El video del momento se volvió viral en las redes sociales de Israel, sintetizando en unas imágenes lo que muchos propietarios de pequeños negocios han vivido en Israel como resultado de los tremendos estragos que el COVID-19 y las subsecuentes medidas gubernamentales han hecho a la economía del país.
Avi Samay, el propietario de la zapatería, dijo que primero tuvo la intención de donar los zapatos a algunas organizaciones benéficas de Israel, pero estas le exigieron que pagara una tarifa de envío. Esto fue para él como un “escupitajo en la cara”, dijo, así que finalmente decidió mejor tirar literalmente su mercancía a la calle.
“Todo es causado por la desesperación mental y económica”, declaró Samay, un padre de tres hijos de 38 años de la ciudad de Holon. “Si voy a perderlo todo, al menos otros deberían beneficiarse”.
“Voy a entregar las llaves e ir a buscar un trabajo como otro millón de desempleados”, dijo al sitio de noticias Ynet con lágrimas en los ojos.
Samay le dijo a la cadena Canal 13 de Israel que almacenar los zapatos en su local de la calle Alleby costaba demasiado y que no veía no ve cercano que las restricciones gubernamentales por COVID-19 lleguen a su fin.
“Comenzó con el primer confinamiento. Sientes que estás perdiendo más y más dinero. Nadie ayuda, el rentista no ayuda, el gobierno no ayuda”, dijo.
Los propietarios de pequeñas empresas y los trabajadores independientes en Israel fueron de los más afectados por el primer confinamiento que Israel impuso durante la primavera pasada ante la primera ola de COVID-19.
Un segundo confinamiento nacional, más estricto y extenso, comenzó a aplicarse en Israel en septiembre pasado y el gobierno planea abandonarlo de manera gradual y mucho mas cuidadosa que el primero, con el fin de evitar generar otra ola de contagios que cierre de nuevo el país.
“¿A quién le voy a vender? Nadie abre”, dijo señalando una larga fila de tiendas cerrada. “No soy solo yo, somos todos nosotros”.
Para colmo de males, Samay recibió una multa de casi 1,500 dólares por parte de la municipalidad de Tel Aviv y se le obligó a limpiar la acera fuera de la tienda, además de arrojar los zapatos restantes en un contenedor de basura.
El municipio dijo más tarde que el inspector no había notado por qué Samay había hecho todo lo que hizo y lo instó a apelar su multa.
El alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, dijo a la estación Radio del Ejército el martes que la multa sería cancelada, diciendo que fue emitida por error.
Samay comento a Ynet que desde que su caso se viralizó ha recibido muchos mensajes de respaldo, tanto a nivel nacional como internacional, pero reafirmó que su intención fue mandar un mensaje para que se vea y se atiendan las necesidades de todos los pequeños comerciantes azotados por los cierres y las restricciones en Israel.
Por ahora, señaló, solo le queda buscar un nuevo trabajo de lo que sea, para que el que dijo estar listo, e iniciar desde cero con tal de tener un sustento. “En un país como en el que vivimos, es inútil ser un trabajador independiente. Es inútil”, lamentó.
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