Varias tumbas del centenario cementerio de Grand Rapids, perteneciente a la comunidad conservadora Congregación Ahavas Israel, apareció ayer pintado en rojo con las palabras “Trump” y “MAGA”, sigla de «Make America Great Again» (Hagamos grandes a los Estados Unidos de nuevo).
El grafiti se produjo días antes de las elecciones presidenciales y a poco del acto de cierre de la campaña del presidente Donald Trump, que justamente se llevó a cabo en esa ciudad del oeste del estado de Michigan, uno de los que parece clave para decidir al ganador.
Fue «el fin de semana de Halloween y nada había pintado con aerosol que indicara algo específicamente antisemita», así que «quienquiera que haya hecho esto pudo haber sabido o no que se trataba de un cementerio judío; no quiero convertir esto en un incidente definitivo» de judeofobia porque «no sabemos si lo fue», aclaró un cauto rabino David Krishef.
«Definitivamente fue vandalismo de naturaleza política, pero no tenemos razones para llamarlo antisemitismo porque no había símbolos en las lápidas»; de todos modos, “nos lo tomamos en serio porque es un cementerio judío y no hubo otros camposantos o edificios comunitarios de la zona vandalizados al mismo tiempo», coincidió un poco más perspicaz la directora regional de la Liga Antidifamación en Michigan, Carolyn Normandin, quien prometió que investigarán el hecho.
De momento, tampoco puede descartarse que los perpetradores hayan sido detractores de Trump que pretendieron dañar sus chances de reelección.
Krishef destacó que fue la primera vez que profanaron ese lugar, que su comunidad tiene 125 años y 120 miembros y que en esa ciudad de 200.000 habitantes viven poco menos de 1.000 judíos.
Hace un año, el reformista Templo Emanuel de Grand Rapids fue vandalizado por un grupo extremista que dejó carteles neonazis.
Y la semana pasada fue arrestado el líder de una agrupación supremacista que había destrozado otra sinagoga de Michigan.
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