LEJAIM! POR LA VIDA! EL VINO, EL KIDUSH, SANTIFICAR Y CELEBRAR

El vino, el fruto de la vid, tiene un lugar importante en nuestra tradición. Cada vez que queremos santificar un momento, en el judaísmo, lo hacemos con un kidush. 
Muchas veces, luego de las bendiciones correspondientes, gritamos ¡lejaim! El kidush y del tradicional lejaim, son infaltables en nuestros momentos más felices. 
El kidush podría traducirse como “santificación”, y se realiza para enaltecer determinados momentos, como  Shabat o los jaguim (festividades). Se dicen las bendiciones correspondientes al vino y a la jalá (pan trenzado). En Shabat y en los jaguim, además de estas dos bendiciones, se cantan otros textos, que difieren según el momento (si es Shabat o si es una festividad).
A través del vino, santificamos el momento y agradecemos a Di’s. La copa debe estar llena hasta el borde, para simbolizar la enorme gratitud y la abundancia. Luego de dichas las oraciones correspondientes, quien las ha recitado toma de la copa y la pasa entre los presentes: todos deben beber de la misma copa.
Cuando el kidush se realiza en el marco del templo, se acostumbra a que lo recite el jazán, el rabino o alguna persona de importancia en la comunidad. Si se realiza en el hogar, suele ser un honor destinado al padre de familia.
El vino también está presente en los casamientos, en donde las dos copas que los novios beben tienen un significado muy importante: la primera, que el oficiante da a los novios, es la última que beberán como solteros. La segunda es ofrecida por el oficiante al novio, y luego éste se la dará a su flamante esposa: es la primera copa de casados.
En las ceremonias de brit milá, hasta el bebé debe compartir la mitzvá de beber de este vino (por supuesto que no se le da una cantidad importante, generalmente, se pone simbólicamente una gotita en su chupete).
En el caso de un bar o bat mitzvá, el kidush realizado es aquél que se suele hacer siempre en el marco de Shabat. En algunas comunidades, se concede el honor de recitarlo y de sostener la copa a los bnei mitzvá.
¿Y qué sucede con la palabra “lejaim”? Comencemos por su significado: muchos sabrán que quiere decir “por la vida” ¿Quién no se ha emocionado con la canción “To Life, lejaim” de “El violinista en el tejado”? Sólo escucharla nos produce alegría. Nada más hermoso por lo que brindar, ¿verdad?Muchas veces, al finalizar un kidush, antes de beber, decimos “lejaim”. 
En realidad, halájicamente (según la ley judía) la brajá –bendición- no debe estar separada de la acción, por lo cual lo correcto sería primero beber y luego decir lejaim.
El hecho de brindar “lejaim”, por la vida, no proviene de un precepto religioso, sino que es una costumbre, una tradición. No sólo está ligado al kidush ni a lo religioso, sino que se suele decir en el marco de un brindis, una celebración, sin necesariamente beber vino, sino también con otras bebidas.
Incluso la palabra ya no es sólo un deseo, sino que se convirtió en un sustantivo: seguramente habrás escuchado alguna vez “hagamos un lejaim”, en honor a alguien, o para celebrar algo.
El vino, el kidush y el lejaim están ligados a los momentos que el judaísmo enaltece y también el lejaim es alegría, es, precisamente, desbordar la copa, estar rebosantes de vida. Te deseo que nunca falten ocasiones para un buen lejaim en tu vida.
Si leíste todo esto y llegaste hasta acá es porque sos un miembro importante de este grupo por lo que te invito a que compartas una foto tuya brindando y diciendo cuál es tu país. 
¡Levantamos una copa imaginaria y gritamos “lejaim” por ese gran momento que estás por vivir!

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