Mientras el mundo entero se esfuerza por controlar el Covid-19, China avanza en los mares de Asia-Pacífico y continúa con sus diversos reclamos territoriales.
En el pasado mes de abril, una embarcación de la Guardia Costera china hundió un barco pesquero de Vietnam en aguas cercanas a las islas del Placel, actualmente disputadas por estos dos países y también por Taiwán. Además, el Gobierno chino ha construido nuevos distritos artificiales en la isla Hainan, que forman parte de la ciudad de Sansha. Y luego, durante el mes de agosto, el Pentágono comunicó que Beijing había lanzado cuatro misiles balísticos en zonas cercanas a las islas ya mencionadas, aumentando aún más la tensión en la región.
Por ello, el 19 de octubre, Estados Unidos, Japón y Australia realizaron nuevamente ejercicios navales en conjunto en dicha zona. Esta fue la quinta operación que los 3 países realizaron este año. También se ha informado que, en noviembre, Australia volverá a ser parte, junto a EE.UU., Japón e India, de las maniobras navales denominadas “Malabar” (su última participación fue en 2007), que se realizarán en el mar de Omán y el Golfo de Bengala.
Importancia de la región
El mar de la China Meridional es la segunda ruta marítima más importante del mundo. Por año, un tercio del petróleo y la mitad del gas natural que se consume a nivel mundial circula por el estrecho de Malaca. Sumando todas las importaciones y exportaciones que pasan por esa zona, se calcula que el 20% del flujo de capital relacionado con el comercio internacional está allí.
Según la Agencia de Información Energética de Estados Unidos, se calcula que en las aguas del mar de la China Meridional (denominado mar del Este por Vietnam o mar de Filipinas Occidental por Filipinas) hay entre 7.000 y 11.000 millones de barriles de reservas de petróleo y 200 billones de pies cúbicos de gas natural. Las reservas de pesca y gas natural representan aproximadamente el 12% del total mundial.
Debido a la trascendencia de esta zona, China, Taiwán, Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunéi mantienen conflictos territoriales en la región. Por ejemplo, en 2013, Filipinas presentó una denuncia ante la Corte Permanente de Arbitraje luego de que China tomara el control del arrecife Scarborough. En 2016, la Corte declaró que los reclamos de soberanía china no tenían base legal y que Pekín había perjudicado a Filipinas en cuanto a sus derechos históricos de pesca, aunque no otorgó la soberanía a ningún país.
Filipinas anunció recientemente que está creando una fuerza de milicias marítimas para controlar sus aguas territoriales y que reanudará la exploración de hidrocarburos, suspendida desde 2014.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), creada en 1967, tiene como objetivo fomentar el crecimiento económico, la paz y la estabilidad de esa región. Sin embargo, no ha podido aportar soluciones a este conflicto, ya que muchos de sus miembros tienen conflictos de soberanía con China, como en el caso de Filipinas, pero a su vez el gigante asiático es su principal socio comercial.
Esta situación podemos emparentarla con la idea de “Interdependencia Compleja” descripta por Robert Keohane y Joseph Nye. Según estos autores, vivimos en una era donde los países están notablemente conectados entre sí por el comercio internacional, la tecnología y los medios de comunicación. Esto genera una dependencia mutua entre todos y permite que la agenda internacional deba ser negociada constantemente, ya que el poder militar no es suficiente para imponerse ante los demás. Por ello aquí la supremacía china cobra importancia: su capacidad de reacción, su influencia en diversos OO. II. y su poderío económico le permiten negociar e influir en los demás países de la región, los cuales son muy dependientes del comercio chino.
La anarquía que reina en el sistema internacional solo fomenta la desconfianza y la posibilidad constante de guerra. El dilema de seguridad de la política internacional nos dice que el aumento excesivo de poder de una Nación podría ser considerado como una provocación por el resto. El accionar de China en el Indo-Pacífico es una clara muestra de esto y por ello el gasto militar en el Sudeste asiático aumentó 57% entre 2006 y 2015, demostrando que los países asiáticos comienzan a desconfiar de China.
