Esta semana se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento del Dr. Abraham Geiger, 23 de octubre de 1874, quien fuera uno de los grandes intelectuales del movimiento ‘Jojmat Israel’, (el Judaísmo como Ciencia – Varein für Kultur und Wissenschaft der Juden), que estableció las bases para la investigación moderna de los estudios judaicos. En esta disciplina, Geiger desarrolló una importante contribución a la crítica de la Biblia y el Talmud, además de ser el padre espiritual de la Reforma del judaísmo.
Había nacido el 24 de mayo de 1810 en Frankfurt am Main, hijo de una familia tradicional, conservadora y religiosa, que vivía en dicha ciudad durante más de trescientos años. Desde niño, bajo la supervisión de su padre, adquirió el conocimiento del alemán y luego estudió griego, latín e historia. A la edad de 19 años ingresó a la Universidad de Heidelberg para cursar estudios clásicos y orientales, y luego pasó a la Universidad de Bonn a estudiar árabe y orientalismo.
En 1832 fue ordenado rabino, y ya se conocían sus puntos de vista progresistas respecto a la integración de los judíos a la modernidad y la manera de frenar la tendencia a la asimilación. Geiger, como otros rabinos reformistas, acordaba en permitir a los judíos integrarse a la sociedad moderna no judía desarrollando la práctica de lo que llamaba un judaísmo continuo.
Para tal objetivo, comenzó a publicar ‘La revista científica de la teología judía’ (Wissenschaftliche Zeitschrift für Jüdische Theologie), que trataba de cuestiones relacionadas con la reforma religiosa. En ese sentido preparó un libro de oraciones que incluía textos en hebreo tradicional combinadas con plegarias en alemán, un texto que fue rápidamente aceptado por los miembros de su congregación.
Geiger descolló en sus investigaciones y escritos, en especial las referidas a las religiones comparadas. En 1833 publicó ‘¿Qué tomó Mahoma del judaísmo?’, libro que trataba sobre las influencias del judaísmo, especialmente el de los sabios, sobre el Corán. Otro libro que rayó a gran altura fue ‘La Biblia y sus traducciones’, 1857, en el cual Geiger analiza las diversas tendencias teológicas que surgen en el contexto de las luchas sectarias durante la época del Segundo Templo. El libro provocó una gran tempestad, ya que osciló entre la gran admiración y el completo rechazo de sus argumentos.
Además de sus libros teológicos, Geiger publicó estudios sobre Maimónides, Ibn Gvirol, Yehuda Aryeh de Módena y el Karaite Yitzhak Troki. Además, tradujo al alemán algunos de los poemas de Yehuda Halevi e Ibn Gvirol, y publicó una serie de conferencias sobre historia judía que pronunció en Frankfurt y que se publicaron en una colección de tres volúmenes bajo el título: ‘El judaísmo y su historia’, (1864-1871)
El rabino Geiger es considerado el fundador y el pensador central del movimiento reformista. En sus escritos y publicaciones expresó su visión acerca del judaísmo que tiene un elemento profundo que no cambia, y son los valores de moralidad y justicia predicados por los profetas de Israel. Llamó a su doctrina teológica: la ‘revelación constante’ y la explicaba como la constante revelación de la voluntad de Dios en cada nueva generación, debía interpretarse la religión a la luz del progreso de la humanidad.
Siempre creyó en las conferencias rabínicas para conocer e intercambiar opiniones entre los líderes. En estas conferencias se plasmaba la imagen y se marcaba la trayectoria del movimiento reformista hacia el futuro. Los encuentros solían llevarse a cabo abiertamente al público y de manera parlamentaria, en los que se trataban temas sobre la oración, la educación, el Shabat, las festividades y la gestión de las comunidades. En 1869, en la Conferencia de Leipzig, a la que asistieron 83 rabinos bajo la dirección de Geiger, se aprobó el uso del órgano en la sinagoga, enfatizando las características totalmente humanas en la oración, acortando el Sidur, y permitiendo la recitación de la haftará en lengua vernácula.
La visión de Geiger sobre el judaísmo tenía un enfoque de crítica histórica. Veía los textos religiosos como textos que reflejaban desarrollos históricos y, por tanto, los textos y las normas religiosas las consideraba relativas. Según Geiger era posible criticar los preceptos religiosos, aceptarlos o rechazarlos según la realidad de la época.
Su idea de reformación del judaísmo rechazaba los aspectos nacionales que el mismo contenía. Esto lo llevó a afirmar que la añoranza a los tiempos mesiánicos acerca del retorno a la Tierra Prometida era un tema superado. Afirmaba que: ‘Jerusalén es un noble recuerdo del pasado y la cuna de nuestra religión, pero no tiene esperanzas para el futuro. Una nueva vida no nacerá allí, por favor, no perturben su descanso’.
Geiger hizo claros esfuerzos para explicar que sus cambios no debían ser entendidos como ‘asimilacionistas’, sino como un intento de revertir la hegemonía cristiana y establecer la presencia judía en el marco de la historia y del pensamiento europeo. De hecho, el reformismo de Geiger hizo posible que muchos judíos de la época, alejados de la práctica de la religión, y otros ya convertidos al cristianismo, regresaran a la fe judaica.
Abraham Geiger murió en Berlín, según el The Jewish Chronicle, más de 10.000 personas asistieron a su funeral, incluida la mayoría de los representantes prominentes de la comunidad judía berlinesa y de otras grandes comarcas alemanas.
Profesor Yehuda Krell. /Radio Jai