Pocos conflictos tan cortos han tenido consecuencias tan grandes y duraderas.
Hace medio siglo, entre el 5 y el 10 de junio de 1967, Israel se enfrentó en tres frentes a los ejércitos de Egipto, Siria y Jordania propinándoles una derrota fulminante.
El conflicto, conocido desde entonces como la Guerra de los Seis Días, transformó el tablero geopolítico de la región y muchos de sus efectos aún se sienten.
«No fue un evento cualquiera. Esa guerra transformó Medio Oriente porque tuvo un impacto significativo en la política en el mundo árabe, en Israel, en la implicación de Estados Unidos en esta región del mundo», explicó a BBC Mundo Kenneth Stein, profesor de Historia de Medio Oriente y Ciencia Política en la Universidad Emory, en Georgia (EE.UU.).