que esto es como música para la Semana Santa, increíblemente triste y conmovedora. Pero solo se trata de la inversión de la melodía en su eje central». En el último canon, Bach añadió canciones populares de Turingia. Para Hansen, «eso es lo fascinante de Bach».