Al menos 121 personas han muerto y miles han sido desplazadas tras una serie de ataques en el estado sureño de Kaduna, Nigeria, llevadas a cabo por militantes islamistas de Fulani.
Las agresiones contra los cristianos se han venido dando sistemáticamente las últimas semanas de julio. La comunidad agrícola de Chibob sufrió un ataque que dejó 22 muertos. Luego, militantes de Fulani dejaron al menos 38 muertos en ataques en la ciudad de Kagoro en la semana del 19 de julio, además de 32 muertos en Kukum Daji y Gora Gan en ataques separados, informó la organización Barnabas Fund.
El 22 de julio, los islamistas fulani irrumpieron en las casas en una aldea predominantemente cristiana en Kizachi, en el estado sureño de Kaduna, matando a tres niños y dos jóvenes.
En un asalto nocturno durante una tormenta torrencial el 23 de julio, al menos siete cristianos murieron en la aldea de Doka Avong, en el estado de Kaduna, mientras militantes atacaban brutalmente a hombres, mujeres y niños indefensos.
Este fue el segundo ataque a la aldea en pocos días, dejando siete muertos. Hasta la fecha, algunos sobrevivientes heridos se encuentran en estado grave en el hospital. Muchos otros están desaparecidos. Los militantes también prendieron fuego a varias casas.
El 24 de julio, en la ciudad de Zipak, también en el estado de Kaduna, murieron al menos diez cristianos, de entre cinco y 75 años. La ola de saqueos, vandalismo e incendios de los militantes terminó con los brutales asesinatos, a pesar de la presencia del Ejército, la Policía y las unidades paramilitares estacionadas a sólo un kilómetro de distancia.
Se impuso un toque de queda en toda la región de Jemma después del ataque de Zipak. Pero los militantes Fulani regresaron el 25 de julio para aterrorizar a la comunidad, que todavía estaba de luto por los asesinatos del día anterior.
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