Se realizó en Israel la primera cirugía robótica de trasplante de riñón





Itai Ben-David, primer trasplantado de riñón mediante cirugía robótica

El Hospital Beilinson realizó la primera cirugía de este tipo en Israel, un procedimiento que hasta ahora se realiza solo en Estados Unidos y Bélgica. Itai Ben-David, de 28 años y con una enfermedad renal descubierta hace 11, fue el protagonista de esta primera experiencia. Menor riesgo de infecciones y un plazo más corto de recuperación.

Hace un mes, Itai Ben-David, de 28 años, recibió un llamado del área de coordinación de trasplantes del Hospital Beilinson. Le informaban dos cosas: que habían encontrado un donante de riñón compatible con él y que sería la primera vez en Israel que una cirugía de este tipo sería realizada por medio de un robot.
«Me sorprendió», admite, «así que le pedí algo de tiempo para pensar». Después de unos días, Ben-David, acompañado por su padre, llegó a la oficina del cirujano. Allí le mostraron un video acerca de la forma en que el robot realiza el procedimiento. «Fue impresionante, y además el médico contó que se trata de una mejora significativa, porque acorta el tiempo de recuperación y minimiza el riesgo de infección. Así que sin dudarlo le dije que sí”, cuenta. Semanas atrás, Ben-David se sometió al trasplante y afirma que recuperó una calidad de vida que extrañaba.

La enfermedad renal de Ben-David se descubrió de forma accidental hace 11 años, cuando se realizaba las pruebas para su ingreso al Ejército. Lo derivaron al Hospital Meir para profundizar en los análisis y allí se detectó también sangre en la orina junto a otros parámetros fuera de la norma.

El tercer grupo

«En ese momento, cuando todavía no entendía la complejidad de la situación, el médico me explicó que el 33 por ciento se recupera de esta enfermedad renal de manera espontánea, el 33 por ciento vive con ella de forma estable y sin deterioros, y en el 33 por ciento de los casos la afección empeora», describe y agrega: «Lamentablemente con el correr de los años, se reveló que pertenezco al tercer grupo».

Durante años Ben-David se sometió a un seguimiento regular de su situación médica, llevando un estilo de vida normal, sin dolor ni restricciones. «Hace unos tres años, un nuevo médico me pidió que ampliara la cantidad de análisis de sangre y en uno de ellos se descubrió que mi creatinina (una sustancia que en condiciones normales es filtrada por el riñón) había aumentado considerablemente”, explica.

En las semanas siguientes se sometió a más pruebas con idéntico resultado. «Me derivaron nuevamente al Hospital Meir, donde ya me informaron que iba a necesitar un tratamiento de diálisis y luego también un trasplante de riñón. Hace dos años empecé con esta pesadilla llamada diálisis, cuatro horas por sesión, tres veces por semana”, cuenta Ben-David. «Es un golpe de nocaut. Solo el día siguiente al tratamiento me sentía mejor y ya después me preparaba mentalmente para la sesión siguiente”.
Así fue como pasó los últimos dos años, en los que se limitó a beber agua y llevar una dieta libre de sal. La falta de energía lo llevó a renunciar a su trabajo en una empresa de telecomunicaciones.

Muchos familiares se ofrecieron a donarle un riñón. “Todos pasaron por la organización ‘Matanat Haim‘ (una organización para donaciones voluntarias de riñón), pero ninguno era compatible. Por si fuera poco, dos veces me llamaron desde la asociación para informarme que había un donante para mí: uno se arrepintió de donar y el otro descubrió en el proceso un problema de salud que le impedía hacerlo. Cuando me llamaron por tercera vez hace un mes, yo ya estaba bastante escéptico», admite.
Esta vez, sin embargo, se sorprendió gratamente. “La noche antes de la cirugía, desconcertado y emocionado, conocí al donante en el área de trasplantes, un estudiante de medicina, religioso, que pidió permanecer en el anonimato. La verdad es que no supe qué decirle, así que solo nos abrazamos y emocionado le dije ‘gracias’», reconstruye.
Brazos largos
Luego vino el encuentro con el robot. El doctor Andrei Nadu, urólogo del hospital Beilinson especializado en cirugía robótica y con amplia experiencia en el campo, cuenta que “Itai es la primera persona en Israel en someterse a una cirugía de trasplante de riñón mediante la utilización de un robot. Es un procedimiento que en la actualidad solo se realiza aquí, en Estados Unidos y Bélgica. Es una operación del futuro. Mejorará en gran medida los resultados quirúrgicos de todos los pacientes, especialmente en casos de obesidad. En un estado de sobrepeso, la pared abdominal es más gruesa y el riñón está más alejado, y solo los brazos largos del robot pueden incursionar hasta la ubicación exacta, lo que evita al paciente una cirugía traumática».
La cirugía robótica fue realizada por el doctor Nadu, quien se sentó al frente de una consola desde donde condujo al robot, en colaboración con el director del Departamento de Trasplantes del Hospital Beilinson de Israel, el doctor Eviatar Nesher.
Nesher explica que «los beneficios del robot se han probado durante años: una recuperación más rápida, un riesgo menor de infecciones y una incisión quirúrgica mucho más pequeña. En cirugías convencionales se hace una incisión de 30 centímetros del lado derecho del abdomen y otra en la parte inferior. En la cirugía robótica, la incisión se realiza en el centro del abdomen y es de unos siete centímetros. La herida es más pequeña y se cura más rápido”.
La revolución del robot cirujano
En junio de 2001, la información de que un equipo de cirujanos en Roma podía realizar una operación de forma segura a través del robot “Da Vinci”, generó una revolución en la medicina. Las primeras experiencias fueron en el campo de la urología. Desde entonces, la técnica mejoró y el robot pasó a realizar prácticas quirúrgicas más delicadas en áreas como ginecología, otorrinolaringología, medicina torácica, cirugía general, reparación de hernias y resecciones de la vesícula biliar. Ahora el robot se suma al herramental médico para las cirugías de trasplante de riñón.

Ynet en español

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