Yosef ben Matityahu, nació en Jerusalén en el año 37 e.c, dentro de una de las familias nobles. Fue criado dentro de la elite de la Judea romana. Por parte de su padre de línea Cohen y por su madre de descendencia Asmonea, esta la dinastía otrora gobernante. Además, Josefo, por línea paterna, venía de Simón Psellus. Un hombre muy pudiente que se había convertido en uno de los grandes sacerdotes de Jerusalén. Esto en tiempos de Simón Macabeo y su hijo Juan Hircano, hacia el año 142 y hasta el 104 a.e.c.
Flavius Josephus, se convertiría en uno de los más celebres historiadores de la época. No solo para su pueblo, sino para todo el Imperio romano y su descendencia. La guerra de los judíos, Antigüedades judaicas y Contra Apión. Son las mayores obras del erudito judeoromano. La posición de Josefo siempre fue privilegiada.
En definitiva, era una persona muy instruida y un líder que había sido construido. En el año 64 e.c -tenía menos de treinta años-, Josefo fue designado para intervenir por 12 sacerdotes que habían sido deportados a Roma. Este fue su primer acercamiento al poderoso Imperio.
Nerón estaba a cargo y su esposa Popea, colaboró con Josefo para la liberación de estos judíos, quienes habían sido enviados allí por orden del procurador Marco Antonio Félix. Este, según nos relata Josefo, un esclavo griego que había sido liberado por Claudio. era conocido por su libertinaje, corrupción y crueldad. Sin embargo, la labor de Josefo fue exitosa, pues tuvo el favor de la mujer de Nerón.
Yosef ben Matityahu, pasó de ser diplomático y erudito, para convertirse en líder militar y político. Fue elegido para el cargo de gobernador militar de Galilea. Buena parte de su formación, la había dedicado a reconocer cada facción del pueblo. Saduceos, esenios y fariseos, se habían enfrentado históricamente casi desde sus inicios.
Diferencias principalmente políticas y religiosas no permitían establecer una paz. Josefo lo sabía. Quizá por sus buenas dotes diplomáticas y dada su posición fue nombrado en semejante cargo, llevándose toda la responsabilidad de una eventual derrota encima. Así que no solo narraría de la mejor forma la primera guerra judeo-romana, sino que haría parte de ella y en un lugar arriesgado y privilegiado.
Josefo, ejerció una importante labor en su cargo militar. No obstante, rivalidades internas, llevaron a que para Vespasiano no fuera tarea difícil acabar con la resistencia hebrea. En Yodfat, al igual que en Masada y en Jerusalén, fueron vencidos por los romanos. El sitio de Yodfat de casi siete semanas, acabó con casi la totalidad de los habitantes, salvo quienes fueron tomados por esclavos, incluido Josefo. Esto ocurrió en el mes de Tamuz, del año 67 e.c.
Vespasiano y su hijo Tito, luego convertidos en emperadores ambos, hicieron de Josefo, Flavio. De hecho, Josefo dijo haber tenido una revelación divina durante el asedio de Yodfat, en la cual era revelado que Vespasiano sería el próximo Cesar, cosa que efectivamente sucedió. Al igual que Yohanan ben Zakkai, solo unos años luego.
Está escrito que ben Zakkai, también le dijo a Vespasiano que seria el nuevo Emperador, con el mérito para ben Zakkai, de que, la noticia la recibió justo después. Además de la valerosa y riesgosa hazaña de salir en un ataúd, burlando la suntuosa y feroz guardia de los Zelotes, pero, su radicalismo como bien lo argumentaría Josefo, condenó a la ciudad de David y al Sagrado Templo.
Así pues, tanto para Josefo como para ben Zakkai, las cosas fueron diferentes. El primero recuperó la libertad y fue premiado con una suntuosa pensión y el segundo salvó al judaísmo, pues la academia de Yavne significó la salvación del judaísmo.
Flavio Josefo estuvo del lado de los fariseos, sin embargo, se dice que, en su juventud, pasó una temporada con una secta ascética: los esenios. También, habría conocido de cerca a los saduceos y sabía bien quienes eran los zelotes, aquellos radicales armados que habrían protagonizado los enfrentamientos con Roma.
En Yodfat (Jotapata) Josefo estuvo al borde de la muerte. Además de las revelaciones metafísicas que luego haría públicas, tuvo la suerte de no ser parte del asesinato colectivo que el mismo tuvo que proponer. La situación dejaba a Josefo embarcado en un gran dilema. Podría haber muerto por los romanos o a manos de sus correligionarios. Salvarse seria parte del destino fraguado por el mismo y de la voluntad del eterno, pues la obra de Josefo y su gran legado, seria junto con la Torá, la mas importante fuente hasta nuestros días sobre la historia antigua del pueblo.
Defensor apasionado del pueblo hebreo y del judaísmo, también como no, comentarista de la Torá de forma indirecta e historiador invaluable de los principios de la actual era. Asimismo, su postura fue pro romana, por obvias condiciones. Si no hubiesen sido escritos sus relatos, no sabríamos una gran cantidad de datos, necesarios para el análisis de la historia de nuestro pueblo y de Roma del mismo modo.
Flavio Josefo es el testigo en tiempo real judío que deja para la historia el relato de la destrucción del templo de Herodes por manos de Tito, hijo de Vespasiano. Pues, fue parte de unas negociaciones infructuosas con los rebeldes de la época. Al tener el favor de los respectivos emperadores, gracias a su profecía, gozó de una posición privilegiada en la gran disputa que daría paso al más grande exilio que viviría el pueblo.
Escribió la historia de las guerras judeo-romanas tanto en arameo como en griego. Por demás, sus relatos son bastante exactos, así lo ratifican los historiadores y arqueólogos. Sus fuentes eran directas, es posible que los mismos generales romanos lo mantenían al tanto de la situación. A pesar de ser considerado por algunas facciones judías un traidor, por sobre todo los nacionalistas religiosos, Josefo era un hombre erudito y diplomático.
Hizo parte en algún momento de los fariseos, luego de la dinastía Flavia -de donde adopto su nombre- todo no por un beneficio propio, sino por el beneficio de la historia. En tanto de lo personal, Josefo tuvo tres nupcias. La primera una judía cautiva en Roma, la segunda, una judía alejandrina y la última, una judía cretense.
En definitiva, Josefo fue muy juzgado, solo por no haber muerto en Yodfat, junto a los demás o por haber estado al servicio del Imperio de su época. Sin embargo era un judío observante y nunca se desligo de su origen. Su pensamiento seguramente tenia una fuerte influencia grecorromana, más esto, no debería ser algo excluyente, teniendo en cuenta que la organización política de la época estaba regida bajo estos principios.
La heredad de Flavio Josefo es indiscutible. Su obra desempeña arduamente una función para la academia y para la ciencia, tanto como para la historia y la religiosidad. Es vital, para la comprensión de los Rollos del Mar Muerto y el judaísmo del Segundo Templo tardío. Incluso su obra es utilizada para comprender aquella nueva secta judía posterior a la destrucción del templo: El cristianismo primitivo.
«Josefo en contra Apión» defiende los principios judíos y su parte como una religión de gran antigüedad y con un sentido filosófico bastante profundo, frente a las acusaciones antijudías del escritor egipcio Apión. Esta claro que Josefo fue un líder, un erudito y en definitiva un personaje celebre para la historia de Israel y del mundo occidental.