El papel de Estados Unidos
Históricamente, EE.UU. ha promocionado por todo el mundo los principios del liberalismo. Sin embargo, desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2016, esto ha sido desplazado por la agenda interna norteamericana (“América First”). Pero el temor estadounidense a perder su hegemonía global ha permitido que se involucre aún más en este conflicto argumentando la defensa de “la libertad de navegación”.
En julio de 2020, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, declaró que su país consideraba ilegales a la mayoría de los reclamos territoriales chinos: “Los reclamos de Beijing sobre recursos offshore sobre la mayor parte del mar de la China Meridional son completamente ilegales. Beijing no ha ofrecido ninguna base legal coherente para su reclamo de ‘la línea de los nueve puntos’ en el mar de la China Meridional, desde que lo anunció en 2009″.
Sin embargo, en 2019, el Centro de Estudios de Estados Unidos de la Universidad de Sídney realizó un informe donde argumentaba por qué el país del Norte ya no poseía una superioridad absoluta en el Indo-Pacífico. Las guerras en Medio Oriente, la austeridad presupuestaria y la falta de inversión en capacidades militares más avanzadas son algunas de las causas. Los déficits crecientes y su gran deuda pública comenzaron a afectar el presupuesto federal destinado a Defensa. Entre 2011 y 2018, el gasto total en Defensa nacional se redujo un 21% en términos reales.
En este sentido, James Fanell, exDirector de Inteligencia de la Sexta Flota de Estados Unidos, realizó un informe en 2018 ante el Congreso en el cual detalló cómo China se encontraba desarrollando una armada dos veces más grande que la norteamericana. Notificó que China tenía desplegados 330 buques y 66 submarinos, contra 211 buques y 72 submarinos de EE.UU. Pero, según la investigación de Fanell, China llegaría a la increíble cifra de 450 buques y 99 submarinos para el año 2030.
Los problemas de China
Pese al gran poderío chino, debemos marcar los grandes problemas que este país afront.
1-China posee casi 1.400 millones de habitantes, más del 18% de la población mundial. En los últimos años, los nacimientos han disminuido notablemente, cayendo la tasa de natalidad a su nivel más bajo desde la formación de la República Popular de China. En 2019 fue de 10,48 cada 1.000 personas (en Argentina fue de 17,02). La población envejece años tras año y la cantidad de jóvenes no es suficiente para remplazar a las antiguas fuerzas laborales.
2-El crecimiento chino se basa en las inversiones, las cuales generaron un increíble aumento de dos dígitos durante muchos años. En 2009, la inversión representaba un 44% del PBI. En las economías dependientes de la inversión se suelen generar enormes deudas. En 2008-2009 se dio un plan de estímulo que cuadruplicó el nivel de deuda hasta llegar a los US$ 28 billones, un 282% del PIB. Hoy su deuda llega casi al 310% de su PIB. El alza de la deuda, la guerra comercial con EE.UU. y la corrupción dentro del Partido Comunista han afectado ahora gravemente la inversión, disminuyendo los ingresos.
3-La política expansiva implementada por la crisis del 2008 (aumento de la oferta de dinero y la expansión del crédito con bajas tasas de interés) ayudó a superar la crisis, pero también generó una burbuja especulativa en inversiones de activos fijos y bienes raíces. Las constantes emigraciones de la población a la costa Este y Sur (centros económicos) y la ausencia de un sistema financiero avanzado también alentaron la demanda de viviendas y desencadenaron una burbuja inmobiliaria (los precios de las viviendas se han duplicado en la última década). Además, el gran éxodo rural a las grandes ciudades originó graves problemas medioambientales. La población urbana china, que a principios de los 2000 era del 30%, hoy llega al 56%.
El crecimiento de China, en los últimos 30 años, en todos los rubros casi no tiene precedentes. Sin embargo, han quedado detallados los numerosos problemas que los gobernantes chinos deberán resolver, tanto a nivel interno como externo, para que su país logre imponerse en el Mar Meridional y se convierta en la hegemonía indiscutida de la región.
Damián Cichero