El 27 de octubre de 1938 las autoridades alemanas comenzaron a arrestar y deportar sin miramientos y de forma brutal habitantes judíos del Reich que poseían ciudadanía polaca. La razón inmediata de esta medida era un decreto del Ministerio del Interior de Polonia del 6.10.1938 relativo al control y la aprobación de pasaportes de ciudadanos polacos residentes en el extranjero.
El decreto prohibía el regreso a Polonia de toda persona que no renovara su pasaporte hasta el 29 de octubre de ese año. Los arrestos se realizaron en horas de la noche, sin que se diera a los detenidos la posibilidad de despedirse de sus familiares o arreglar sus asuntos personales.
Estos fueron conducidos, por tren o a pie, de a uno o en grupos, a la frontera polaca y obligados a cruzarla de forma ilegal, mientras los centinelas alemanes los “alentaban” a apurar el cruce por medio de disparos al aire.
Hasta el 31 de octubre llegaron a Zbaszyn 5.799 deportados judíos, a quienes las autoridades polacas prohibieron abandonar la ciudad. Esto se hizo pensando que la concentración de los deportados en las cercanías de la frontera forzaría en definitiva a los alemanes permitir el regreso a sus hogares en Alemania.
Sin otra alternativa los expulsados se concentraron en un terreno baldío, en la estación ferroviaria y en las calles. Al principio recibieron alguna ayuda –agua y un poco de alimentos– de los habitantes del lugar, que respondieron al llamado del alcalde de ofrecer ayuda a los deportados.
El 30 de octubre comenzó a llegar asistencia de Varsovia, en especial del Joint, por medio de sus representantes Emmanuel Ringelblum e Itzjak Gitterman. Se formó una comisión de asistencia y un campamento en edificios del ejército y de un molino de harina perteneciente a un judío del lugar de apellido Gzrybowski. Al alargarse las discusiones con los alemanes, las autoridades polacas comenzaron a conceder autorizaciones de salida de la ciudad.
Algunos de los deportados recibieron ayuda de familiares y de comunidades judías y permanecieron en Polonia, otros lograron emigrar y parte de los jóvenes se dirigió a granjas de entrenamiento agrícola del movimiento juvenil “Hejalutz”
YAD VASHEM