En un pueblo pequeño, una vez a la semana se juntaban a jugar póquer clandestinamente, el cura, el rabino, el pastor y un guía espiritual de los árabes.
En una de sus tantas reuniones, entra sorpresivamente la policía y al ver que se trata de los religiosos del pueblo les dice:
-Señores, para no llevarlos presos ustedes tienen que jurar que no estaban jugando póquer.
Dice el cura: Juro por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo que no estaba jugando póquer.
Por su parte el pastor dice: Juro por Dios que no estaba jugando póquer.
El árabe también jura por Alá que no estaba jugando póquer.
Cuando llega el turno al rabino, éste dice que no jura.
Le pregunta entonces el policía: ¿Admite que estaba jugando póquer?
-¿Quién? ¿Yo jugando póquer? ¿Con quién? ¿Solo?