Andres Bendesky
El investigador judío mexicano Andrés Bendesky está desarrollando en EE.UU. una prueba de coronavirus que permita saber a las personas si son portadoras o no del virus de manera simple y a bajo costo desde la comodidad de sus hogares.
Egresado de la Facultad de Medicina de la UNAM y con estudios de posgrado en la Universidad Rockefeller de Nueva York, Bendesky actualmente es investigador del Instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia en esa misma ciudad, con un foco de estudio en saber cómo el cerebro genera comportamientos complejos y cómo evolucionan.
Pero con la llegada de la pandemia del COVID-19 provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, que ha afectado de manera abrumadora a la ciudad de Nueva York, Bendesky decidió ayudar desde su campo y conocimientos en la batalla contra la enfermedad, y fue de esta manera que buscó con otros entusiastas que se animaran en lo que tenía en mente: desarrollar una prueba casera de detección de coronavirus.
El objetivo de esta prueba es que permita a las personas hacerla por y para sí mismas en casa, sin tener que recurrir a toda la logística y complicaciones de las pruebas con las que actualmente se detecta al coronavirus.
Según Bendesky, lo que se intenta lograr es una prueba que sea simple, barata y eficiente para las personas, con el fin de que puedan saber incluso cada día si son o no portadores del virus y tomen las decisiones adecuadas.
“Sabemos que, en promedio, una persona transmite el virus, la enfermedad, a otras tres. ¿Qué pasaría si estuviéramos evaluando a las personas semanalmente? ¿Cuánto podemos disminuir la transmisión? ¿Qué pasaría si los examinamos dos veces por semana? ¿Qué pasaría si pudieras examinarlos todos los días? Cuanto antes lo atrapes, más podrás detener la propagación de la enfermedad. Creo que podría cambiar las reglas del juego si todos se examinaran todas las mañanas”, dijo Bendesky en una conversación con el podcast Lab in the time of coronavirus de la Universidad de Columbia.
La prueba además no requeriría de la necesidad de un laboratorio, otro de los obstáculos que se presentan con las actuales pruebas de RT-PCR, y todo se llevaría a cabo desde casa, lo que aumenta lo práctico de esta idea. Otra de las diferencias de este proyecto para pruebas caseras con las pruebas de RT-PCR es el uso solo de la saliva, en lugar de pruebas de mucosa nasal y de la garganta, ya que, señala Bendesky, se ha mostrado que la saliva es más sensitiva para detectar una infección.
El método para realizar la prueba casera sería el siguiente: la persona tendría que escupir en un pequeño tubo, donde la saliva se mezclaría con ciertos agentes químicos. Paso seguido, el tubo tendría que calentarse en cocina por unos 30 o 40 minutos, y sería en este punto en que este cambiaría de color por una reacción: si se tiñera de rosa, es que la prueba ha dado negativo; si se tiñera de amarillo, es que ha dado positivo.
El proceso diseñado para esta prueba casera es a través de tecnología isotérmica, con la cual se convierte el RNA del virus a ADN y éste se amplifica mediante la elevación de la temperatura, un proceso similar a la de las pruebas RT-PCR, pero sin el equipo costoso que requieren aquellas, de acuerdo con Bendesky.
A la par del trabajo de Bendesky y sus colegas en la prueba casera, también laboran en el desarrollo de una aplicación que la acompañe para que rastree la ubicación del usuario y pueda ayudar al equipo a entender cómo se está transmitiendo la enfermedad entre persona y persona.
“Hay muchas incógnitas” sobre el virus, reconoce Bendesky, “por lo que comprender más de la transmisión sería muy útil, y para eso tener la ubicación es un componente importante para ver con quién estuvo en contacto. Una vez que comprendamos más, ¿deberíamos alertar a las personas con quienes estuvo en contacto el día anterior para decirles ‘bueno, usted estuvo expuesto a alguien que resultó positivo hoy. Ayer, pasaste diez minutos muy cerca o dos horas muy cerca. Deberías ser cuidadoso?’”.
En la investigación sobre el proyecto hay múltiples equipos, cada uno analizando diferentes puntos esenciales de la prueba, desde el tema de la prueba en sí, como el rastreo o las cuestiones de seguridad y datos personales, que incluye a los investigadores David Ng y Ashok Litwin-Kumar, y a la colega de laboratorio de este último, la doctorante Marjorie Xie, todos del Instituto Zuckerman.
De acuerdo con Ng, la prueba ha mostrado resultados prometedores en el laboratorio, pero para saber si trabajará adecuadamente en el mundo externo se planea hacer un estudio de investigación.
Los investigadores planean hacer análisis de la prueba con otros miembros del Instituto Zuckerman, y compararían los resultados con las pruebas usuales para detección del coronavirus.
A la vez, también han buscado a científicos de otras instituciones para la colaboración, como con el Departamento de Salud del estado de Nueva York, la Universidad de Cornell y el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia.
“Ninguno de nosotros está interesado en afirmar que somos los primeros en desarrollarlo. No es el momento de competir, sino de conseguir algo que tenga un impacto”, precisó Bendesky al respecto. “Parte de nuestro objetivo es desarrollar la tecnología, pero si alguien más la desarrolla antes, eso es aún mejor”.