Un rumbo para las Islas Malvinas

Después de más de 20 años de trabajo ininterrumpido, se aprobó por unanimidad hace unos días en la Cámara de Diputados un proyecto de ley por el que la Argentina incorpora 1.633.000 kilómetros cuadrados a su territorio marítimo, es decir que se amplió en un 35% la plataforma submarina. Es una área más allá de la zona económica exclusiva de las 200 millas marítimas donde se permite la pesca internacional, pero el país tiene todos los derechos sobre las riquezas del suelo y del subsuelo. 
Esta ley reafirma de manera definitiva la potestad argentina sobre el recurso del lecho y del subsuelo de la plataforma continental y de sus riquezas naturales: minerales, hidrocarburos y especies animales.

La enorme importancia de esta ley pasó casi inadvertida por la escasa difusión que tuvo. No podía ser de otra manera, en una mala decisión de la Cámara de Diputados que integro, se trató el mismo día en que se trataba la ampliación del presupuesto.

Hubiera sido bueno alentar un desarrollo en comisión para que allí la embajadora Frida Armas y sus colaboradores tuvieran el ámbito adecuado para exponer el importante trabajo, estudio e informes realizados durante más de 20 años por la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA).

La Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC), creada por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), aprobó en marzo de 2017 la presentación hecha por Argentina el 21 de abril de 2009 sobre el nuevo límite exterior de nuestra plataforma.

Es importante destacar la importancia del trabajo sostenido por más de 20 años por COPLA y los y las científicos y diplomáticos que la integraron y llevaron la propuesta a la ONU.

Políticas de Estado que dan resultados y fueron apoyadas por todos los gobiernos por más de dos décadas. A modo de ejemplo, todos los presidentes de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados hicieron la inclusión de este tema en la agenda parlamentaria en 2016, así como también el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el senador Cobos, trabajó para poner el tema en agenda. Nuevamente, se pone de relieve la importancia de las políticas de Estado.

En uno de los artículos de la citada Ley, queda en suspenso la nueva delimitación de la extensión del límite exterior de nuestra plataforma continental en las áreas relativas a Malvinas. Al existir un conflicto bilateral, la ONU no se expidió al respecto.

El mismo día en que se aprobó en Diputados esta ley, se sancionó también la constitución del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes o circundantes. La misma funcionará. La misma funcionará en el ámbito de la Presidencia de la Nación y tendrá el objeto de contribuir a generar los consensos políticos y sociales necesarios para diseñar e implementar políticas de Estado que tengan por objeto efectivizar el ejercicio pleno de nuestra legítima soberanía sobre las Malvinas.

Quiso la coincidencia que estos temas se trataran el mismo día en que se cumplía el aniversario del nacimiento del ex presidente Arturo Illia. Fue durante su gestión que junto a su Ministro de Relaciones Exteriores, el canciller Miguel Ángel Zavala Ortiz, nuestro país logró el avance más importante jamás logrado en la reivindicación de los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas con la sanción de la resolución 2.065 de la Asamblea General de la ONU.

En esta se reconoce, por primera vez, que en Malvinas existe una disputa de soberanía entre dos Estados, se toma nota de la existencia de la controversia y se invita a las partes –Gran Bretaña y Argentina- a dialogar bilateralmente para encontrar una solución pacífica.

Es oportuno señalar esta coincidencia por que fue precisamente entonces, como ahora con la nueva delimitación que extiende nuestro territorio marítimo, un logro del trabajo profesional de nuestros diplomáticos y diplomáticas En el caso de la presentación argentina ante la Asamblea General de la ONU, fue el embajador José Maria Ruda que en una presentación impecable exponiendo con lucidez la fundamentación de los derechos argentinos logró el apoyo de la comunidad internacional para que se instara a las partes a iniciar negociaciones.

El Dr. Zavala Ortiz, que había liderado este proceso, murió cuando la guerra de las Malvinas estaba en pleno desarrollo. Me tocó en nombre de la Juventud Radical despedir sus restos en el cementerio de la Recoleta el 22 de mayo de 1982, el mismo día y momento en que llegaban a Buenos Aires las primeras noticias del desembarco de las tropas británicas en el estrecho de San Carlos.

Ante una nutrida concurrencia de dirigentes políticos del Radicalismo y de casi todos los partidos políticos entonces proscritos, de los miembros de nuestro cuerpo diplomático y de representantes del gobierno militar de facto encabezados por su Ministro del Interior, sostuve al despedirlo que era indispensable respetar la soberanía popular para reivindicar la soberanía territorial.

Creo hoy que hay que darle una vuelta más al argumento. Creo que no bastarán las buenas intenciones de un Consejo Nacional de Malvinas, por más plural que sea, para recuperar el ejercicio pleno de nuestra soberanía territorial.

Hace falta también que la Argentina emprenda un proceso de construcción de una política exterior diseñada estratégicamente, previsible, confiable y que despierte el reconocimiento de la comunidad internacional toda por su apego a las mejores prácticas en la materia. Nuestro país es poseedor de sobrada experiencia y credenciales internacionales referidas a la promoción de los valores democráticos, del Estado de derecho y la defensa de los derechos humanos y del derecho internacional.

Sólo falta, ni más ni menos, encauzar esos invaluables activos políticos y diplomáticos en una política exterior que reúna consensos amplios, que despierte el compromiso social y que se decida, progresivamente pero sin pausa, avanzar hacia el ejercicio pleno de nuestros derechos legítimos de soberanía sobre los territorios arrebatados.

FACUNDO SUAREZ LASTRA – CLARIN

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