Un rabino y un cura coinciden en un vuelo a Nueva York y, por casualidad, quedan sentados uno al lado del otro



Cuando llega la cena la azafata pregunta: «Que va a comer Rabino»? «Comida kasher», responde. Y usted Padre? «A mi tráigame el menú standard».

Llega la comida. El cura recibe una suculenta milanesa a la napolitana con papas fritas. El rabino, en cambio, dos pedacitos minúsculos de arenque con un poco de cebolla en rodajas.

Ambos van a comenzar a comer y el cura decide iniciar una conversación. 

Dice entonces: «Rabino, sabe Ud. que yo admiro al pueblo judío»? 

«Y porque lo admira?» pregunta el rabino. 

«Lo admiro por su inteligencia», responde el cura.

El rabino, que de reojo no dejaba sin mirar esa enorme milanesa a la napolitana, se anima y pregunta: «Dígame Padre, sabe Ud. porque el pueblo judío es tan inteligente»? 

«La verdad que no», dice el cura.

«Le diré entonces», continua el rabino, «el pueblo judío es tan inteligente porque come mucho arenque». 

El cura se asombra por la respuesta y el rabino continua diciendo: «Quiere probar el arenque»? 

El cura, entusiasmado ante la perspectiva de adquirir mas inteligencia, responde: «Claro que si».

Intercambian los platos y el rabino se lanza ávido a la milanesa con papas fritas y se la come en un santiamén. 

El cura, prueba un pedacito de arenque y, ante la actitud del rabino, le pregunta: 

«Perdón Rabino, Ud. no me estará queriendo engañar a mi, verdad?

Ante lo cual el Rabino finaliza diciendo: «vio Padre, el arenque ya le esta haciendo efecto».

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