Un verdadero milagro que nunca olvidaremos

El 30 de Junio de hace cinco años el mundo se nos venía encima. Tras dieciocho días pidiendo a Dios Todopoderoso que nos devuelva a los tres chicos secuestrados, tras haber rezado, buscado, llorado día y noche por nuestros chicos, llegaba la noticia que nunca quisimos escuchar.

Los tres chicos habían sido asesinados por dos miembros de Hamas. Muchos preguntamos ¿Por qué? Miramos al Cielo y no obtuvimos respuesta. Pronto volvimos a mirar Arriba.

Comenzaba una guerra horrible y costosa contra el terrorismo de Hamas en Gaza que duró 50 días. Nadie, eso sí, se olvidaba de nuestros tres hijos que ya no estaban entre nosotros. Sabíamos que desde entonces siempre recordaríamos a Gilad, Eyal y Naftali.

La actualidad en Israel es tan frenética que cualquier acontecimiento que en el Estado judío es considerado de menor importancia, en cualquier otro país del mundo sería un tema de portada durante una semana. Ayer un avión de guerra sirio entró en territorio israelí y fue derribado por la Fuerza de Defensa de Israel. Un acontecimiento histórico ya que desde hace treinta años no ocurre tal invasión a suelo israelí.

Este hecho, no obstante, hoy no tiene el privilegio de ser portada ya que el primer y segundo puesto de honor lo ocupan Rosh Hashana y un tal Marwan Kawasmeh y su amigo Amar Abu Eisha.

Pero repasemos un poco la historia: El 12 de Junio, dos terroristas de Hamas, Kawasmeh  y Abu Eisha residentes en Hebrón secuestraron y asesinaron a nuestros tres chicos, Gilad Saar, Eyal Yifraj y Nafatli Frankel. 18 días duró la búsqueda de los chicos. 18 días donde el pueblo judío se unió en términos que hace años no veíamos. Una unión que dura hoy día y que nos acompaña hasta el inicio del Nuevo Año. Los buscamos y nos encontramos. Nos encontramos a nosotros mismos como pueblo. Como nación. Como judíos.

Pocas semanas después Israel lanzaba una Operación contra el terrorismo de Hamas que duró 50 días y que tuvo como objetivo principal la destrucción de los túneles que los terroristas construyeron durante décadas para poder entrar en Israel. Unos túneles construidos con un único objetivo:  crear una masacre, precisamente, durante el día de Rosh Hashana.

Rosh Hashana empieza hoy. El comienzo del Año Judío es una fecha que todos los judíos de Israel tienen marcado en rojo en sus respectivos calendarios. La festividad tiene un carácter espiritual y nacional que hace que todo el pueblo se centre en cómo mejorarse en el ámbito individual y colectivo para el próximo año. Al inicio del mismo nos marcamos objetivos porque queremos ser mejores. Mejores personas, mejores judíos, mejores ciudadanos, mejores padres y mejores hijos….hasta mejores abuelos….¡si es que eso es posible!! Rosh Hashana, en definitiva es MEJORARSE. De ahí que los terroristas de Hamas eligieran este día ya que pensaron que con un ataque histórico que hubiera dejado miles de muertos israelíes, no tendríamos fuerzas para poder levantarnos y… mejorarnos. Para poder ser mejores ciudadanos. Para querer anhelar aún más la PAZ.

No lo consiguieron y no les damos muestras de que lo vayan a conseguir. El anhelado deseo de estos dos terroristas acabó ayer. Un día antes del Día del Juicio, lo perdieron y se hizo, precisamente, justicia. Tras la muerte de los dos secuestradores y asesinos de Gilad, Eyal y Naftali, los terroristas saben hoy, incluso mejor que ayer, que es muy difícil vencer a un pueblo que busca mejorarse, pues precisamente esa búsqueda es la que nos hace más fuertes, más eternos, menos vulnerables.

Hoy Israel es inscrito en Libros de Vida no por sus méritos o deméritos sino porque elige siempre la VIDA. Porque lo importante no es tanto lo que hayas hecho o dejado de hacer durante el año, sino a dónde queremos llegar. Quiénes queremos ser. Cómo queremos mejorarnos. Israel vierte todas sus energías en querer seguir siendo ese país que da luz al mundo, quiere seguir teniendo al ejército más ético de la historia, quiere seguir anhelando la paz con sus vecinos, quiere seguir tratando en sus hospitales a cualquier enfermo, provenga de donde provenga (de Siria, de Gaza o de Ashdod), quiere seguir haciendo justicia con aquellos que no respetan la ley, quiere seguir manteniéndose como el único Estado Judío. En definitiva, busca y quiere mejorarse.

Por eso este Rosh Hashana en el cual tres sillas quedarán vacías, Israel y su maravilloso Pueblo mira esas sillas, después mira al cielo… y busca mejorarse. El milagro de Rosh Hashana que Dios nos regala cada año no es otro que la supervivencia, con el fin de demostrar al Eterno y demostrarnos a nosotros mismos que podemos seguir mejorándonos.

Hace cuatro años mirábamos al cielo para buscar el por qué. Hoy nos miramos a nosotros mismos y nos decimos: “Aún queda un largo camino por recorrer. Mucho que mejorar. Llegarán curvas, pero siempre miraremos adelante ante un futuro prometedor y repleto de alegrías y motivos para estar y sentirse orgullosos de Am Israel, que hoy vive más nunca”.

Jacob Israel  Unidos con Israel

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