“D’s ordenó a Moisés que les diera a los israelitas las siguientes instrucciones: El día quince del mes de Etanim, después de que hayan cosechado los frutos de la tierra, nadie trabajará, sino que todo el pueblo se reunirá para adorarme. Ese día dará comienzo una fiesta en mi honor, que durará siete días. Durante esos siete días, y también al octavo día, se quemarán ofrendas sobre mi altar, y además celebrarán un culto especial. El primero y el octavo día de la fiesta serán días de descanso.” (Vaikrá 23:33-35)
Este shabat hacemos una pausa en el ciclo de lecturas según el orden de parashiot (secciones), para leer la parashá de Sucot, lectura específica de la festividad Iom Tov. La parashá de la Torá nos relata la orden de celebrar la fiesta de las cabañas. Un día de mucho regocijo luego de pasar todos por la expiación de las faltas cometidas en el día de Kipur. La celebración de Sucot se llevaba a cabo en Ierushalaim, todo el pueblo se dirigía allí desde diversas regiones para presentar los primeros frutos para ofrendar y celebrar el pueblo unido. De ahí es que es considerada una festividad de peregrinaje, un reguel.
Como todos los Shalosh Regalim (fiestas de peregrinaje) esta festividad tiene 4 nombres: Sucot, que hace referencia a las cabañas que debemos habitar estos días. Jag Haasif, relacionado con el final de las tareas del campo, donde ya se ha recogido y almacenado todo lo sembrado. Zman Simjateinu (Tiempo de alegría), basado en que es una mitzvá estar alegre durante estos días. Jag, a la fiesta con el significado más humilde se le dio el honor de ser la máxima, justamente para que tomemos conciencia que no necesitamos grandes cosas para celebrar, sólo hacernos el tiempo y disponer de él con alegría.
Nos encontramos celebrando el Jag, una fiesta milenaria y que nos convoca a recordar que si estamos unidos no necesitamos una gran casa con firmes muros que nos proteja, si no que la protección de D’s finalmente es la que nos asegurará la continuidad. Está en nosotros ser conductores de este gran legado. Somos parte del desierto, somos polvo que llegó a la vida. Es hora de celebrar y regocijarse bajo la Sucá y pedir por lluvias. Lo natural y lo que solo el Santo bendito sea es capaz de darnos, es lo rogamos en este día. Que sea una festividad en la que rebalsemos de bendición.