Ayer explicamos que hacia la mitad del primer siglo de la era común, los judíos vivíamos bajo el imperio romano. Los romanos trataban incesantemente de eliminar el judaísmo y trasformar a Judea en una provincia “normal” pagana del imperio romano.
La agresión de los romanos contra los judíos llegó a su pico en los tiempos del procurador Florus, que gobernó Judea desde el año 64 hasta el año 66. Florus había sido designado por el extravagante y tirano emperador romano Nerón, que reinó desde el año 54 hasta el 68 de la era común. El plan maestro de Florus era saquear el Bet haMiqdash y robar todos sus tesoros: es decir, los objetos sagrados del Templo de Jerusalem que estaban hechos de oro puro. Florus quería debilitar a los judíos y así quebrar su resistencia. Y no tuvo escrúpulos para lograr sus objetivos.
En el año 66 Florus llegó a Yerushalayim y se llevó 12 talentos de plata del Bet haMiqdash, con la excusa que lo hacia bajo las ordenes del emperador. También demandó a todos los judíos de la ciudad que salieran a bendecirlo y alabarlo. Muchos lo hicieron por miedo a la impredecible reacción de Florus. Al otro día, Florus demandó que todos los líderes judíos que no estuvieron presentes en su recepción se presentaran para ser castigados por haberle faltado el respeto. Como nadie se presentó Florus ordenó a sus soldados atacar a cualquier judío que encontraran en las calles de Jerusalem. En un solo día Florus hizo asesinar a 3.600 judíos: hombres, mujeres y niños y ordenó que los líderes judíos fueran crucificados vivos.
Como si esto fuera poco, y todavía haciéndose el ofendido, Florus demandó a los líderes rabínicos y a los Cohanim que salieran del Bet haMiqdash para bendecirlo a él y a su ejercito. Los líderes religiosos ingenuamente accedieron a la demanda de Florus. Y cuando se acercaron a su ejercito, los soldados de Florus arremetieron contra ellos y los asesinaron, aplastándolos con sus caballos. En este preciso momento, dicen, se gestó la rebelión de los judíos contra Roma.
Algunos historiadores afirman que Florus provocó a los judíos de Jerusalem deliberadamente, sabiendo que se rebelaran, y así tendría una perfecta excusa para destruir y saquear el Bet-haMiqdash
Flavio Josefo cuenta que el líder judío Agripas II intentó calmar los ánimos de los Yehudim y les explicó que el problema era Florus, y que debían hacer todo lo posible para que éste fuera reemplazado, pero que no podían rebelarse contra el imperio romano, ya que eso era un acto suicida y sin la minima posibilidad de triunfar. Pero para muchos Yehudim lo que estaba pasando ya era una cuestión de “vida o muerte”: si no se rebelaban, pensaron, estarían destinados a desaparecer. Habían llegado a un punto sin retorno y la gran rebelión de los Yehudim contra los romanos se puso en marcha.
Cuando comenzó la rebelión de los judíos los romanos mandaron a traer refuerzos desde Siria. Roma envió a la poderosa 12va legión llamada “Fulminata». Pero antes de que la legión pudiera llegar a Yerushalayim fue emboscada y derrotada en Bet Horón por las milicias judías lideradas por El’azar ben Shimón. Esta humillante derrota, que incluyó la pérdida del águila dorada, sorprendió a los líderes romanos que no pensaron que los Yehudim podían pelear con tanto valor.
Pero a pesar de estos esporádicos triunfos los Yehudim no se pusieron de acuerdo en un liderazgo único y unido, y los bandos no solo que estaban divididos sino que en realidad estaban enemistados unos con otros (sinat jinam), peleaban y se mataban entre sí. Como ocurrió, por ejemplo, entre los Yehudim y los Tsaduquim. Esto fue claramente explicado por Ribbí Yojanán en el Talmud de Jerusalem (Sanhedrin, capítulo 10) diciendo que la destrucción de Yerushalayim y el exilio de los Yehudim no ocurrió hasta que los judíos estuvimos divididos en 24 grupos diferenciados . א»ר יוחנן לא גלו ישראל עדשנעשו עשרים וארבע כיתות של מינים.
Con tantas divisiones internas, la derrota se hacía inevitable.
