La República Islámica de Irán estableció Hezbolá en el Líbano a principios de la década de 1980, lo financió y lo equipó con armas avanzadas. En el proceso, transformó la comunidad chiita del país, que alguna vez fue insignificante y oprimida, en una comunidad altamente organizada con una poderosa milicia. La gran República Libanesa, sin embargo, se encuentra en su punto más bajo desde que obtuvo su independencia de Francia en 1943. Líbano está excluido de mucha asistencia internacional debido a la presencia en su territorio de Hezbolá, que busca explotar la aflicción del país para empujarlo de una vez por todas hacia los brazos de la República Islámica.
El Líbano está sufriendo la peor crisis económica de su historia. Está atrapado en una horrenda espiral de inflación, desempleo y recesión. Los suicidios están aumentando entre los ciudadanos libaneses que están desesperados por la hambruna, la pobreza y las dificultades desenfrenadas. Los bancos no permiten que los titulares de cuentas retiren su dinero. Se promulgan leyes contra Siria que afectan indirectamente la vida económica del Líbano. Además, la presencia en el Líbano de la organización terrorista Hezbolá ha llevado el país a ser objeto de boicots por parte de Estados Unidos y de los Países del Golfo y a un bloqueo económico.
Hezbolá es el culpable del sufrimiento del Líbano, y lo ha sido durante más de treinta años. Hezbolá cultiva drogas para exportar a países europeos. Evita las leyes libanesas y no paga impuestos. Opera pasos marítimos y terrestres a lo largo de la frontera con Siria. Recibe en secreto bienes de Irán, así como dinero y armas. No solo no hace nada para contribuir al Estado libanés, sino que daña sus cimientos.
El mayor temor entre los altos funcionarios de Hezbolá es que el pueblo libanés vuelva a salir a las calles en masa, como lo hizo a principios de este año. Esta es la razón por la que Hassan Nasrallah, el secretario general de la organización, ocasionalmente intenta encontrar formas de estabilizar la terrible situación económica y social del Líbano.
Nasrallah es libanés, pero su lealtad es hacia el régimen islamista de Irán, y parte de su propósito es hacer que el Líbano sea completamente dependiente de la República Islámica. Esto podría inferirse de un discurso que pronunció recientemente al pueblo libanés en un ostensible intento por calmar su ira, debida a la crisis económica. En sus palabras de apertura planteó la posibilidad de acudir a los chinos en busca de ayuda, una idea que la mayoría de los expertos ven como un camuflaje de su verdadera intención, que es volverse hacia Irán. Nasrallah sirve al ayatolá Jomeini, no al pueblo libanés, y está haciendo todo lo posible para convertir el Líbano en una provincia iraní.
Después de levantar al hombre de paja chino, Nasrallah se extendió sobre la gran recompensa que Irán puede ofrecer y sus supuestas intenciones benévolas:
“He escuchado a gente decir que Hezbolá quiere convertir al Líbano en Irán. […] los libaneses tienen un amigo llamado Irán, y puedes hablar con ellos y decir: “Véndanos gasolina y petróleo por libras libanesas. Ayúdanos. Necesitan dólares y euros. Cuando un iraní vende a un libanés por una libra libanesa, hace un gran sacrificio…
Irán… tiene su propia capacidad en petróleo, combustible, electricidad. Irán incluso vende a países vecinos. Provee la mayoría de sus propias necesidades. ¿Qué hay que temer de este ejemplo? El Líbano no tiene esas capacidades. Durante cuarenta años, Irán ha resistido frente a las sanciones. […] A pesar de las dificultades que enfrentaron, sobrevivieron. Ningún país se ha mantenido tan firme después de pasar por lo que pasó Irán. […] Nadie quiere cambiar el Líbano económica o culturalmente, o cambiar el sistema de gobierno libanés. Si China, Irán o Rusia están listos… hablaremos con cualquier país del este, oeste, norte o sur”.
Nasrallah está tratando de señalar al pueblo libanés que no tienen más remedio que Irán, pero no son estúpidos. Entienden que si el Líbano cae en las garras de Teherán tendrán que recitar el elogio fúnebre por la soberanía libanesa, un concepto que ya pende de un hilo, ya que Hezbolá gobierna en gran medida el país.
La situación en el Líbano es muy grave, pero mientras tolere a Hezbolá y su vasto suministro ilegal de armamento el Banco Mundial, los países occidentales y muchos países árabes se negarán a ayudarlo. Como Hezbolá nunca entregará sus armas, el futuro del Líbano parece extremadamente sombrío.
Fuente: BESA Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos-BESA
El Dr. Edy Cohen (Ph.D. Bar-Ilan University) habla árabe con fluidez y se especializa en las relaciones interárabes, el conflicto árabe-israelí, el terrorismo, las comunidades judías en el mundo árabe. Es investigador del Centro BESA y autor del libro El Holocausto a los ojos de Mahmoud Abbas (en hebreo).
Fuente: Aurora Digital