Erdogan declara la guerra a los árabes



El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, sigue insultando y amenazando a los árabes, en concreto a los que viven en el Golfo.

Son muchos los árabes preocupados por las amenazas de Erdogan contra sus países y por las injerencias del islamista turco en los asuntos internos de los mismos. Al punto de que ya hay quien dice que ha llegado la hora de plantarse y poner fin a las “maléficas” maquinaciones erdoganitas contra los países árabes.

En los últimos días, multitud de árabes han condenado en las redes sociales y otras plataformas las más recientes ofensas y amenazas de Erdogan contra sus países.

“Hace nada, algunos países de nuestra región no existían, y quizá tampoco existan en el futuro”, clamo Erdogan el pasado día 1 ante los legisladores turcos. “Pero, si Dios quiere, nosotros alzaremos eternamente nuestra bandera en la región”. Todo parece indicar que Erdogan estaba aludiendo a Arabia Saudí, Emiratos, Omán y otros países del Golfo.

En la apertura de la 27ª legislatura del Parlamento de su país, y al comentar la muerte del emir de Kuwait, jeque Sabah al Ahmad al Sabah, Erdogan dijo que se trataba de un líder “diferente, sensato, sabio, a diferencia de los gobernantes de algunos países de la región, cuyas decisiones no se ajustan a la razón, la lógica y la justicia”.

Estas palabras de Erdogan provocaron una oleada de protestas y condenas en los Estados del Golfo, donde se las consideraron “hostiles” y “una declaración de guerra contra los árabes”.

 De hecho, hay árabes que andan preguntándose si Erdogan planea derrocar regímenes árabes.

Incidiendo en que Erdogan publicó un vídeo con sus declaraciones en su cuenta en árabe de Twitter, en un intento explícito de mandar una advertencia a los árabes, el analista político saudí Abdel Hamid Yahia escribio:

Lo posteó en su cuenta árabe y con traducción al árabe. Es, como mínimo, una declaración de guerra.

Yahia y otros comentaristas árabes afirman que Erdogan “tiene un proyecto de hegemonía e influencia que evoca el de Irán, aunque difieren en las herramientas y los métodos de ejecución”. “Mientras Irán recurre al sectarismo por medio de sus milicias y peones, Turquía utiliza otros instrumentos, el más importante de los cuales es el islam político representado por los Hermanos Musulmanes”, refiere el diario en lengua árabe son sede en Londres Al Arab.

Turquía ha estado años ejecutando sus planes en secreto, pero ahora empieza a revelar su verdadero rostro en público. Dada su crisis económica y los contratiempos que está experimentando en el exterior, a Erdogan no le queda otra que huir hacia delante.

Turno para el analista político saudí Muncer al Sheij Mubarak:

Puede que octubre sea el punto de inflexión en lo relacionado con Erdogan. Sus claras amenazas requieren que los Estados del Golfo tomen medidas contundentes contra Turquía y rompan relaciones con ella. ¡Cierra la boca, Erdogan!

Adheya Ahmed al Sayed, presidenta de la Asociación de Periodistas de Baréin, comento que las amenazas de Erdogan contra los Estados del Golfo deberían considerarse “un mensaje para todos aquellos que andan engañados con él. Sus amenazas contra nuestro país son claras y no pueden ocultarse”.

Dos populares hashtags en Twitter reflejan el creciente descontento árabe ante las intenciones y amenazas de Erdogan: “Los árabes son una línea roja que no debería traspasarse” y “Erdogan amenaza a los árabes”.

Usuarios golfeños de las redes sociales han acusado a Erdogan de tratar de acrecentar su popularidad “afrentando a los países del Golfo y exhibiendo desdén hacia los árabes”.

El pensador egipcio Magdi Jalil, presidente del Foro por la Libertad de Oriente Medio, ha escrito que Erdogan está “siguiendo los pasos de Irán reclutando extremistas para su peligroso proyecto expansionista”. “Es un tipo peligroso para el planeta”, ha añadido.

El escrito saudí Abdulá al Otaibi sostiene que Erdogan está enviando “mercenarios” a Siria, Libia e Irak para demostrar que es el nuevo califa otomano. “En Siria, Turquía se presenta como defensora y salvadora del pueblo sirio frente a su Ejército y sus dirigentes políticos”, afirma; y agrega:

Pero ha quedado claro que el objetivo de Turquía era controlar el norte de Siria y convertir a los jóvenes sirios en un ejército de mercenarios al servicio de las ambiciones expansionistas turcas en los países árabes. Turquía ha intervenido con sus fuerzas armadas en el norte de Irak con la excusa de perseguir a militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán. Turquía ha violado las soberanías iraquí y libia a la vista de todo el mundo. Irán y Turquía extienden el caos en los países en los que se inmiscuyen y apoyan el terrorismo, despliegan milicias y trasladan mercenarios.

El escritor egipcio Emil Amín ha descrito a Erdogan como un “alucinado” y como “el malo de la región”, y afirmado que está “ocupado al máximo con sus invasiones y su sueño de reinstaurar el Imperio otromano”. Su colega emiratí Abdel Rahman al Naqbi ha escrito sobre las “sucias añagazas” de Erdogan para desplazar el foco de sus problemas internos. “Apenas pasa una semana sin que salga con fieras declaraciones que contienen amenazas directas o implícitas contra los Estados del Golfo y Egipto”, afirma; y añade:

Esas manifestaciones constantes revelan el alcance del malestar y los desafíos que afronta en Turquía, especialmente en el ámbito económico. Esa vieja maniobra política de distraer al pueblo turco del fracaso de sus gobernantes a la hora de solucionar los problemas del país se sigue utilizando de una manera ridícula. Semejante despropósito no es propio de un político convencional, y menos aún que el presidente de un Estado islámico insulte y amenace a países musulmanes.

El analista político saudí Abdulá Frraj al Sharif sostiene que Turquía e Irán se han convertido en los países más hostiles a Arabia Saudí. “Hacerles frente es una obligación”, sentencia; “son hostiles a Arabia Saudí por razones incomprensibles”.

El escritor saudí Mohamed al Said compara a Erdogan con el exdictador libio Muamar Gadafi. “Erdogan se cree que es el dueño de la región”, afirma, y tacha de ignorante e iluminado al presidente turco.

Los mensajes que manda a los países y pueblos de la región confirman más allá de toda duda razonable que estamos ante un nuevo Gadafi. Lo que está haciendo Erdogan es desmontar, piedra a piedra, los fundamentos y valores del Estado turco moderno.

El saudí Abdelaziz Razán, del Centro de Estudios Arabo-Rusos, ha instado a los medios internacionales a exponer los “crímenes” erdoganitas contra los árabes.

Han de exponerse sus crímenes contra los pueblos árabes, como sus matanzas contra el pueblo sirio y contra los kurdos del Kurdistán, así como su violación de la soberanía de Libia, a donde ha enviado mercenarios sirios.

Estas reacciones contundentes ante las desdeñosas palabras de Erdogan muestran que los árabes ya comprenden que es a Erdogan y a sus amigos iraníes a quienes tienen que temer. Erdogan y sus conexiones iraníes representan la auténtica amenaza para su seguridad y estabilidad.

Así las cosas, puede que sean más los países árabes que sigan la estela de Emiratos y Baréin y firmen acuerdos diplomáticos con Israel [nota del traductor: este artículo está escrito antes del anuncio del acuerdo entre Israel y Sudán]. El Estado de Israel es un poderoso aliado estratégico que puede ayudar a los países árabes a impedir que Turquía e Irán sigan contagiando el terrorismo por todo Oriente Medio.

 Gatestone Institute

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