LA REBELIÓN DE BAR KOJBA Y LA CAIDA DE BETAR
Hablamos de una de las 5 tragedias que recordamos en el 9 de Ab: el día que la cuidad de Jerusalem fue arada. Adriano arrasó Jerusalem y fundó una nueva ciudad pagana, Aelia Capitolina, a través de una ceremonia conocida en latín como sulcus primigenius en la cual se delimitaba el perímetro de la nueva ciudad empleando un arado de bronce tirado por una yunta de bueyes blancos. Esta profanación deliberada de nuestra Ciudad Santa tuvo lugar en el 9 de Ab
Comenzaremos a explicar la quinta tragedia que recordamos en Tisha beAb: la caída de la ciudad de Betar (en los antiguos libros Sefaradim que usamos para las quinot de Tishá beAb se llama a esta ciudad “Bitter”). Entendamos primero que la caída de Betar no fue un hecho aislado o una batalla menor. Fue la conclusión de una terrible guerra contra el imperio de Adriano que llevó 3 años y medio: la rebelión de Bar Kojbá. El resultado final de esta rebelión, que concluyó con la caída de Betar, fue desastroso: el 90% (sic.) de los habitantes de Yehudá fueron asesinados. Como veremos más adelante, este genocidio ha quedado grabado en nuestra memoria colectiva, ya que no sólo lo recordamos en Tishá beAb sino que a diferencia de otras tragedias, hacemos referencia al mismo todos los días, cuando decimos el Birkat haMazón.
Según algunos historiadores Jerusalem fur profanada en el año 130 y la Ciudad de Betar cayó en el 136. Hay quienes opinan, siguiendo textualmente la Mishná, que si bien los planes parea profanar Yerushalayim fueron en el 129, la ciudad fue arada luego de la caída de Betar. Una de las razones que los detalles de esta gran catástrofe nacional no son muy conocidos es que hay muy poco material escrito en nuestras fuentes Talmúdicas sobre este tema, calculo que un poco más de una docena de referencias. Lo que sí encontramos en el Talmud y los Midrashim es cientos de historias, algunas explícitas y otras indirectas, que describen las persecuciones que sufrimos los Yehudim, el asesinato de nuestros Sabios, la ejecución de los 10 mártires, y muchas otras tragedias ocurridas en los tiempos de Adriano, que murió en el 138.
GEZEROT HASHMAD
Adriano comenzó en el año 129 su batalla religiosa contra los judíos. Su decreto para prohibir la circuncisión, bajo la pena de muerte, y la transformación de Jerusalem en una colonia romana idolatra fue sólo el comienzo. Adriano penalizó con la pena de muerte el estudio de la Torá en público, ya que consideraba la Torá como un código de ley no reconocido por el imperio romano. Prohibió la práctica del Shabbat, ya que los romanos veían al Shabbat como un día de ocio injustificado, y en el imperio todos debían trabajar para maximizar la recaudación de impuestos, en beneficio del emperador También prohibió la lectura de Meguilat Ester y el encendido de las velas de Janucá, esas historias judías eran irrelevantes para el patrimonio cultural romano. Prohibió otras leyes rituales como el uso del Mikvé, el Tefiilin, el Talit y la Mezuzá.
En todo esto Adriano se excedió más que ningún otro tirano hasta ese momento, incluyendo al infame Antiojus Epifanes , el gobernante griego que murió en el 164 aec. A estas leyes anti-religiosas se las conoce en hebreo como “guezerot hashmad” o “guezerot adrianus” , los decretos que intentaban la eliminación del judaísmo y del pueblo judío, lo cual era el ultimo objetivo de Adriano.
Para comprender un poco más en profundidad los decretos anti-judíos de Adriano hay que recordar que este emperador era un apasionado admirador de la cultura griega: la arquitectura griega, la filosofía, la religión y hasta la estética helénica. Adriano, por ejemplo, fue el primer emperador que se dejó la barba, al estilo griego (ver aquí ). A diferencia del emperador romano anterior, Trajano, que reinó desde el año 98 hasta el año 117 de la era común, Adriano no pretendía conquistar más territorios para Roma. Pero sí quería imponer una hegemonía cultural y religiosa: que todos los ciudadanos de Roma, y esto incluía a la población judía de la provincia romana “Judea”, siguieran las mismas leyes y tradiciones, y obedecieran únicamente al emperador.
Para los judíos renunciar a la Torá significa una asimilación colectiva, es decir, un suicidio nacional. Es por eso que a partir del año 130 los judíos comenzaron a organizar una audaz, valiente y muy arriesgada rebelión contra el Imperio Romano. Esta rebelión estaba encabezada por Shimón Bar Kosiba (שמעון בן כוסיבא ), conocido luego por su “nombre de batalla”, Bar Kojbá.
Durante dos años, entre el año 130 y 132, Bar Kojbá organizó en secreto toda la logística y la estrategia de la rebelión. La Guemará nos cuenta por ejemplo, que Bar Kojbá reclutó 400,000 guerreros, que habían sido adiestrados en la lucha y en la resistencia física. Entre otras pruebas que tenían que pasar para sumarse al ejercito de Bar Kojbá, los hombres debían ser tan fuertes como para arrancar a la carrera un árbol de raíz.
Continuará…..
Por: Rabino Yosef Bitton