Sarah Gilbert lidera el equipo de investigación de la universidad británica. Es madre de trillizos, y su pareja debió relegar su carrera para hacerse cargo de los niños y que ella pudiera dedicarse a su pasión: combatir patógenos con el potencial de convertirse en epidemias.
Es conocida dentro del gremio científico por ser una de las líderes mundiales en vacunología.
Sarah Gilbert tiene 58 años y lidera el equipo de investigación de la Universidad de Oxford, que anunció haber superado con éxito la primera fase del estudio de su vacuna contra el coronavirus.
La Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca avanzan a contrarreloj en el desarrollo de una vacuna para terminar la pandemia por COVID-19. Y Gilbert y su equipo de 300 investigadores se las ingeniaron para “adelantar muchos de los pasos que normalmente toman unos cinco años”. “Lo hemos hecho en cuatro meses”, dijo la mujer en una entrevista.
Los primeros resultados son alentadores: la vacuna, llamada AZD1222, mostró los primeros signos de respuesta inmune tras una última fase del estudio sobre más de mil voluntarios en países como Brasil, Sudáfrica, Reino Unido y los Estados Unidos, todos ellos entre los 18 y los 55 años de edad y en buen estado de salud. Sus únicos efectos secundarios, y en casos aislados, fueron dolor de cabeza y algunas décimas de fiebre, pero lo que los investigadores destacaron es que el compuesto generó anticuerpos y células blancas que podrían combatir el coronavirus.
Esto llevó a que incluso la familia de Gilbert se involucrara en el estudio, pues sus trillizos, que tienen 21 años y estudian bioquímica, decidieron participar en él. “La verdad es que no tuvimos demasiado tiempo para discutirlo porque yo no paso mucho tiempo en casa. Conocemos el perfil de los efectos adversos que puede tener y sabemos la dosis que tenemos que utilizar, lo hemos hecho muchas veces antes. Obviamente estamos haciendo pruebas de seguridad, pero no nos preocupan”, aseguró la mujer a la agencia Bloomberg.
Su compromiso con la ciencia es tal que en 1994 abandonó su puesto en la biofarmacéutica Delta Biotechnology de Nottingham para regresar a la universidad y entrar a formar parte de los estudios acerca de la malaria.
Así las cosas, la familia de la investigadora siempre fue un pilar importante en su vida: Gilbert dio a luz a trillizos en 1998 y un año después se convirtió en profesora universitaria.
“Es muy difícil equilibrar trabajo y vida personal -contó-. Parece imposible cuando no tienes apoyo. Tuve tres hijos. Las tarifas de la guardería eran más altas que mi salario”.
Así es que su pareja decidió interrumpir su carrera y cuidar de los niños durante los primeros años, pero Gilbert recuerda que fue difícil en aquel momento. “Sólo tuve 18 semanas de baja por maternidad. Tenía que cuidar de tres bebés prematuros y fue muy estresante” , dijo la científica.
Pero Gilbert también cuenta que una de las mejores cosas de ser científica es que no siempre su trabajo implica pasar largas horas fuera de casa, “aunque a veces las cosas se complican.
Durante los últimos años participó en el desarrollo de la vacuna universal contra la gripe, el MERS, el Ébola y la Influenza tipo A, y ahora, con su nuevo compuesto, espera desencadenar una serie de respuestas celulares de los linfocitos T similar a las utilizadas para combatir al virus del Zika y el MERS.
Eso sí, a pesar de que ella asegura estar convencida “al 80%” de que la vacuna podría estar lista para cuando comience el próximo otoño en el hemisferio norte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió prudencia y reconoció que seguramente no se tenga una solución definitiva hasta 2021. “Esperemos que podamos mejorar los tiempos que tarda una vacuna en desarrollarse, probarse y producirse y llegar en vuestro rescate”, aseguró la propia Gilbert cuando los diputados británicos le preguntaban si la sociedad debería seguir sufriendo las consecuencias del coronavirus el próximo invierno.
“Ella está muy por delante del resto del mundo, estamos hablando de la vacuna más avanzada ahora mismo a nivel mundial”, la elogió Kate Bingham, directora del Grupo de Trabajo para la Vacuna del Gobierno británico en una comisión parlamentaria de principios de julio