En medio del sufrimiento insoportable del campo de concentración, Viktor Frankl se imaginó a sí mismo de pie en un podio dando una conferencia titulada: «Psicología del campo de concentración». Esta visión de un futuro en el que sería capaz de utilizar su sufrimiento para ayudar a otros fue lo que lo sostuvo durante esos días espantosos. Unos pocos meses después de ser liberado de los campos de concentración, Viktor Frankl se paró en el podio y dio las conferencias que había imaginado durante tanto tiempo. Esta serie de conferencias fueron publicadas en alemán en 1946 y permanecieron sin traducir hasta hace muy poco, cuando fue redescubierto el manuscrito Yes to Life In Spite of Everything (A pesar de todo, decir sí a la vida).

En esta conmovedora obra maestra de la escritura, Frankl recuerda que en el campo de concentración de Buchenwald cantaban una y otra vez: «Todavía queremos decirle sí a la vida. Todavía queremos decirle sí a la vida». Entonaron esta canción bajo circunstancias que no podemos llegar a imaginar, lo que llevó a Frankl a escribir: «Decir que sí a la vida no sólo es significativo bajo todas las circunstancias porque la vida misma tiene sentido, sino porque también es posible bajo todas las circunstancias» (Viktor Frankl, Yes to Life In Spite of Everything).

Aquí hay cuatro ideas cruciales del manuscrito redescubierto de Viktor Frankl.

Somos responsables por cada momento de nuestra vida

«Es terrible saber que a cada momento soy responsable por el siguiente momento, que cada decisión, desde la más pequeña a la más grande, es una decisión ‘para toda la eternidad’; que en cada momento puedo concretizar la posibilidad de ese momento particular o perderlo. Cada momento tiene miles de posibilidades y sólo puedo elegir una de ellas para concretizarla».

Puede ser que no escojamos lo que nos presenta cada momento de la vida, pero podemos elegir qué hacer con ese momento cuando llega.

El significado en cada vida adquiere diferentes formas dependiendo de nuestras circunstancias

«En el curso de la vida, los seres humanos deben estar preparados para cambiar la dirección de este cumplimiento de significado, a menudo de forma abrupta, de acuerdo con los desafíos particulares del momento. El sentido de la vida sólo puede ser específico, específico tanto en relación a cada persona individual y en relación a cada momento particular. La pregunta que nos formula la vida cambia de persona a persona y de situación a situación».

Cada etapa de la vida y cada circunstancia demanda que encontremos un nuevo significado y nuevas metas. A veces, este significado puede cambiar cada día e incluso a cada hora. Existe una gran sabiduría en tener la flexibilidad necesaria para cambiar de dirección de acuerdo con la tarea que enfrentamos.

El sufrimiento tiene un propósito crucial en nuestras vidas

«Si nos preguntáramos honesta y seriamente si quisiéramos borrar las experiencias tristes de nuestro pasado, quizás de nuestra vida amorosa, si hubiéramos querido perder todo lo que fue doloroso, probablemente todos responderíamos que no. De alguna manera sabemos cuánto pudimos crecer y madurar precisamente durante esos períodos no alegres de nuestra existencia».

A veces la vida es tan difícil que el único significado que podemos encontrar en el momento es la mera resistencia a nuestro sufrimiento. Sólo más tarde podemos mirar hacia atrás y ver el enorme crecimiento y la transformación que surgieron de nuestros desafíos. Hay algunas enfermedades en las que las personas pierden la capacidad de sentir el dolor. La incapacidad de sufrir en sí misma se convierte en un síntoma. Poder sentir y soportar el sufrimiento es un regalo.

No hay una tarea demasiado pequeña como para que no tenga infinitas consecuencias

«Nunca se trata de dónde alguien se encuentra en la vida o qué profesión tiene, sólo es cuestión de cómo ocupa su lugar, su círculo. Tener una vida plena no depende de cuán amplio sea el rango de acción, sino sólo de que su círculo se complete».

Al atardecer, justo después de la liberación del campo de concentración de Turkheim, Viktor Frankl caminó hacia el bosque donde estaban enterrados muchos de sus compañeros del campo. Uno de los comandantes de la SS que había arriesgado repetidamente su vida para pagar y obtener ilegalmente medicinas para los prisioneros del campo, también arriesgó su vida al sacar un pedazo de corteza en los troncos de los árboles y grabar allí los nombres de los prisioneros que enterró allí en contra de las órdenes de sus superiores.

Al estar parado allí, mientras oscurecía, y observar esos nombres, Viktor Frankl sintió que su propia supervivencia era una misericordia inmerecida. Sintió la gran responsabilidad que tenía de ganarse esa segunda oportunidad que le habían brindado. «Me pareció que sólo era posible acallar esa culpa manteniendo alerta nuestra propia conciencia y la de los demás».

Leer el libro de Frankl me recordó algo que aprendí hace poco sobre las raíces de las sequoias. Las raíces de los imponentes y majestuosos árboles de sequoia no crecen profundamente en la tierra como uno hubiera esperado. En cambio, crecen hacia afuera en círculos, extendiéndose a muchos metros lateralmente, enredándose entre ellas de forma tal que en una tormenta todas sus raíces estén interconectadas. Así también fue como Frankl y otros sobrevivieron a la guerra, enfocándose constantemente en los demás y acercándose a ellos, envolviendo sus raíces con los otros bajo las peores condiciones.

En el campo de concentración, Viktor Frankl escondió en el forro de su abrigo sus notas para un manuscrito. Esas notas se perdieron hacia el fin de la guerra. Pero inmediatamente después de su liberación, Frankl trabajó día y noche para volver a encontrar esas palabras y compartirlas con el mundo. Sus raíces de significado rodean las nuestras y nuestras raíces envuelven las de otras personas. Frankl nos dio uno de los mejores regalos al enseñarnos que lo que importa no es lo que esperamos de la vida, sino lo que la vida espera de nosotros. También nosotros podemos optar por decir sí a la vida a pesar de todo, y por todo.

Sara Debbie Gutfreund / Aishlatino