Un innovador israelí señala que ha vuelto a proponer un tratamiento de la disfunción eréctil para el coronavirus, e informa de que se está mostrando prometedor, habiendo mejorado significativamente la salud de seis pacientes.
Jonathan Javitt ha desarrollado una forma de aviptadil, una droga que se utiliza casi exclusivamente para inyectarse en el pene junto con otra droga, la fentolamina, para ayudar a los hombres a lidiar con la disfunción eréctil, para tratar el coronavirus grave. Esta versión de la droga para inyectar por vía intravenosa a los pacientes de coronavirus, RLF-100, está siendo sometida a ensayos clínicos en cinco hospitales estadounidenses.
No hay resultados de estos ensayos, pero Javitt ha publicado un informe sobre seis pacientes que recibieron el medicamento fuera de los ensayos, afirmando que habían dado fuertes pasos hacia la recuperación.
“Hasta donde yo sé, este es el primer medicamento para tratar el coronavirus con el cual la radiografía de los pulmones mejora, el oxígeno en la sangre mejora y las citoquinas disminuyen muy rápidamente”, mencionó. Las citoquinas son las pequeñas proteínas que los pacientes de COVID-19 a veces producen en grandes cantidades, causando daño a sus cuerpos.
“Si me preguntan si esta es la cura para el coronavirus, mi respuesta es que no lo sé, pero es prometedor, y eso espero”, declaró al Times de Israel.
Javitt, director ejecutivo de la empresa estadounidense e israelí NeuroRx Inc. se asoció con Relief Therapeutics Holdings, con sede en Ginebra, para producir el fármaco. Un médico estadounidense que se trasladó a Israel, Javitt comenzó a trabajar en él en marzo, cuando un fondo de capital que invierte en ambas empresas se puso en contacto con él para decirle que tenía los derechos de la investigación, y se preguntó si podría ser útil en la lucha contra el coronavirus.
La investigación consistía en datos sobre la seguridad y la toxicología del aviptadil, que es esencial para la aprobación reglamentaria de cualquier nuevo medicamento basado en él. El aviptadil es una forma sintética de péptido intestinal vasoactivo (VIP), una cadena corta de aminoácidos que se produce naturalmente en el cuerpo humano y protege los pulmones.
Investigaciones anteriores han ilustrado que el VIP, además de utilizarse para tratar la disfunción eréctil, sobre todo en el norte de Europa, es un potente antiinflamatorio, aunque actualmente no se utiliza de forma generalizada para este fin. Javitt, junto con Yves Sagot de Relief Therapeutics, comenzó a explorar la posible relevancia de la COVID-19, e hizo una formulación de la droga que esperaban que funcionara en la enfermedad. Obtuvieron el permiso de la Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos para llevar a cabo ensayos clínicos, y también para administrarlo a algunos pacientes para su uso en casos de emergencia.
Mientras tanto, los científicos de la Fundación Oswaldo Cruz de Río de Janeiro habían observado en el laboratorio células pulmonares humanas infectadas por el SARS-CoV-2 junto con la droga, in vitro.
Javitt explicó: “Informaron que si se le da el virus a las células de pulmón humano en un laboratorio, el virus entrará en las células y las matará. Si les das esta droga, suprime la replicación del virus y si el virus no puede hacer millones de copias de sí mismo, no es dañino para ti”.
A medida que continúan los ensayos clínicos para 70 personas, 25 personas han recibido el medicamento bajo las normas de uso de emergencia en el Hospital Metodista de Houston. Se ha hecho un seguimiento de las primeras seis personas que lo recibieron sobre esta base, en promedio, 14 días después del tratamiento. Javitt indicó que, en el momento del seguimiento, todos los pacientes mostraron una mejora en la oxigenación de la sangre. Agregó que hubo una reducción promedio del 56% en los marcadores inflamatorios y que cuatro de cada seis pacientes mostraron una remisión completa de la insuficiencia respiratoria.
Javitt concluyó que, a pesar de su entusiasmo, es realista sobre las limitaciones de la investigación hasta ahora. “Por supuesto, se trata de un número pequeño y, por supuesto, se necesitan pruebas que incluyan a los pacientes que reciben placebos”, finalizó.
Noticias de Israel.