Durante la mayor parte de su vida, toda la información que Igor Kulakov tuvo sobre sus bisabuelos paternos fue su foto, sus nombres y el hecho de que habían sido asesinados durante el Holocausto, cuando la masacre de Babyn Yar.
La suposición de su familia siempre había sido que Sheindle y Mordejai Sova fueron fusilados en Babyn Yar (a menudo escrito como “Babi Yar”), un barranco en las afueras de Kiev donde las tropas alemanas masacraron al menos a 33.000 judíos en septiembre de 1941, en una de las masacres más grandes del Holocausto.
Pero más allá de eso, no pudo desenterrar más detalles, incluso después de intentar investigar el tema en los archivos de la ciudad de Kiev. A medida que crecía, la incertidumbre comenzó a tener un efecto psicológico en él.
“Me enfermaba físicamente cada vez que necesitaba pasar cerca de Babyn Yar”, le dijo a la Agencia Telegráfica Judía.
Pero en los últimos meses, Kulakov, un lingüista de 45 años que vive cerca de Kiev con su esposa y sus tres hijos, ha podido llenar muchos de los espacios en blanco gracias a un nuevo proyecto de investigación dirigido por el Centro Conmemorativo del Holocausto de Babyn Yar, una organización establecida en 2016 para construir un museo del Holocausto en Kiev. El proyecto Nombres del centro, que comenzó el año pasado y ha llevado a la identificación de 800 víctimas de Babyn Yar cuyos destinos se desconocían anteriormente, proporcionó a Kulakov la dirección anterior de la pareja, la edad, el lugar de entierro, así como los terribles detalles de sus horas finales.
Radio Jai
La suposición de su familia siempre había sido que Sheindle y Mordejai Sova fueron fusilados en Babyn Yar (a menudo escrito como “Babi Yar”), un barranco en las afueras de Kiev donde las tropas alemanas masacraron al menos a 33.000 judíos en septiembre de 1941, en una de las masacres más grandes del Holocausto.
Pero más allá de eso, no pudo desenterrar más detalles, incluso después de intentar investigar el tema en los archivos de la ciudad de Kiev. A medida que crecía, la incertidumbre comenzó a tener un efecto psicológico en él.
“Me enfermaba físicamente cada vez que necesitaba pasar cerca de Babyn Yar”, le dijo a la Agencia Telegráfica Judía.
Pero en los últimos meses, Kulakov, un lingüista de 45 años que vive cerca de Kiev con su esposa y sus tres hijos, ha podido llenar muchos de los espacios en blanco gracias a un nuevo proyecto de investigación dirigido por el Centro Conmemorativo del Holocausto de Babyn Yar, una organización establecida en 2016 para construir un museo del Holocausto en Kiev. El proyecto Nombres del centro, que comenzó el año pasado y ha llevado a la identificación de 800 víctimas de Babyn Yar cuyos destinos se desconocían anteriormente, proporcionó a Kulakov la dirección anterior de la pareja, la edad, el lugar de entierro, así como los terribles detalles de sus horas finales.
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